tag:blogger.com,1999:blog-23505146330968138142024-03-04T20:09:04.521-08:00Así vivimos y así gritamos.Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/09885309966538147479noreply@blogger.comBlogger314125tag:blogger.com,1999:blog-2350514633096813814.post-11794590703764703192016-06-30T10:36:00.002-07:002016-06-30T10:36:24.557-07:00Nº39<div style="text-align: center;">
Junio de 2016</div>
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<u>Nota editor.</u><br />
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El despertar de una noche convulsa que comenzaba con la indudable certeza de<br />que nadie es capaz de dormir con este calor; la certeza que hace aguas en el sudor que<br />acumulaba el hoyuelo que la piel da lugar justo encima del final de la espina dorsal; la<br />tranquilidad de ocultar la ropa dispersa de abrigo en el desván celoso de la niñez; el hastío<br />manchado del rencor a uno mismo por la falta de predicción, sentido al subir la escalera<br />metálica que se despliega abriendo el hueco que el desván al ayer deja adivinar; el calor<br />que vuelve tan sólo para recordarnos a todos que nadie le dice cuando marchar, cuando<br />volver para derribar.<br />
<br />Constantes que se repiten en el verano, que siempre había sido la felicidad cubierta<br />con el manto etéreo que presentan las estaciones, que se aparece ahora como otro giro<br />más. La vida se asemeja a una rueda en la que sólo aquellos que alguna vez la vieron<br />parada pueden adivinar los radios gemelos. El trabajo, al igual que su ausencia, marca el<br />devenir del tiempo. Segundos que se agolpan en la espalda del que da la vuelta y todo lo<br />ignora, que gritan e insultan golpeando la puerta exigiendo ser escuchados, tomados uno<br />a uno; que exigen que la vida se postre ante ellos. Pero el hacer y el descanso se confunden<br />entre sí hasta tal punto que su agente se convierte en espectador, olvidando cuál de las<br />dos actividades daba sentido a su vida.<br />Treintaynueve nada más. Que disculpe la vida esta crónica que aún grita.Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/09885309966538147479noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2350514633096813814.post-21898640908544419732016-06-30T10:35:00.003-07:002016-06-30T10:35:32.792-07:00ARENGA AL VOTO<div style="text-align: right;">
<b> Carlos Esteban González</b></div>
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Sí, les animo a ir a votar, como les podría animar a ir al teatro o a un buen concierto<br />o a un colorido recital de poesía. Muy bien, dirán ustedes. Muchos incluso pensarán, yo<br />igualmente iba a ir a votar. Para ellos ofrezco material para la reflexión, siempre útil.<br />Pero, ¿qué hay para aquellos que no quieren ir a votar? Para mí esa es una sensación<br />conocida. Como muchos sabrán, y otros descubren ahora, soy muy joven. Me sobran<br />dedos en una mano para contar las veces que he tenido la oportunidad de ejercer mi<br />derecho al voto. Sin embargo, la política me atrae desde antes de que pudiera participar<br />en ella.<br />
<br />Al inicio, no era para mí más que aquello que en ocasiones motivaba a los adultos,<br />les hacía hablar, juntarse, enfrentarse. Los diferentes partidos asemejaban su popularidad<br />con aquella que encuentran los equipos de fútbol entre sus hinchas. Ser de no sé quién<br />conllevó para mí un enorme y estructurado prejuicio, que había significado para quienes<br />no eran de no sé quién un montón de cosas por lo general negativas. Si siguiéramos mi<br />temprano juicio, esta aparente semejanza podría llevarnos al error de pensar que, como<br />puede ocurrir con los hinchas, los partidos políticos también son algo ajeno a quien los<br />sigue. Un argumento recurrente de aquellos que no disfrutan del fútbol es señalar que el<br />equipo al que idolatra no le da de comer, cuando algún entusiasta de este deporte se les<br />aparece como molesto o violento. Dicho así puede parecer un argumento trivial, pues, es<br />una verdad ampliamente conocida, pero, esconde una cierta complejidad. Cuando alguien<br />realiza esa afirmación busca expresar al otro que comprende su afición por su equipo,<br />aunque no la comparta, pero que no comprende que, por ejemplo, ponga en peligro su<br />integridad física o afectiva por ella. Cree hablarle desde la voz de la razón y confía en<br />recordarle aquello que necesita para recuperar la cordura: que ni su vida depende del<br />equipo, ni el equipo depende de que le dedique su vida. Pero, aunque podamos coincidir<br />en que lo que hagan o no hagan los partidos políticos repercute en nuestra vida de una<br />forma que nunca estará al alcance de ningún equipo de fútbol –alejemos de nosotros, así,<br />un futuro surrealista-, ¿es esto lo que piensa el grueso de los votantes españoles?<br />
<br />Creía que era una conciencia ya superada, pero aún hoy podemos escuchar a quién<br />ante una injusticia de magnitud social, en la que diferentes decisiones políticas participan <br />
<a name='more'></a>como variables principales, trata de alcanzar a comprender el porqué de tal suceder y se<br />contesta diciéndose: eso es política. Sin concentrarnos en analizar casos concretos, parece<br />que lo que motiva esta afirmación es la idea de que los intereses políticos son diferentes<br />de los intereses que podamos tener nosotros. Y no sólo diferentes, como pueden serlo<br />nuestros intereses y los de nuestro vecino o los de nuestros amigos, sino también opacos,<br />desconocidos. Desde esta perspectiva, si uno observa el panorama político actual, puede<br />parecerle que descubre, por ejemplo, que estos últimos meses de gobierno en funciones,<br />así como la repetición de las elecciones este próximo domingo, se deben sólo a los<br />problemas derivados de los enfrentamientos entre los intereses de los diferentes partidos<br />políticos política. Pero, ¿qué quiere decir esto? Quiere decir que el inmovilismo de la<br />mayoría de los partidos frente al hecho de que, como se dice, no tengamos gobierno, no<br />se debe sólo a la dificultad del cambio político que vive este país, o que representa un eco<br />de la situación política nacional, sino que más bien radica sólo en los intereses privados<br />de los partidos. Entonces, comprendemos que el hecho de que no tengamos gobierno se<br />debe a la no resolución de un conflicto de intereses privados y pertenecientes a esa esfera<br />ocupada por los partidos políticos; la política en sí. ¿Qué son, desde esta perspectiva, los<br />intereses políticos? Nada más, al parecer, que los intereses de los partidos. Así, como nos<br />dicen en este nuevo tiempo de campaña, no se puso fin a este largo hiato con un «gobierno<br />de cambio» por el ego de éste, por las demandas del otro, por las líneas rojas, etc.<br />
<br />Si nos sumergimos aún más en esta postura, la política se nos aparece meramente<br />como una interminable lucha de egos en la que los damnificados suelen ser aquellos que<br />están al margen: los ciudadanos. Los niños de la rosa no jugaron con los niños de la<br />berenjena porque estos últimos dijeron que querían ser capitanes del patio y que su prima,<br />la que muerde, fuera la princesa de su casa; los niños del babi azul se enfadaron con todos<br />los demás, que les ignoraban chillando y correteando burlonamente, porque la profesora<br />les había elegido como encargados de la clase; los niños de la clase de la naranja no podían<br />entender por qué todos los niños de las demás clases se pasaban el día enfurruñados,<br />alejándose unos de los otros, cuando podían volver todos juntos a la escuela y seguir<br />estudiando; nadie recuerda lo que les sucedió a los niños de las clases de apoyo, incluso,<br />algunos aún se sorprenden al descubrirlos por ahí sentados comiendo arena, y se<br />preguntan dónde han estado estos niños todo el tiempo. Este ejemplo es una reducción al<br />absurdo, pero pensar así nos lleva a la conclusión de que qué más da lo que hagamos<br />nosotros, meros ciudadanos, si esto de la política no nos llega, son cosas suyas; si esto de<br />la política tampoco cambia nada, todos los políticos son iguales; si a estos de la política<br />no les importamos, mas que cuando nos cruzamos en su camino.<br />
<br />Yo no creo que ésta sea la realidad y supongo que muchos de los que «iban a votar<br />igual» coincidan conmigo, pero ¿qué pensáis quienes no pensáis en ir a votar? Os he oído<br />multitud de argumentos, desde «son todos iguales» hasta el más actual e icónico «ninguno<br />de ellos me representa». No pretendo dudar de la validez o de la racionalidad de vuestra<br />forma de pensar, simplemente trato de hacer notar que esa interminable variedad de<br />argumentos desemboca en el común y sencillo «yo no voy a votar». Quizá, a lo sumo,<br />quienes no alejen de sí toda política, sino a todo partido, consideren acudir a su mesa<br />electoral y votar en blanco, demostrando que desean ejercer su derecho a voto y a<br />participar en el reparto de escaños, pero utilizando su voz para indicar que no se<br />encuentran representados por ninguna de las fuerzas políticas que tienen a su alcance.<br />Pero estos últimos parecen siempre tener en estima tanto lo político como su participación<br />en la política, por lo tanto, para ellos no dirijo esta breve arenga.<br />
<br />Aquellos que pensáis que la política es algo completamente ajeno a vosotros he<br />de deciros que creo que tenéis razón y que, a la vez, no la tenéis. ¿Cómo es posible esta<br />superposición de situaciones tan excluyentes? El hecho parece ser que, debido como<br />sucede el mundo, tenéis la posibilidad de tener razón, incluso, frente al hecho de que no<br />la tenéis. Todos nosotros hemos nacido bajo un marco constitucional, debido al cual, se<br />nos ha considerado en el mismo momento de nuestro alumbramiento ciudadanos del<br />Estado Español. ¿Qué quiere decir esto? Reduciendo mucho el ámbito de nuestra<br />respuesta, quiere decir que todos nosotros somos miembros de la comunidad política que<br />constituye el Estado Español. Esto implica, como ya sabrán, una serie de derechos y de<br />deberes. Sin embargo, compartiendo las voces más contrarias, uno bien podría pensar que<br />como los derechos no pueden reclamarse efectivamente, es decir, no son más que papel<br />mojado, es el propio Estado quien rompe el acuerdo establecido con la ciudadanía, por lo<br />que la responsabilidad que conllevan los deberes queda disuelta. Incluso, en estos meses<br />en los que el gobierno en funciones se comprendía como ausencia de gobierno, muchos<br />han reído con disfrazada resignación las bromas acerca de que estamos mejor sin «ellos»;<br />este «ellos» al que los niños de la berenjena han colocado el cartel de «casta», ese<br />«unidos» que refiere a un «nosotros» en manifiesta diferencia. Pero, aunque<br />consideráramos legítima tal situación, el hecho es que la política no remite<br />exclusivamente a lo que acontece en y entre los diferentes partidos políticos, sino más<br />bien a todo lo que acontece en la vida pública.<br />
