Un poema

Carlos Esteban González

A Vicente Huidobro

No hay más que vida
¿y qué otra cosa puede haber?
No son más que hombres
¿y qué otra cosa pueden ser?

Lo son, lo son, lo son
Lo sé, lo sé, lo sé
….

Poeta, he ahí tu paracaídas, maravilloso como el imán del abismo.

Un mar callado
Una luz roja
Un suspiro acabado
Un acantilado azul
Una nube violeta
Una inhalación rota
Un grano común
Una roca individual
Un corazón esperando
Una escama coloreada
Una estrella ardiendo
Un globo ocular
Un horizonte lejano
Un suelo soportando
Un hombre mirando

Lo son, lo son, lo son
Lo sé, lo sé, lo sé

La representación de un mundo en cada segundo en los que sucede la caída.
El inagotable atraer que la ignorancia trae como libertad de una voluntad que
olvida la necesidad del salto.
La simple calma que deja el conocimiento de que el único poder que queda es el
confuso control de la velocidad y el insano tentar de la idea de cruzar el abismo.
Juguetes de una psique que entretiene su tiempo en maravillarse por el mecanismo
de varillas y tela de su paracaídas.
Silencio del que cree sin sentido su viaje desde el vientre de la madre.
Lo son, lo son, lo son lo sé, lo sé, lo sé

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