<br />El espacio de la vida pública en la actualidad parece abarcar o, más bien, recoger<br />todo espacio humano imaginable. Esto quiere decir, entre otras cosas, que «escapar» del<br />espacio público, es decir, alcanzar algún lugar en el que estemos completamente fuera del<br />espacio público, parece algo impracticable. No busco aburrirles con largas disertaciones<br />que apoyen esta afirmación, pero sí creo conveniente compartir con ustedes un argumento<br />que siempre ha llamado mi atención. Uno puede pensar, por ejemplo, que como el espacio<br />público aparece entre los humanos, si me voy allá donde no disfrute de su compañía habré<br />salido con éxito de él. Sin embargo, como una vez con mucha lucidez me indicaron, ese<br />uno que escapa nació en una situación en la que gozaba de la compañía de los otros y esa<br />condición dibujó su identidad de tal manera que él mismo la construyo en relación a los<br />otros, por lo que los otros suponen algo indivisible de él. En definitiva, si uno se va al<br />desierto, se lleva a los otros con él.<br />
<br />El espacio público se organiza a través de la política, es decir, aquellos entre los<br />que aparece este espacio se organizan en él a través de la política. Cualquiera con algo de<br />memoria histórica sabrá que las formas de organización políticas han sido muy variadas<br />y que todas ellas, sin excepción, han comenzado sobre las formas inmediatamente<br />anteriores y han servido hasta que otras nuevas las han superado. Sea como fuere, ahora<br />en este país vivimos en una monarquía parlamentaria. Hemos de comprender que, tal<br />como suceden las cosas, la mayor parte de nuestra vida ocurre en el espacio público y<br />que, en la manera en que todo aquello con lo que tenemos contacto nos condiciona, cómo<br />suceda este espacio influye en cómo sucede nuestra vida. Por ello, no tomar parte de una<br />forma activa en el espacio público implica delegar en los otros el poder de establecer y<br />decidir cómo será una de las mayores condiciones de nuestras vidas. Es decir, al no tomar<br />parte activamente en el espacio público delego parte de mi poder de decidir sobre mi<br />propia vida en los otros. Además de este hecho, hemos de considerar que tal como surge<br />el sistema democrático, una de las fuerzas que con mayor presencia condiciona el espacio<br />público, el gobierno, se constituye mediante un proceso electoral y en clave<br />representativa. Si no ejerzo mi derecho al voto, lo que hago es delegar en otros mi<br />responsabilidad de configurar el espacio público. Si no lo ejerzo, no sólo no puedo decidir<br />en quien prefiero delegar el gobierno político de la comunidad a la que pertenezco, sino<br />que además pierdo poder sobre mi propia vida. Por ello, creo que cuando uno dice que no<br />va a votar porque ni su vida le importa a los de «arriba», ni los de «arriba» le importan a<br />él, olvida que lo que hace es perder voluntariamente poder sobre su propia vida.<br />Conseguir este poder no es algo sencillo. Votar como quien apoya a su equipo de<br />fútbol en Facebook, clicando un me encanta en la foto-encuesta, porque es el símbolo<br />elegido para su equipo, responde a una servidumbre diferente: la servidumbre a los<br />medios, a los partidos, o a cualquier cosa externa a uno mismo que le ha inducido a votar<br />de ese modo. Para conseguir ese poder sobre uno mismo es necesario que el acto de votar<br />sea un acto libre, es decir, un acto que no esté determinado nada más que por uno mismo,<br />del que uno pueda sentirse responsable y en el que uno pueda reconocerse. Por ello,<br />considero que es necesario comprender qué significa un voto, qué representan las<br />opciones que están a nuestro alcance y qué relación hay entre ambas cosas.<br /><br />
Ya saben que para votar es necesario acudir a su colegio electoral con el D.N.I.,<br />después de haber comprobado la corrección de su inclusión en el censo y que, si desean<br />no realizar un voto nulo, han de seguir las instrucciones, votando con el sobre blanco para<br />constituir el congreso y con el sepia para constituir el senado. Pero mucho me temo que<br />este no es más que el primer paso. Les insto a que comprueben, si no lo han hecho ya,<br />cuál es el programa de cada partido y a que se formen una opinión propia acerca de cada<br />uno y del panorama político actual. Todo ello no tiene como objetivo que cada uno de<br />ustedes esté en posición de optar al congreso, ni mucho menos, sino, más bien, que estén<br />en posición de poder elegir por sí mismos entre las opciones con las que todos contamos.<br />Luego, por ejemplo, pueden consultar qué hace cada cámara, cuáles son sus retos y qué<br />papel tiene cada una en el escenario político en el que nos encontramos. Este ejercicio<br />aparece como conveniente en todo momento de la vida adulta de cualquier ciudadano.<br />No sé si habré hecho un buen papel, o si éste papel es ahora necesario. Pero sí creo<br />que deberían ejercer su derecho al voto y comenzar a creer en el hecho de que cuando<br />hablamos de política hablamos de la organización de las formas en las que sucede el<br />espacio público y que, dada la pertenencia de todos a tal espacio, si uno quiere ser dueño<br />de sí no puede obviar la influencia de lo público en su vida.Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/09885309966538147479noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2350514633096813814.post-48390357991327743652016-06-30T10:31:00.002-07:002016-06-30T10:31:41.557-07:00DISGRESIONES DE IZQUIERDAS<div style="text-align: right;">
<b> Eduardo Gutiérrez Gutiérrez</b></div>
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<b>De la izquierda y la juventud.</b><br />
<br />No hay compromiso más puro que el que brota de la relación entre la izquierda y la<br />juventud. Izquierda como idea y proyecto de cambio y juventud como agente realizador<br />de esa idea.<br />
<br />Ser joven es ser revolucionario: la revolución comparece como línea de falla producida<br />en el choque entre dos generaciones. Hay formas objetivas que sirven para el progreso<br />vital de las fuerzas subjetivas de una generación que la generación siguiente hereda y que<br />no le sirve para la expresión de sus fuerzas productivas. La revolución acontece como<br />negación de lo heredado y construcción de un nuevo legado; la revolución siempre<br />significa un dar la espalda a los que nos precedieron sin negar su labor para con la<br />humanidad, sino asumiendo que aquello que nos cedieron no nos vale ahora.<br />La izquierda es el deseo de cambio; la juventud, su actitud: la izquierda en estado de<br />realizado. La izquierda cristaliza en el espíritu del pueblo cuando la colectividad, en<br />estado de autoconsciencia, expresa su ser joven, que es un ser revolucionario. Hay<br />revolución, de nuevo, cuando la juventud se confirma como estrato rector del destino de<br />la época histórica o de la comunidad en una época concreta. Consiste por tanto en la<br />superación de las formas caducas para la manifestación externa de la energía vital, que<br />siempre supone una transgresión de límites -siempre quiere más, ser-más-. Esta<br />superación radica en la propia vida como momento de conformación de su ser vida: la<br />vida se desarrolla superándose a sí misma. La juventud es portadora de la energía vital<br />libre de forma, expresándose a sí misma desde sí misma.<br />
<br />En este sentido la izquierda supone la consciencia de esta superación, cuya aplicación<br />práctica se realiza como continua trascendencia.<br />
<br />La juventud es apoderamiento de vida. Y la izquierda, estrategia para su<br />desenvolvimiento histórico.<br />
<br /><b>Del ser de izquierdas.</b><br />
<br />¿Por qué se habla de la superioridad moral de la izquierda? ¿La lucha por la igualdad, la<br />solidaridad, la justicia social o la libertad es sólo competencia de la izquierda? No lo creo.<br />Lo que es competencia de la izquierda es dotar a todos estos ideales de sentido universal<br />e inclusivo, dado que de por sí son palabras vacías, cáscaras de nuez que esperan a ser<br />conformadas y significadas. Ser de izquierdas no es luchar por la libertad, sino luchar por<br />una libertad despojada de intereses privados; es luchar por la igualdad y la justicia social<br />en España y también en Europa, en nuestro barrio y en las favelas brasileñas -coincido<br />con Sánchez cuando dice que ser de izquierdas es ser internacionalista-. Ser de izquierdas<br />es tener pretensión de universalidad para todos aquellos valores que tan ruinmente otros,<br />no sé si son los de la derecha o los de una falsa izquierda, han explotado y mercantilizado<br />hasta el absurdo.<br />
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<a name='more'></a><br />Ser de izquierdas es luchar el presente para el futuro y vuelto siempre hacia el pasado; ser<br />auténtico en tanto que proyectado hacia fuera, cuidándonos de cuanto y cuantos nos<br />rodean: estar en el mundo siendo-en-el-mundo -ser es siempre proyecto de ser-. Y es<br />también mirar hacia el pasado para encontrar allí errores y ejemplos, apoyos y<br />escarmientos. Es por ello que tiene tanto sentido hablar de que se 'es' de izquierdas: de<br />izquierdas se 'es' y no puede serse sin 'ser', sin cuidarse y sin proyectarse, sin pensar el<br />ser.<br />
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<br /><b>Del sujeto de la izquierda.</b><br />
<b> </b><br />La izquierda es, lo hemos visto, internacionalista o universalista. La izquierda protege al<br />obrero en tanto que obrero, no en tanto que individuo: el sujeto de la izquierda es sujeto<br />colectivo. Es un sujeto colectivo que tradicionalmente se dio en llamar proletariado,<br />aunque con el acelerado desarrollo de los acontecimientos durante los dos últimos siglos<br />sería necesario para el devenir futuro de la izquierda -para sus planes de liberación, para<br />su revolución, para su propuesta política de cambio- redefinir el sujeto colectivo sobre el<br />que se funda su pensamiento.<br />
<br />Es el sujeto enajenado, que vive fuera de sí porque no crea para sí, que no posee nada y<br />necesita de todo, que trabaja para otros y que viviendo para trabajar -y no trabajando para<br />vivir- vive por otros y de otros, con la conciencia puesta en otros que no soy él y que<br />piensan por él. Es el sujeto oprimido por poderes que él mismo ha creado y se le han<br />impuesto: es sujeto trágico, pero no héroe trágico. Es sujeto trágico porque crea aquello<br />que le destruye, pero no héroe trágico porque es incapaz para la acción revolucionaria. El<br />sujeto colectivo necesita del pensamiento de izquierda para convertirse en sujeto<br />revolucionario.<br />
<br />A este respecto la izquierda cobra un papel fundamental para el desarrollo histórico en la<br />medida en que se hace necesaria su aparición para que el sujeto llamado a ser sujeto<br />revolucionario -de acuerdo con sus lamentables condiciones de vida- pero todavía<br />solamente proyecto de sujeto colectivo -y es que ni siquiera posee, sin un pensamiento de<br />izquierdas que le proporcione indicios de sus lamentables condiciones de vida, conciencia<br />de clase o de grupo oprimido- se confirme y actualice como tal.<br />La izquierda en tanto que pensamiento es la condición de posibilidad para la construcción<br />del sujeto revolucionario.<br />
<br /><b>De qué es la izquierda.</b><br />
<br />Lo acabamos de decir: pensamiento, idea de cambio; ideología si como Hannah Arendt<br />entendemos el concepto tal cual se nos presenta, esto es, como la lógica de una idea. Pero<br />a diferencia de lo que piensa Arendt sobre la ideología en términos generales, la izquierda<br />es pensamiento emancipado en tanto que pensamiento emancipador y pensamiento<br />subversivo, no en tanto que emancipado con respecto a la experiencia. La izquierda es<br />pensamiento emancipado y emancipador precisamente porque es pensamiento sobre y<br />con la experiencia: el pensamiento de izquierdas piensa la realidad para la transformación<br />de la realidad. La izquierda piensa la realidad -las condiciones efectivas de existencia del<br />ser humano en un contexto histórico concreto-, y pensar la izquierda es realizar el<br />pensamiento de izquierda, esto es, practicar la teoría. Y sólo pensando la izquierda,<br />realizando la teoría, se completa en proceso revolucionario de la izquierda; son necesarios<br />el pensamiento subversivo y la conciencia crítica, pero sólo como puntos de partida para<br />la verdadera tarea revolucionaria, que es la puesta en práctica de lo pensado. La izquierda<br />sin acción revolucionaria es pensamiento utópico -utópico porque revolucionario en<br />proyecto de ser, porque deber ser que debería ser lo que es pero todavía, todavía, no es-.<br />La izquierda es conciencia subversiva de la realidad acompañada de pensamiento crítico,<br />y sólo cuando a esta representación de la realidad le sigue un programa para la acción<br />revolucionara la izquierda cumple su misión histórica: como vehículo de cambio. Y la<br />izquierda como vehículo de cambio es vehículo y expresión de la democracia, que no al<br />revés. Como dice Pablo Iglesias, "[a] quien se debe lealtad histórica no es a la izquierda,<br />sino a la democracia"; la izquierda es solamente una de las formas de expresión de un<br />deseo de cambio más profundo, de una visión radicalmente subversiva de la realidad que<br />es la democracia. La izquierda morirá, quizás, algún día, pero la democracia siempre<br />pervivirá; y allí donde haya democracia habrá posibilidad de cambio.<br />
<br />La izquierda es una forma de pensamiento que cuando se institucionaliza tiende a<br />cristalizarse y a perder su fuerza de cambio. La democracia, a diferencia de la izquierda,<br />es pensamiento que sólo en su institucionalización se vuelve efectivo. La izquierda tiene<br />la tarea de introducir el pensamiento democrático en las instituciones pero, una vez allí,<br />dejar paso a la democracia y morir como sistema de izquierdas. Si la izquierda no ha<br />triunfado verdaderamente o si ha fracasado en sus intentos de cambio es porque no ha<br />sabido leer correctamente su papel para la democratización de las instituciones, que es la<br />democratización del espacio público y, por ende, de la vida social y política. Un espacio<br />público democrático y democratizado sólo es posible a través de la izquierda como<br />vehículo de expresión capaz de propagar el pensamiento de cambio en las actuales<br />condiciones históricas.<br />
<br />Como señala Juan Carlos Monedero, la izquierda es un aire de familia al estilo<br />wittgensteniano: no hay personas de izquierdas, sino ideas, programas, acciones de<br />izquierdas. La persona de izquierdas, igual que la institución de izquierdas, consiste en<br />una cristalización de la izquierda en la que toda la fuerza y el sentido del pensamiento de<br />izquierdas han sido anulados.Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/09885309966538147479noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2350514633096813814.post-79735563722817502142016-06-30T10:28:00.001-07:002016-06-30T10:28:30.302-07:00LA REALIZACIÓN<div style="text-align: right;">
<b>Zambo</b></div>
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Como nunca fui alto ni delgado todos los recreos me quedaba sin jugar al baloncesto. Yo<br />quería jugar al baloncesto. No me dejaban. Era negrito y eso tendría que haber bastado,<br />pensaba, pero me decían «los gorditos no juegan al basketball» (en aquel momento decir<br />basketball quedaba bien, hoy ya no). Entonces decidí que lo mío era el fútbol, todo estaba<br />de mi parte: también era argentino. Estaba destinado a ser el nuevo 10.<br /><br />
- Hola chicos ¿puedo jugar?<br /> - Si cómo no.- al parecer el fútbol es un deporte más abierto – Chicos, ya tenemos<br /> arquero.<br />
<br />Sonreí, pero luego me dijeron que yo era el arquero. Bueno, por hoy pasa. Mañana otra<br />vez que si podía jugar, al arco me volvieron a decir. Entonces deduje que por alguna razón<br />ajena a mi entendimiento yo tenía que ser el arquero. Después de unos días mi amigo<br />Chencho me dijo que yo era arquero porque estaba gordo y me entró como la vergüenza<br />y entendí qué significaba eso tan complejo que es tener complejos. No volví a jugar al<br />baloncesto ni al fútbol. Antes voy a adelgazar y a ponerme guapo, que todos los jugadores<br />de baloncesto y de fútbol son guapos. Me voy a correr le dije a mamá, y ¿por qué hijito?,<br />no sé mamá me voy a correr. Al día siguiente de correr me sentí como el día que me caí<br />de la bici, allá por el monte. Entonces me dije que lo mío son los estudios. Miré a los<br />chicos estudiosos, muy poquitos jugaban al fútbol o al baloncesto y eran malos y algunos<br />estaban gordos. No tenía dudas: voy a ser estudioso. Llegaron los exámenes y me salieron<br />mal, pero era estudioso, no sé qué me pasó. Mamá: cómo que qué te pasó, no estudiaste<br />un carajo, y me cacheteó. Yo: pero si ya no juego ni al fútbol ni al baloncesto y soy malo<br />y-y-y (me dolía el cachetazo y estaba como llorando) y casi no hablo con nadie. Mamá<br />dejó de decir cosas. Me pegó otra cachetada y se fue a hacer la comida. Con el dedo me<br />hizo que no. No comí espaguetis con albóndigas. Lloré, pero no comí. Y ¿qué le hago?,<br />pensé, ¿qué puedo ser? Mi amigo Chencho me dijo que no sabía. Qué es eso que llevas<br />en la mano, le pregunté, un pucho y que cómo funcionaba, chupás y soplás. Entonces me<br />dije que iba a ser chupador y soplador de puchos. Encontré algo que me gustaba y que<br />hacía bien, y además la gente me empezó a mirar distinto como si yo jugara bien al fútbol<br />o al baloncesto. Después me hice más grande y en clase de filosofía nos hablaban de la<br />realización, decían, de la realización personal. Al principio no entendí, pero después me<br />di cuenta de lo que era, levanté la mano y le dije a la profe, profe yo estoy realizado, ¿a<br />sí? ¿Cómo lo hiciste? Chupando y soplando puchos.Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/09885309966538147479noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2350514633096813814.post-76184965873380466372016-06-30T10:26:00.005-07:002016-06-30T10:26:56.452-07:00EL DESEO ENAMORADO Y CUATRO POEMAS DEDICADOS<div style="text-align: right;">
<span style="font-size: small;"><b>Ernesto Rodríguez Vicente </b></span></div>
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<br /></div>
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<span style="font-size: x-small;"><b>Octavio Paz</b><br /><i>Las masas humanas más peligrosas son aquellas<br />en cuyas venas ha sido inyectado <br />el veneno del miedo... del miedo al cambio.</i></span></div>
<i></i><br /><u>El deseo enamorado.</u><br />
<br />Bajo las luces de la ciudad, en los cruces de caminos, en las casas abandonadas,<br />en los soportales, en las paradas de autobús, en las montañas, en los escenarios, en el<br />mar, en las azoteas, en el desierto, entre la muchedumbre y hasta en el cementerio, el<br />deseo recorre las tácitas líneas del tiempo y con la vehemencia de un roedor, invade<br />infinitas esencias encerradas en distintos cuerpos. De su inabarcable expansión,<br />vanamente contenida por la imaginación de los hombres, se abren nuevas e inevitables<br />vías de crecimiento, cuyo desarrollo provoca funestas obstrucciones en el corazón<br />humano. Dichas obstrucciones son lo que conocemos como miedos o, digamos,<br />prejuicios, los cuales no necesariamente son un impedimento para el ejercicio de la vida.<br />Si bien es cierto que la vida está llena de cambios, generados por el deseo, y que aceptar<br />esos cambios tal y como son podría ser la forma ideal de vivir sin preocupaciones, pero<br />la verdad es que no podemos desechar el miedo porque sin su actuación podríamos llegar<br />a perder literalmente la cabeza.<br />
<br />Para explicar esto creo necesario describir cómo se realiza el acto de amar. Para<br />empezar hablemos de <i>amar como construir</i>, digamos <b>el amor artificial</b>. Amar en este<br />sentido conlleva sufrimiento, un sufrimiento producido en el pensamiento, ya que pensar<br />deliberadamente es tratar de saber qué y cómo amar, y esto no es una fácil tarea. Sufrimos<br />por el reflejo de lo que se ha construido o se va a construir, por tanto se puede sufrir por<br />el Otro en la medida que éste se refleja en nosotros. El hombre solo es feliz cuando ama,<br />no poder amar (construir) es ser infeliz, es decir, causa generalmente infelicidad. Amar la<br />infelicidad consiste en restringir la potencialidad hasta el punto de querer suicidarse; para<br />dejar de ser infeliz se destruye o se aleja del pensamiento <i>un poder amar, construir</i> (que<br />no sabemos o no queremos realizar), o se logra seguir amando el mismo objeto potencial<br />gracias al pensamiento. Cuando el deseo se enamora, el sujeto pierde su integridad para<br />convertirse a la del Otro: construye, sin tener nada más en cuenta, en función del objeto<br />de su deseo, que puede ser animado o inerte. El deseo busca el cambio y el miedo busca<br />mantenerse. Cuando el deseo se enamora, se pierde el miedo. Y cuando el miedo se<br />enamora, se pierde el deseo y se construye a partir del miedo: se construye para mantener.<br />Por ende, amar artificialmente consiste en construir para cambiar o para mantener, se sea<br />o no consciente de esa finalidad. Pero, según mi opinión, amar bien no es saber amar<br />artificialmente en todas las posibilidades, sino saber amar para mantener o para cambiar,<br />y también, saber elegir el sentido o la finalidad por la que se ama. El otro tipo de amor se<br />define por la sentencia amar es admirar, lo que yo llamo <b>el amor natural</b>. El amor natural<br />es independiente, cualquier cosa puede ser objeto de admiración; amar naturalmente solo<br />es prestar atención a algo concreto o abstracto, por ello, el amor natural es algo que se<br />realiza siempre y no puede generar sufrimiento, pues el sufrimiento es un objeto del amor<br />natural. Amar bien es, entonces, saber amar artificialmente aquello a lo que dedicamos <br />
<a name='more'></a>una especial admiración. El enamoramiento es como el fanatismo, transforma el amor<br />natural en artificial, es decir, hace que <i>admirar</i> pase a ser <i>construir</i>, lo cual permite que<br />el miedo o el deseo se confundan y se pierdan el uno al otro, de esta manera es como el<br />hombre se vuelve incapaz de amar bien y en su corazón se producen las verdaderas<br />obstrucciones que debemos aprender a evitar.<br />
<br />
<br />
<br />
<br />
<br /><span style="font-size: x-small;"><b>Friedrich Hebbel</b><br /><i>Cualquier cosa que el hombre gane debe pagarla cara,<br />aunque no sea más que con el miedo de perderla.</i></span><br /><br />
<u>Poemas dedicados.</u><br />
<br />I<br />
<br />No el amor edificado,<br />ni el ciego admirar impotente,<br />usurpador de humildes voluntades,<br />no a esa fe inclemente<br />que acaba en desierto profano,<br />no el amor edificado,<br />ni la ruina de sangre inmóvil.<br />
<br />En tus manos toma mejor<br />el cincel enamorado,<br />la pluma reflexiva,<br />y construye así el amor<br />sin sombra ni prisión<br />sobre la tumba de tu estado.<br /><br />
<br />
II<br />
<br />Tiembla en la bahía la esperanza<br />deslizando sus pies sobre la memoria,<br />recuerdas distante el tiempo de hastío<br />y el velo virginal de la mariposa.<br />-<i>¿A qué esperas?</i>- pregunta una culebra,<br />y en silencio tu lengua se reseca,<br />lames tus heridas, mas las heridas te queman,<br />miras hacia el suelo y la serpiente te contesta:<br />
<br />-<i>Mis ojos huelen tus lágrimas,<br />mi nariz contempla un suspiro<br />que se escapa de tus venas,<br />mi oído acaricia el latido<br />que en tu pecho arrecia<br />y mi lengua escucha al rocío<br />que va humedeciendo tu lengua.</i><br /><br />Entonces tus ojos se empañan<br />de joviales y perfumadas lágrimas,<br />tu nariz expira el recuerdo<br />ensangrentado entre renacientes cenizas,<br />tus orejas redirigen el viento<br />como las caracolas el pulso violentado<br />y tu lengua al fin despierta<br />responde en nombre del olvido:<br />
<br />-<i>Probé la eternidad<br />y me perdí en la noche,<br />mas hoy el sueño se ha roto<br />y en mi pecho luce otro<br />en el que ya no me puedo perder.</i><br />
<br /><br />
<div style="text-align: center;">
III</div>
<div style="text-align: center;">
<i><br />Burla imaginaria<br />A un mohicano impertinente</i></div>
<br />Pálida la luz del día<br />bordando en tus ojos<br />un absurdo inocente,<br />boca más que cuerpo,<br />sapo de inútil lengua,<br />chivo de blandos cuernos,<br />y en la nunca la cola<br />de un jabato caprichoso.<br />Astuto, mas impaciente,<br />lobo de un solo diente,<br />lento gorrión amante<br />de un pájaro mudo<br />con presta lengua de espuma,<br />mezquino galán,<br />mas gentil comediante.<br /><br /><br />
<div style="text-align: center;">
IV</div>
<div style="text-align: center;">
<br />Si pudiera acabar<br />con esta inagotable insuficiencia,<br />¿qué sería de mí?<br />¿Se desplomaría el cielo de la incertidumbre<br />bajo mis pies? ¿Podría, entonces, escuchar<br />cómo respiran las estrellas<br />o perdería, tal vez, el juicio,<br />el imperfecto vehículo de la voluntad?</div>
<div style="text-align: center;">
<br />Sería, pues, puro ímpetu,<br />cegada ansiedad,<br />sombra vana<br />en un mar de sombras,<br />nada eterna, piedra fría,<br />un inconsciente absoluto<br />también llamado Dios.</div>
<div style="text-align: center;">
<br />Mas si fuera Dios<br />qué sería de mí,<br />dime tú si perder<br />lo que un día ganamos<br />merece la pena.</div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/09885309966538147479noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2350514633096813814.post-64652584402223945322016-06-30T10:20:00.003-07:002016-06-30T10:20:34.925-07:00LA HIJA DE LA TARDE<div style="text-align: right;">
<b> Ollie de Ninfo</b></div>
<br />
Embarazada quedó la tarde.<br />Sola vio encendérsele la vida en su regazo descolorido.<br />Como la piedra<br />Si sol escondido, gris espera<br />Llanto contenido,<br />Llanto.<br />
<br />Una sensación de peligro.<br />Llaman a sus pies las hojas sueltas<br />A la vieja que cruza la acequia<br />Y sonríe como una niña<br />Cantándole al cántaro para la partera.<br />Mientras, Ésta, a la puerta de la ca, espera,<br />Recordándole al viento el trato:<br />Que si ella trae la vida<br />A su paso a de dejarla intacta.<br />
<br />Solamente sola, la atardecida queda,<br />Va preñadísima de agua,<br />Y sus vástagos ya crecidos<br />Están escuchando la atmosfera, palpable y aromática,<br />Que se dilata toda para la tormenta.<br />Y el pálido se torna trueno,<br />Y el fuego interno<br />Deja resonar el alma del cuerno, claro,<br />Y la apariencia es aniquilamiento.<br />
<a name='more'></a><br />Suma el padre su sueño, y clama a la lluvia<br />(Que es en el cielo naciendo su hija)<br />La milenaria llamada del tempo al caer:<br />Tic,tic,tic,tictictictic….<br />Millones de trocitos, de ella.<br />
<br />Do en la rama el caracol<br />Conoce la sonata, y la entona con su concha en fa de plata,<br />Menor, la sorpresa mientras crece y crece el clamor.<br />¡Crece, y crece su voz, y el coro de gotas!<br />Llora<br />¡Llora! La vida.<br />La brisa suspira.<br />
<br />Llora, abundante, la recogida del alma,<br />En tres, si el uno a la otra, y la otra a la una se calman,<br />Ya sola no queda la Tarde, si no acompañada<br />De la vieja, la partera, el padre y la niña, Noche<br />Que sabe cantarle a la última primavera.<br />Y al caracol, le toco ser,<br />El padrino.Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/09885309966538147479noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2350514633096813814.post-68553497491954931752016-06-27T14:25:00.002-07:002016-06-27T14:25:29.367-07:00Nº38<span style="color: lime;"><br /></span>
<div style="text-align: center;">
MAYO 2016</div>
<span style="color: lime;"><br /></span>
<span style="color: lime;">Nota editor.</span><br />
<br />
Supongo que muchos de ustedes, nuestros queridos lectores, no comparten ahora, la situación que voy a tratar, pero, independientemente del tiempo en el que se encuentren, seguro que la comparten en sus pieles. Ahora muchos de nosotros, a los dos lados del papel de esta revista, vivimos como si vivir nos molestara. Despreciamos las sacras actividades de dormir, comer, e incluso, de relajarnos. Vivimos con los colmillos temblando por el hastío, pero con ellos bien a fuera; sino pregúntele a cualquiera. En estos tiempos en los que uno soporta, por su propia acción, un peso semejante, tiende a confundir las cosas, a mutar lo urgente por lo importante. Cuando lo urgente avanza imparable en la escala de prioridades uno tiende a confundir su camino con algo lejano, ajeno, y a las cosas que en él halla como infieles trabas.<br />
<br />
Sin embargo, no hay mejor para deshacer un gran problema que conocerlo en profundidad. Lo que está claro es que esta situación sólo es buena cuando acaba, por ello, buscar un camino diferente que nos permita encajar lo urgente en lo importante se aparece como una alternativa necesaria. <br />
<br />
Nosotros, por nuestra parte, seguimos el dicho que dice: A quien continúa a tu lado en exámenes, nunca has de perderlo. <br />
Aquí nos tienen, <i>treintayocho ya</i>, sin sombra de duda.Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/09885309966538147479noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2350514633096813814.post-29395963796029666872016-06-27T14:23:00.000-07:002016-06-27T14:23:18.823-07:00El valor de las opiniones.<div style="text-align: right;">
<span style="font-size: x-small;"> </span><b> David Álvarez García </b></div>
<span style="font-size: x-small;"><br /></span>
<span style="font-size: x-small;"> -Mientras machacaba a aquel chico, lo que en realidad quería era meterle una bala entre ceja y ceja a todos los osos panda en peligro de extinción que no se decidían a follar para salvar su especie, y a las ballenas y delfines que se dejaban morir embarrancando en las playas. </span><br />
<span style="font-size: x-small;"> No pienses en términos de extinción. Considéralo una reducción de plantilla. – <i>Chuck Palahniuk</i>, “El club de la lucha”. </span><br />
<span style="font-size: x-small;"><br /></span>
Hay muchos factores históricos y sociales a los que podemos aludir para referirnos a este nuestro tiempo: desencanto democrático, decadencia espiritual, corrupción política, pluralismo moral, globalización, etc. Pero ninguno de ellos me parece suficientemente característico. Quizá la pérdida de confianza en la democracia y en la diversidad pudiera valernos como punto de partida, pero pronto comprobaríamos su insuficiencia histórica. Y es que el quid de la cuestión es irreductible a un ámbito concreto del espectro humano. Cómo en las polis griegas, la comprensión se da únicamente en el conjunto, desde el conjunto. No obstante, hay que aferrarse a algo o encontrar el gusto en el esparcimiento y la disolución. Y precisamente en este esparcimiento generalizado podemos fijarnos para decir algunas palabras sobre el tema. <br />
<br />
Mucho se ha dicho sobre el “todo vale” y aun quedará mucho por decir. El relativismo encuentra su límite en el sentido común, pero éste ya hace mucho que es relativo a la cultura. Los intentos de universalizar este sentido no han podido superar la barrera de la crítica antropológica. Los valores hoy aceptados como fundamentales del hombre son una galantería de debilidad vital que a los ojos de una imaginaria Natura indiferente no dicen nada tranquilizador de nuestra especie. ¿Cuántas son las especies que el mundo ha vomitado, regurgitado y finalmente digerido convirtiéndolas en nutrientes inertes de otras funciones vitales? Cuán fácil es refugiarse en esta cosmogonía de los ciclos, y tanto más cuanta más información almacenamos en nuestras viejas alforjas. La información y la comunicación explicita y aparentemente exacta de la misma genera naturalmente una ilusión de grandeza por comparación, que a su vez choca de frente con la insignificancia de nuestra presencia en ausencia de Dios. Por otra parte, la información que vemos circular es pura ilusión de realidad. Estamos en el enésimo piso de la torre de Babel. <br />
<br />
El cambio en nuestra perspectiva sobre el mundo –desde estas alturas históricas- es una constante de nuestra existencia. En el siglo XIX, gracias al optimismo técnico tan propio de aquellos años revolucionarios y belicosos, se dio a ese cambio constante el nombre de progreso. Ello implicó el concepto de mejoría lineal; de que en general, el hombre se esfuerza y trabaja por mejorar un poco cada día, cada año, cada siglo. La idea de que <br />
<a name='more'></a>ningún tiempo pasado fue mejor, pero sí peor. Y como era de esperar, surgió paralelamente toda una corriente teórica que frente a este mejoramiento de las condiciones de vida del hombre antepuso la expansión mundial de una tremenda decadencia vital y espiritual. Se ha querido llamar a esta corriente “irracionalismo” o “pesimismo”, tal vez con la esperanza de desacreditar a sus máximos exponentes. Siempre que alguien diga que todo va bien, no faltará quien digan que todo va mal; y mientras los primeros siempre tacharán a los segundos de almas perturbadas y trasnochadas, estos a su vez insistirán en lo cortos de miras que son sus detractores: - ¡Cantamañanas! -¡Soplagaitas! –Y mientras tanto las nubes cuentan una historia que solo escuchan las flores y las raíces. <br />
<br />
En el aspecto teórico poco importa si es la razón o el instinto quien vocifera más alto, eso solo nos importa a los intelectuales - ¿en serio he dicho eso? -. Lo que realmente importa es quien mata a más y cómo se aprovechan esas muertes. No siempre vence quien más mata; así en la guerra quien mantiene la moral más alta puede resistir a los ojos de la Historia la ruina más absoluta. Se encuentran en este punto la teoría y la práctica, mostrando su simbiosis armónica que, por algún motivo que se me escapa, insistimos en negar. Pero la Historia no miente, más bien engaña y oculta –y, como todo imperio, destruye a quien niega su carácter único y absoluto. La idea de una única Historia resulta molesta cuando ante un hecho trivial nos encontramos con quinientas versiones opuestas ¿acaso tenemos un punto verdaderamente fuerte en el que apoyarnos para afirmar que un hecho es cierto y verdadero en un único sentido? ¿Qué demonios es un hecho “puro”? La más absoluta nada. Yo antepongo los cuentos a los libros de historia; o si preferís, leo los libros de historia como si fuesen cuentos de infinitas moralejas. <br />
<br />
La muerte: es curioso comprobar cómo cada escritor imprime sobre su obra un halo. Por lo general este halo está teñido del color de la determinación socio-cultural de su época, y casi cuesta creer que un individuo pensante y sintiente estuviese tras las palabras. Hay otro grupo de escritores que consiguen una cierta armonía entre su genio individual y el espíritu de su época –Montaigne, Zola, o Hegel, por ejemplo-. Y el último grupo, el menos numeroso, es el de aquellos quienes en su obra eclipsan con su presencia la época que los vio nacer, trascendiéndola violentamente –Platón, Kant, Nietzsche-. Entiendo por escritor a quien escribe impulsado por un egoísmo trascendental de permanecer en una prorroga temporal desafiando -con desdén- a la muerte. Poco importa que el escritor sepa o no cuál es su impulso y su motivación, que de hecho en el plano consciente es voluble y antojadiza; solo importa la efectividad de su presencia en los sedimentos de la cultura, en general. <br />
De ahí el valor de las opiniones. Sobre el papel, como tantas otras cosas, tenemos asegurada la libertad de opinar y no solo eso, sino que ninguna opinión es, a priori, más válida que otra. Así en ciencia, se puede legítimamente soltar cualquier imbecilidad que a uno se le pase por la quijotera y someterla a examen ante un tribunal. Y ¡Ay del pobre que se atreva a dejarse guiar por un prejuicio heredado! El jurado absoluto de la opinión pública es quien decide, y si dice que Plutón es un planeta, por sus cojones que lo es. Bromas aparte, aunque la ciencia natural se mantenga aislada en una élite de profesionales (¡gracias al cielo! ¿?), en el resto de áreas del espectro humano hoy en día estamos sujetos al “todo vale” solo limitado por la intersubjetividad de las masas –que se guían precisamente por el precepto de que para ellos todo vale, interpretado según sus apetitos, temperamentos e inclinaciones más o menos justificadas por la época-. <br />
<br />
En otros tiempos el criterio (de lo que fuese: arte, moral, religión etc.) venía dictado por una clase con una moral de grupo restringida y fuerte, con lo que quedaba asegurada la imposición de su sistema de creencia y opiniones, velado por una violencia despiadada y legitimado por la fuerza de la moral de esa clase. Solo valía su opinión, y si había que sacrificar a mil hombres por ella se hacía sin un atisbo de culpabilidad. Una cosmovisión tan dura y tan cerrada a controversia cierra la puerta a cualquier arrepentimiento posible –mientras se mantenga en pie el statu quo. Pero ¿acaso estoy diciendo que es preferible ese dogmatismo legitimado por la violencia al relativismo legitimado por la debilidad de la clase media, por su impresionabilidad con tendencia al consumo desenfrenado y a la cómoda mojigatería? Desde luego que no: estoy diciendo que ambas posturas son igualmente despreciables. Y como hijo de mi tiempo he de preocuparme por lo que me ha tocado presenciar. Y no es resignación lo que se susurra bajo las palabras, sino un desprecio afirmativo, un desprecio que clama al cielo: ¡ven a por mí! ¡más vale ser odiado que ignorado! <br />
<br />
En este texto quizá no estoy tan presente como en otros; haciendo valer mi egoísmo por encima de todo sentido común, de todo valor histórico que trate de subsumirme a su horizonte infinito. Desde las afueras de este mundo de los hombres, me aniquilo como un mártir absurdo buscando una salvación universal en la que no creo y que, desde luego, no deseo, ni merezco. ¿Qué podría hacérmela desear cuando tanto las convicciones como las inseguridades son remansos de muerte? El Tarrou de Camus no pudo escapar del deber que se impuso, es decir, no había posibilidad de cumplir semejante tarea: no condenar; y sucumbió a la peste en brazos de su amigo. En mi caso concreto el deber de decir lo que quiero resulta cada día más inverosímil y me dejo llevar por el Aqueronte, fulminando con la mirada a un Caronte que sonríe con el rostro de la humanidad.<br />
<br />
En fin, volviendo a lo que nos ocupaba en un principio, decíamos que actualmente, casi en cualquier materia, las opiniones de todos los hombres valen lo mismo ¿Y que valen? Tanto como se hagan valer. Mientras no arranquemos la lengua de nuestro interlocutor en el debate cualquier estrategia de argumentación, sea dogmática o científica, es válida para imponer cualquier opinión. Sin embargo, en según qué ámbitos hay ciertos tabúes y ciertas convenciones semánticas que, más que impedir la expresión de determinados significados, los maquillan para que sean aceptables, es decir, para que quien no tiene que entenderlos no los entienda, o entienda otra cosa –o nadie entienda nada-. Una cosa tan fácil de observar en los medios de comunicación, privados y públicos, tan trivial y aparentemente inocente, pasa desapercibida y todas sus implicaciones resultan banales. Una de estas implicaciones banales es que al igualarse todas las opiniones sobre el papel, en la práctica, como suele suceder, ocurre lo contrario. La opinión de un banquero vale más que la de un ministro, y la de este más que la de un concejal, etc. Esto siempre fue así –cambiando la jerarquía y las denominaciones en función de la época y la cultura- pero mientras que antes las diferencias estaban claras y bien definidas, hoy cualquier imbécil se cree con derecho a opinar sobre cualquier cosa y a ser tenido en cuenta como el que más ¿acaso no lo estoy demostrado? Otra implicación posible es que, aunque en la práctica unas opiniones pesen más que otras, sobre el papel ninguna opinión vale nada – pues el “todo vale” trae como corolario el “todo vale nada”. Estos juegos metalingüísticos que se engalanan con las togas de la metafísica tradicional –y viceversa- dirigen nuestra atención hacia sutilezas en vano, mientras el ciclo y la vorágine se ocupan de sus cosas. <br />
<br />
Ya estoy harto la verdad, de esto, de escribir sobre esto y en general. La conclusión es equívoca pero incuestionable: no hay más conclusión que el desdén, el desprecio y la inmoralidad cívica. Y cómo lema: ¡muerte a la cultura y que viva por siempre la inteligencia ideal! <br />
<br />
--------------------------------------------------------------------------------------------------------------<br />
-La sociedad es un infierno de salvadores. Lo que Diógenes buscaba con su linterna era un indiferente…- <i>Emil Cioran</i> en “<i>Breviario de podredumbre</i>”Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/09885309966538147479noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2350514633096813814.post-91765033398909807162016-06-27T14:18:00.000-07:002016-06-27T14:18:21.850-07:00RECUERDO DE UN SUEÑO QUE FUE REAL <div style="text-align: right;">
<b>Ernesto Rodríguez Vicente</b></div>
<br />
Ella caminaba con los pies descalzos por la calle. Solitaria y blanquecina, posaba su mirada sobre las sombras de la noche. Sus labios sonreían con una timidez casi nostálgica y sus manos frías temblaban con el deseo de su presencia. Él, turbado y sorprendido, recorría la casa rebuscando en los armarios las últimas prendas para el viaje. La hora se oxidaba en el reloj y el estrés ascendía por sus pulmones, mientras ella se mordía la lengua para que la sangre calmara su sed. <br />
<br />
No había por qué preocuparse, el viento soplaba a favor y, en el clamor de la distancia, sus almas dibujaban en el vacío el mágico momento en el que sus cuerpos se enlazaran como dos olas de espuma en la orilla del mar. Un breve silencio se extendió entre los corazones de los amantes y el pulso de arena se transformó en un río en el desierto, y en la corriente de cristal sus miradas de vapor viajaron en la oscuridad hasta la ciudad de plata, donde la sidra empapaba las plazas que esperaban la llegada del alba. <br />
<br />
Y cuando el café y los dulces saciaron sus párpados nublados, el viento de sal y esperanza les encaminó hacia la playa de canela. Allí la húmeda luz del tiempo embriagó sus resecos pesares y un leve pero intenso suspiro atravesó sus temblorosos espíritus, y en un beso de incienso y ambrosía se deslizaron en el aire todos los recuerdos, olvidando en un instante la cruda pesadez de la muerte. <br />
<br />
<br />
Paisaje – <i>Paseo marítimo, Gijón. </i><br />
<i><br /></i>
Susurra la sombra de espuma<br />
Alrededor de la ciudad de plata<br />
Y mueve con su voz desnuda<br />
El tenue fragor de la luz escarlata <br />
<br />
Peinan las olas los cabellos de agua<br />
Y las aves sesgan el viento<br />
Brillando como blancos cristales de hojalata<br />
Que tintan de olvido nuestro silencio <br />
<br />
Límpidos, límpidos son los resquicios<br />
Que la mar deja en tu mirada<br />
Y el tiempo que se asoma al precipicio<br />
Camina descalzo en mis palabras <br />
<br />
<br />
<a name='more'></a><br /><br />
<div style="text-align: center;">
Su voz </div>
<div style="text-align: center;">
<br /></div>
<div style="text-align: center;">
Cerezos de papel cuelgan de las ventanas,</div>
<div style="text-align: center;">
sus frutos son perlas de sangre </div>
<div style="text-align: center;">
que brillan al Sol cristalino</div>
<div style="text-align: center;">
y sus flores, como estrellas perfumadas,</div>
<div style="text-align: center;">
iluminan el aire triste y tembloroso. </div>
<div style="text-align: center;">
<br /></div>
<div style="text-align: center;">
Surcan los cielos hombres descalzos,</div>
<div style="text-align: center;">
cuyas sombras invisibles forman pálidas nubes </div>
<div style="text-align: center;">
que ocultan sus pasos silenciosos,</div>
<div style="text-align: center;">
mientras se agita en la noche la tormenta</div>
<div style="text-align: center;">
y vibran sus almas de vapor </div>
<div style="text-align: center;">
entre azulados relámpagos de leche </div>
<div style="text-align: center;">
que se alejan como telas de araña</div>
<div style="text-align: center;">
en el viento dulce y violento. </div>
<div style="text-align: center;">
<br /></div>
<div style="text-align: center;">
Mas el sueño gira en el huracán azucarado</div>
<div style="text-align: center;">
y el amargo café se llena de espuma</div>
<div style="text-align: center;">
y se eleva el mar de canela</div>
<div style="text-align: center;">
inundando la tierra prometida. </div>
<div style="text-align: center;">
<br /></div>
<div style="text-align: center;">
Y ya sus manos acarician la nieve </div>
<div style="text-align: center;">
que cubre el rostro sucio y solitario,</div>
<div style="text-align: center;">
y ya sus labios se derriten </div>
<div style="text-align: center;">
y se funden a la orilla del deseo </div>
<div style="text-align: center;">
y su voz, como un suspiro de agua,</div>
<div style="text-align: center;">
se sumerge en el fondo de mi corazón. </div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/09885309966538147479noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2350514633096813814.post-84551385684860882452016-06-27T14:12:00.000-07:002016-06-27T14:12:02.138-07:00LIBERTAD VITALISTA-RELACIONAL EN SIMMEL <div style="text-align: right;">
<b>Eduardo Gutiérrez Gutiérrez</b></div>
<br />
En este artículo quiero tratar la idea simmeliana de libertad en un contexto ontológicovitalista; esto es, no vinculado a su filosofía moral y su idea de ley individual -aunque es innegable la presencia de esta noción-, sino más bien a sus ideas últimas -el escrito del que están sacadas estas ideas, Sobre la libertad, fue publicado después de su muerte-, desarrolladas en un contexto de pensamiento en el que la filosofía de la vida acapara todas sus reflexiones y temas de análisis. En este sentido tenemos que tener en cuenta que Simmel concibe al hombre como vida individual, y por tanto como un proceso psíquico, anímico o emocional continuo y dinámico, en el cual no pueden diferenciarse momentos o fenómenos abstraídos del todo vital que los dota de sentido -desde una perspectiva puramente vivencial y experiencial. La razón, con sus leyes lógicas, conceptos y categorías, sí que opera de este modo violentando la continuidad absoluta de dicho proceso-. <br />
<br />
Simmel entiende la libertad como una relación, de tal modo que el que domina a unos no es libre, porque pasa a depender de ellos: el tirano es igual de esclavo de sus súbditos que sus súbditos lo son del tirano. A esta idea Simmel le llama "dialéctica de la libertad". Entonces para él la libertad es, más que la imposición sobre los otros, la ausencia de necesidad y la independencia respecto de todo deseo, siendo la libertad del monje budista la máxima expresión de esta noción de libertad. El hombre libre es el hombre que no produce nada ni se vincula con nadie porque en todo producir y en todo vincularse hay una necesidad de dependencia que anula la libertad. Entonces, teniendo en cuenta la posición del hombre en el mundo y la relación de necesidad que mantiene con éste y con los otros, concluye que el hombre, en tanto que dependiente del mundo y de los otros, no es libre: "No desear algo [que equivale a ser libre de todo] es un orgullo extraño y es apropiado ubicarnos en esta posición asignada a nosotros en el mundo".<br />
<br />
Quisiera explicar cómo puede entenderse esta idea de la libertad de la relación a través de otra noción que en Simmel también adquiere un carácter relacional: la del pobre. Es pobre según Simmel el individuo que no tiene recursos suficientes para dar satisfacción a sus fines, pero que además recibe ayuda o se cree que debería recibirla. Por eso es la interacción con el pobre lo que hace del pobre un pobre, y por eso que considere que 'pobre' es una relación entre individuos y no un individuo particular. La escala de motivos para ayudar al pobre oscila del deber de hacerlo sin esperar nada del que recibe al deber de ayudar esperando que el otro reconozca el derecho de dar algo a cambio de esa ayuda.<br />
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<a name='more'></a><br /><br />
"Siempre existe muy poca libertad en el mundo, al igual que muy pocos alimentos. Lo que uno quiere, debe (a partir de un cierto umbral) quitárselo a los demás. Si quiero tener el camino libre de obstáculos, los demás tendrán que cederme su espacio". El hombre libre es libre de algo o de alguien, en tanto que no-necesitado e independiente absolutamente independiente-; la libertad humana es por tanto independencia respecto a las leyes de la naturaleza, a las que se enfrenta y rechaza en tanto que unidad con un horizonte de desarrollo propio e interno -íntimo y vital- para el que no existe ley aplicable. El ser humano es libre -la libertad del hombre no es libertad en sí, no es independencia absoluta y no-necesidad porque no-deseo, sino libertad para-hacer-algo y libertad respecto-de-alguien- en tanto que unidad porque, se comporte como se comporte y actúe como actúe, será siempre el mismo -él mismo- y no algo distinto a sí mismo: "tiene, entonces, la libertad de comportarse de una u otra forma sin perder su yo". Libertad es entonces lo contrario y opuesto a la necesidad, porque lo que es necesario no podría ser de otra forma; además, para Simmel el proceso de vida emocional, igual que el proceso de desarrollo de lo real, es un proceso dinámico y de una continuidad ilimitada; y donde hay continuidad absoluta no hay causalidad y por tanto tampoco necesidad. Pero es ésta, aclara Simmel, una libertad objetiva que tiene que ver con la posición del hombre en tanto que unidad frente a algo, y no la libertad subjetiva como capacidad de y para decidir.<br />
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La libertad del hombre está asociada a su atrevimiento, a su capacidad de inventiva y de creación de algo nuevo, dado que el que está determinado no arriesga, no inventa y no crea novedades. Por eso que la libertad desde una perspectiva subjetiva se entienda como capacidad de elegir, porque en la capacidad de elegir entre dos caminos se manifiesta el riesgo de elegir el equivocado y el atrevimiento de no seguir el camino predispuesto. En el momento en que previamente a la elección el hombre tiene la certeza de seguir un camino -porque sabe que es el camino correcto y útil para su vida-, de modo que el otro se borra de su conciencia, desaparece la libertad porque desaparece el atrevimiento.<br />
<br />
Establece una semejanza entre la libertad y el deber, entendiendo ambas como una misma cosa. Parece seguir en un primer momento la idea kantiana de que es hombre libre el hombre que actúa según el deber ser de la razón; ser libre es no desear objetos empíricos que condicionen nuestra voluntad y su hoja de desarrollo o, lo que es lo mismo, limitarse al único y más puro deseo de la razón de gobernarse a sí misma -el deseo de la razón es deseo puro, distinto y superior al mero ansia de poseer objetos-. Aunque también podría interpretarse esta idea desde la perspectiva nietzscheana de que el hombre libre es el hombre superior que se hace dueño de sí y responsable de sí y de sus actos, de tal modo que es el hombre que obedece al deber ser que se pone a sí mismo como sujeto empoderado. Tomando partido por la línea nietzscheana y atendiendo a su concepto de ley individual como ley que el individuo se pone a sí mismo en tanto que vida individual -que por tanto no coarta a la vida-, dice: "Claro está que también podríamos entender la razón como un 'no yo' cuando es el representante de algo superpersonal, con lo que también su determinación se transformaría en una falta de libertad". Porque, explica previamente, para Kant la determinación pasional, afectiva o sensible del individuo es una falta de libertad en tanto que es un no-yo, un objeto externo, la fuente de esa determinación.<br />
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Entonces, nos encontramos en este texto y en este autor con una libertad que debe ser vista desde dos perspectivas: como libertad absoluta, libertad en cuanto tal, equivalente a la no-dependencia y a la no-necesidad, es una idea que no puede aplicarse sobre la realidad práctica del hombre. Y como libertad relativa, como la libertad 'típicamente humana', que a su vez puede entenderse, siguiendo la distinción de Berlin entre libertad positiva y libertad negativa, como 'libertad para' o 'libertad de'.<br />
Una última idea que creo conveniente rescatar de este texto es la siguiente: el ser en cuanto ser, en cuanto acontecer nouménico inaprehensible e incognoscible, sólo inmediatamente vivido o experimentado de un modo intuitivo, es ajeno a la idea de necesidad, que es siempre necesidad lógica. <br />
<br />
Para el ser en cuanto tal, en cuanto fenómeno nouménico que escapa a nuestra razón y es por ello lo absoluto de lo irracional, no hay ninguna necesidad; para nuestra representación de la realidad, a la que llegamos a través de operaciones y formulaciones lógico-conceptuales, es decir, racionales, hay una necesidad lógica. El ser permanece aislado e indiferente a la teoría, siendo ésta incapaz de decir nada acerca del ser o siquiera de penetrar en su fondo: "Él no se puede derivar, descomponer ni unir para conformar unidades mayores, por lo que en general no es un objeto de la teoría, sino sólo de la vivencia". El ser se sucede o se despliega de un modo dinámico, continuo y fluido; lo que nosotros nos representamos del ser son sus contenidos, que se nos presentan ligados unos con otros; y se nos presentan ligados formando una línea de continuidad fragmentada según conceptos porque no somos capaces de concebir el mundo como una pluralidad de mundos, sino como un mundo único, ordenado y lineal -según las leyes de la lógica y de la razón-. La continuidad de los contenidos del ser hace necesario que dentro de cada ser exista un vínculo, de modo que la teoría, dependiente de los contenidos para hacer asible al ser, introduce la idea de necesidad, ajena al ser en cuanto ser.<br />
El conocimiento histórico es una excepción, según Simmel, a este modo en entender la teoría. El objeto de conocimiento de la historia es el acontecimiento real que no ha sido todavía expuesto a una reflexión teórica y no ha sido por tanto clasificado ni categorizado; esto es, una existencia real y primaria, no sometida a las leyes lógicas y por tanto ajena a la necesidad y a la libertad. Habla de este tipo de experiencia como 'experiencia pura', que es el objeto de estudio de la historia; lo que estudia el historiador es lo que ha ocurrido, de modo que requiere, igual que el teórico de que haya necesidad o el protagonista histórico que haya libertad, de acuerdo con sus fines prácticos, que haya acontecido algo.Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/09885309966538147479noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2350514633096813814.post-33851039368721667592016-06-27T14:09:00.001-07:002016-06-27T14:09:04.657-07:00DÓNDE ESTÁS<br />
Te he buscado sobre truenos de piel viva<br />
En espejos de aire sucio<br />
En los astros fríos que mecen los rosales<br />
¿En qué mares te meces paseando tan alegre<br />
Las noches de música perdida<br />
Por el camino de una botella de alta mar<br />
Tan rápida como el ocaso<br />
Y el acoso del esqueleto de los dioses? <br />
<br />
<div style="text-align: right;">
<b> U. Rojo (Canto) </b></div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/09885309966538147479noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2350514633096813814.post-56401564531181410042016-06-27T14:06:00.003-07:002016-06-27T14:06:54.491-07:00THERE´S A LONG WAY TO THE TOP <div style="text-align: right;">
<b>Carlos Esteban González</b></div>
<div style="text-align: right;">
<span style="font-size: x-small;"><i><br /></i></span></div>
<div style="text-align: right;">
<span style="font-size: x-small;"><i>There´s a long way to the top if you wanna rock´n´roll,</i> que cantaba Bon Scott, aunque para algunos el hecho de que haya un largo camino hasta la cima es lo que les obliga a alcanzarla. </span></div>
<br />
En alguno de mis viajes paré en la estación de autobuses de Santander, disponiendo de algo de tiempo entre el bus que me dejó allí y aquel que cogería haciendo transbordo. Aunque no recuerde a ciencia cierta el motivo o el destino del viaje, ni, incluso, a mis acompañantes, sí recuerdo que era hora de comer y que decidimos caminar para ocupar la espera y comer mirando al mar. Compramos algunas cosas en un supermercado cercano a la estación y dirigimos el paso con lo necesario para hacer unos bocadillos y los equipajes. Ya cercanos al puerto, pero desconociendo este hecho, nos cruzamos con un señor al que le adjudico ahora en mi recuerdo unos treinta, treinta y cinco años, moreno, tanto de piel como de pelo, de rasgos que mostraban enfrentarse habitualmente a las inclemencias del tiempo y con uno aro de oro en la oreja izquierda. Este señor apareció en la enésima esquina que dudábamos sin doblar y, no recuerdo si porque le preguntamos dónde quedaba el mar o por su iniciativa, comenzamos a hablar. Tuvo a bien comentarnos que era extranjero y que allí en Santander marino, mientras nos pedía dinero para ayudarle o algo de esa barra de pan que asomaba de entre las bolsas que llevábamos. Con el pan en la mano nos contó que a los marinos que cruzaban el mar se les permitía agujerearse la oreja como mérito distintivo de su hazaña, colocando en la ausencia de carne que ahora mostraba el lóbulo un aro de oro como el que él llevaba. Desconozco que fue de él más allá del momento en que conseguimos escapar a su presencia, y, comprobando ahora la leyenda, parece que este aro de oro decoraba las orejas de los antiguos marinos no como mérito por la dificultad de su trabajo, sino más bien por su peligrosidad. El aro de oro, además de decorar su oreja, servía al marinero como seguro económico. Al ser un pendiente, era más probable que esa cantidad de oro no se desprendiera de su cuerpo y se perdiera, como previsiblemente ocurriría con un collar, pulsera o anillo, y, si el marino o pirata fallecía en el naufragio, servía para cubrir los costes de su entierro, o, si sobrevivía y despertaba en alguna playa desconocida, podría servirle para empezar de nuevo. Igualmente, aunque ya entrando en el terreno fantástico sin ningún reparo, se dice por ahí (1) que entre los navegantes de toda índole se extendió la idea de que sólo aquellos que hubieran cruzado con éxito el Cabo de Hornos tenían tres<br />
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1 La presumible señorita Trenzas en el blog <i>Una carta para ti</i>, en su relato<i> El pendiente del pirata</i>.<br />
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<br />
<a name='more'></a><br /><br />
derechos inalienables: podían permanecer cubiertos en presencia del Rey, podían orinar al viento y podían ponerse un pendiente de oro. <br />
Sea o no esto verdad, sigamos a lo fantástico. Si el aro de oro, que en nuestra época podríamos conceder de cualquier otro metal –habría que ver ahora a dónde lleva un aro de oro a un cuerpo, vivo o muerto-, es la muestra de haber cruzado y vivido para contarlo un mar, cabo u océano, yo vería igual de legitimado a aquel que haya decorado así su lóbulo como mérito por haber cruzado un libro y haber conservado lo suficiente de sí para volver y poder contarlo. Habrá quien considere que el ancho de un libro no se puede comparar con el ancho de un mar y cierto será que tal conciencia se deba a que no se ha acercado lo suficiente a libros como el archiconocido Ulises de Joyce o al no menos temible Porno de Irvine Welsh; y, también, porque habrá olvidado que, al menos, el mar se cruza en barco. De lo que no creo que no quepa duda es de la similitud en la profundidad, pues el océano más profundo aunque difícilmente imaginable tiene una profundidad medible, siempre mucho menor al radio del orbe terrestre, pero muchas de las obras que rodean las costas del caminar singular y la ignorancia presentan una profundidad absolutamente inimaginable, aunque los más experimentados lobos de tinta puedan llegar a pensarla. Una profundidad tal que necesitaría de varias tierras seguidas para albergarse físicamente; sino pregunten por ahí cuantísimas barcas de pesca, veleros, goletas, galeones y flotas enteras se han tragado sin piedad ni reconocimientos las oscuras aguas de La crítica a la razón pura. <br />
<br />
Pero leer sin ningún propósito más allá del entretenimiento o del conocimiento carente de objetivos, se parece más bien a los paseos que modernamente se dan en curiosas embarcaciones motorizadas sin perder nunca de vista la línea de la costa. Cruzar así un libro, dentro de lo que les busco decir, se parece más bien a ser pasajero en un crucero, si el libro es largo, o a ocupar el mismo puesto en estos barcos que hacen las veces de puente en ciudades cruzadas por el agua, como lo es Ámsterdam. Para ellos, y discúlpenme, pues de seguro todos pertenecemos ocasionalmente en ese grupo, no escribo este artículo. Mis palabras buscan más bien retratar la situación de todo aquel bucanero o corsario, dependiendo de su lealtad, de las palabras. Para todo aquel que trabaje con ellas y conozca en sus propias carnes las aventuras y desventuras que uno puede sufrir cuando realmente se enfrenta al océano que es el pensamiento de cada autor, sin olvidar la oscuridad de las aguas que moran su propia cabeza.<br />
<br />
<br />
Pues un marino sabe que la tierra suele guardar más calma que el mar, pero igualmente sabe que no podrá evitar volver a surcar sus olas. Cualquiera de nosotros sabemos que al levar anclas y comenzar a dejar atrás el puerto de la ignorancia a lomos tan sólo de nuestro genio y curiosidad, por la propia naturaleza del viaje nos vamos adentrando cada vez más en aguas completamente desconocidas, de las que no podemos alcanzar a imaginar las tormentas que albergan, ni la bravura de su olas, ni la fuerza u orden de sus vientos, ni, siquiera, si encontraremos en ellas tierra alguna; incluso en el presumible final del viaje. Pero la temeridad debe de ser la bandera, pues aún con esta consciencia emprendemos el viaje. Muchos son los que quedarán en el camino, y aunque no les espere la muerte, sí permanecerán en un limbo inundado por el sentimiento de enorme pérdida que lleva a uno a abandonar, un limbo que irá borrando las huellas de su viaje desde el punto en el que abandonó hasta que, ni en la propia memoria de quien abandonó, quede constancia alguna de su viaje. Este es un precio alto, más aún para aquellos que emprenden cada viaje por propia pasión, pues la misma pasión que les lleva a despreciar la quietud de la ignorancia, será aquella que desgarrará su barco, aun cuando la tormenta que consiguió que cediera ya no azote su cubierta. <br />
<br />
Al igual que el marino, aquél empeñado en dominar la altura que ofrece el hombro de los gigantes pasados, una vez que se encuentra en medio del océano nada puede hacer para salir de él más que continuar. Al marino le atrapa el espacio, pues una vez inmerso en el sin fin del azul, su tiempo de vida queda determinado por el tiempo que puede permanecer en el agua sin necesitar arribar en tierra y, una vez más allá de la costa, volver es igual de incierto que seguir, siendo lo primero enormemente más deshonroso. Al bucanero de tinta le atrapa su corazón y tozudez. La misma que le ampara frente a la adversidad, le atrapa en ella. Una vez inmerso en el océano le es aún más imposible volver que al marino, pues su costa, libre de las tempestades y los tesoros de ese concreto océano, es la ignorancia, la cual no es sólo contraria al conocimiento, incluso al más difuso, sino también excluyente. Si está en medio del océano es porque lo ha surcado, lo ha visto, lo ha vivido, y dado que la mayoría de la realidad de estos océanos es intangible, tales hazañas no pueden deberse, sino, a que lo ha representado en su cabeza, y ello sólo puede tener lugar gracias a que sabe de él y puede llamarlo y elevarlo a su presencia. Entonces, si el bucanero de tinta tiene tantísimo poder sobre los océanos, pues es capaz de hacerlos aparecer a su voluntad ¿qué peligro puede amenazar tan privilegiada posición? Mucho me temo que una de las capacidades del hombre más indisolubles de la curiosidad: la duda. Sinceramente, y aunque pueda parecer extraño, considero que este es uno de los más flagrantes casos de traición. Una de las mejores armas y la más fiel amiga del motor y soporte de cada viaje del bucanero de tinta, viajes que conforman su identidad como tal, amenaza incesantemente y con gran vigor no sólo el bienestar del, en ocasiones, confiado viajero, sino que además amenaza tanto el éxito de los viajes, como a la posibilidad misma de viajar. Sin embargo, esto nos parece así debido a nuestra perspectiva, pues sólo parecerá traición cuando el viaje se defina por su final, colocando en tal valorado puesto el conocimiento. Si, a diferencia de este caso, el valor del viaje se considera alojado en la propia actividad -el placer de viajar por viajar, que diría un publicista-, no podemos olvidar cuan poderoso viento puede ser la duda, adalid de la destrucción de la solidez del conocimiento; sino, no tienen más que ver lo lejos que llevó la fiel duda al bueno de Descartes en su viaje El discurso del método, cuyo cuaderno de bitácora casi le cupo en la introducción, o lo lejos que llegaron cientos de escépticos con un par de líneas de sus Meditaciones metafísicas, sino pregúntenle a los fieles corsarios del bando contrario, a Moore, por ejemplo, que perdió la vida sin ganar la guerra. <br />
<br />
Una vez que uno entierra en el recuerdo parte de su ingente ignorancia al surcar las oscuras aguas de algún océano ajeno, lo que reemplaza a la ignorancia, pues quizá tengan razón las voces que dicen que la naturaleza no soporta el vacío, es muchísimo más incómodo para el que alberga que su predecesora. El conocimiento, por ínfimo que sea, siempre refiere a un universo que parece invadido y dominado por el hombre, del que nuestra antropocéntrica mirada más bien sólo alcanza a admirar su complejidad. Pero lo que sí conocemos mejor es la relación que establecemos con el conocimiento. Fíjense, por ejemplo, en la relación que establecemos con aquellas cosas que, aunque no son para nosotras necesarias, notamos su presencia en nuestra vida como necesaria. Cuando no conocíamos aquello que ahora notamos como necesario, sitúense bien aquellos que se piensan menores sin un café a cuestas, cuando no teníamos ninguna relación con ello, su ausencia en nuestra vida era completamente inerte para nosotros. Esto ocurre con la ignorancia, por sí sola no nos hace nada, otra cosa es cuando la vida nos señala ese vacío en nuestro conocimiento y nos revuelca por ello. Sin embargo, el conocimiento, como la presencia del café en esas vidas, sí que produce reacciones, y de todo tipo. Muchas veces levamos anclas y abrimos con enorme ilusión las velas cuando, ante el descubrimiento de algo, comenzamos a imaginar cómo será el nuevo mar, cuáles aventuras allí se hallarán.<br />
<br />
Pero cuando uno ama a algo, sea la cuál sea la identidad de su cosificación en este universo de entes diferentes, le horroriza pensar que lo pierde, le horroriza ver cómo decae. No busco entrar en categorías éticas, pero esta vez voy a entrar en este remolino que les muestro por su flanco del egoísmo. Si uno ama un océano, un viaje, lo que de él sacó, o incluso viajar, y estas cosas empiezan a desvanecerse ante él, a perder su realidad, es normal que se sienta mal; siendo optimistas. Esto es lo que la duda hace, llega a todas las cosas que amas, te mira a los ojos y te dice: –Qué bonito lo que sea, sería una pena que no fuera real. Y como el conocimiento suele ser autorreferente, si uno da con la pieza adecuada y la derriba, puede acabar con el apoyo, incluso, de toda la estructura. La duda es incluso peor que la muerte, pues, a diferencia de lo que piensan muchos corsarios de tinta, a servicio de la razón, la fe, o de sí mismos, la muerte suele constituir un final. La duda, sin embargo, constituye un principio. Uno era feliz surcando un océano que había hecho suyo, con su maravilloso barco, ataviado para la ocasión y recostado en la barandilla de su castillo de proa admirando lo basto y magnífico de su cabeza, pero llegó la duda y como un virus consumió todo aquello que su cabeza albergaba, dejando sólo su nuevo y poderoso ejército de enormes virus destructores. Antes de que Uno llegara a ese océano no tenía nada, quizá un maltrecho barco de pesca, algo de su cuerpo y algunos trapos, pero esa nada que tenía, la ignorancia, era fundamentalmente inerte y fácil de manejar, pues sólo precisaba para ello no aferrarse a ella. Sin embargo ahora, en el nuevo principio que le da la duda, no vuelve a tener nada, esa nada la perdió para siempre y pertenece ya al reino del recuerdo. Lo que tiene ahora es una ingente horda de virus dudantes que tratarán de engullir todo aquello que les arrojen, mientras tratan de consumir a quien les alberga. ¡Imagínense que fatídico escenario!; si no se encuentran ahora en uno semejante o tienen el dudoso privilegio de recordar alguna situación semejante. <br />
<br />
Entonces, ante incordio semejante, el único camino que queda es seguir, seguir aunque el océano nos trague, pues si continuamos aquí varados no encontraremos destino diferente ni más preferible. Sólo queda el consuelo de continuar nadando, con la ilusión de encontrar, o más de bien de procurarse, un intrépido guerrero de conocimiento que luche contra la horda de la duda sin dejarse consumir, y que, poco a poco, en el mejor de los casos, nos libre de los males de su voracidad, aunque continúe devorando cuanto tenga al alcance.Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/09885309966538147479noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2350514633096813814.post-19949249133702534162016-06-27T14:01:00.001-07:002016-06-27T14:01:13.722-07:00Nana de nuna cuna. Ay! Cántame mi dulce vida.<br />
Al oído suéname<br />
En la gruta con el fuego<br />
Tu voz<br />
El bosque eterno. <br />
<br />
Abrázame con tu canto<br />
como a un hermano muerto.<br />
Así puedes abrazarlo a él<br />
con todo su aliento.<br />
Abrázame, mientras convierto<br />
Mi cuerpo en tu cuna nuna<br />
Abrázame mientras se esparce<br />
El sonido al calor de esta tumba. <br />
<br />
Suéname pequeñito mi nuna<br />
Que ya voy cerrando el prisma que te imagina,<br />
Y tengo mi boca en la teta que amamanta mi ternura.<br />
<br />
Cántame ligado en el sueño vida<br />
Despierta mi conciencia paciente<br />
Despiértame<br />
A que imagine<br />
el siguiente amanecer.<br />
<br />
<div style="text-align: right;">
<b>Ollie de Ninfo</b></div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/09885309966538147479noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2350514633096813814.post-30356993908050128252016-06-27T13:56:00.005-07:002016-06-27T13:58:02.623-07:00HAY UNA CIERTA TENDENCIA EN EL CINE AMERICANO… <div style="text-align: right;">
</div>
<div style="text-align: center;">
<div style="text-align: right;">
<span style="text-align: left;"><b> Rodrigo Roig Herrero </b></span></div>
<span style="text-align: left;"><br /></span>
<span style="text-align: left;"><br /></span>
<span style="text-align: left;">GÉNERO: Terror, Thriller </span></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="text-align: left;">DIRECTOR: Robert Eggers </span></div>
<span style="text-align: left;"></span><br />
<div style="text-align: left;">
<span style="text-align: left;">REPARTO: Anya Tylor-Joy, Ralph Ineson, Kate Dickie, Harvey Scrimshaw </span></div>
<span style="text-align: left;">
</span><span style="text-align: left;"><div style="text-align: left;">
GUIÓN: Robert Eggers </div>
</span><span style="text-align: left;"><div style="text-align: left;">
PAIS: Estados Unidos</div>
</span><span style="text-align: left;"><div style="text-align: left;">
DURACIÓN: 92 </div>
</span><span style="text-align: left;"><div style="text-align: left;">
DISTRIBUIDORA: Coproducción</div>
</span><span style="text-align: left;"><div style="text-align: left;">
ESTRENO: 13 de Mayo de 2016</div>
</span><br />
<div style="text-align: left;">
<br /></div>
“Todo aspecto que no sea sugerido por las imágenes en movimiento no es fotogénico y<br />
no pertenece al arte cinematográfico”. “La fotogenia puede definirse como cualquier<br />
aspecto de las cosas, de los seres y de almas, que aumenta su calidad moral a través de<br />
la reproducción cinematográfica”. Estas frases, escritas por la pluma del aclamado<br />
teórico y director del cine mudo Jean Esptein representaron una teoría que acabó<br />
convirtiéndose en la meta principal de muchos de los grandes autores de cine mudo<br />
europeo: El de la pureza de la imagen. Si nos alejamos un poco del sentido heideggeriano<br />
del concepto, podremos encontrar todo un ejercicio de reflexión sobre qué es el cine.<br />
Reflexionar sobre la imagen cinematográfica era, para los artistas, tan importante como<br />
filmar las historias. En efecto, su último deseo sería que estas historias emanaran<br />
directamente de la imagen cinematográfica, de la imagen en movimiento. Si la “pureza”<br />
se obtenía, en un primer momento, en la medida en la que eran sustituidas las<br />
habituales técnicas narrativas en la literatura por recursos meramente<br />
cinematográficos, el concepto de Fotogenia (propuesto primero por Louis Delluc y<br />
desarrollado plenamente por Epstein) vino a resaltar la necesidad de eliminar cualquier<br />
elemento narrativo de la imagen cinematográfica.<br />
<br />
Esto conllevó a realizar films que recuperaban gran parte de la tradición artística<br />
europea. Sin embargo, su intención no era filmar escenas similares a cuadros o apuntes<br />
literarios, para el deguste de algunos intelectuales, sino de traducir grandes problemas<br />
que habían tenido una importante presencia en todos los debates estéticos a lo largo de<br />
los siglos: la perspectiva, la iluminación, etc… y entenderlos desde un punto de vista<br />
estrictamente cinematográfico, desde la imagen en movimiento. Por ello, el peso de las<br />
vanguardias históricas fue esencial para entender este periodo del séptimo arte, en<br />
especial por lo que Ortega llamó “deshumanización del arte”, es decir, por la eliminación<br />
del componente mimético de la obra. Este es el caso de uno de los más conocidos (y<br />
polémicos) periodos del cine mudo: El mal llamado expresionismo alemán. En esta etapa<br />
del cine, que los historiadores normalmente sitúan durante el periodo de la república<br />
de Weimar, se desarrollaron, en buena medida, muchos de los conceptos teóricos que<br />
se estaban debatiendo en los cafés de Berlín. Era habitual también que estos artistas<br />
colaboraran de un modo u otro en los films: Alfred Kubin, por ejemplo, fue seleccionado<br />
en un primer momento para llevar a cabo los decorados de El gabinete del doctor<br />
Caligari, pero también en otras películas del momento se acudía a momentos en los que<br />
la imagen tenía un peso mucho mayor, en lugar de simbolizar el lado más banal de las<br />
pasiones humanas, como sucede ahora. Así, Nosferatu nos demostraba como la imagen<br />
en movimiento también podía hacer referencia al desasosiego frente al absoluto como<br />
solo habían podido hacerlo Friedrich o Bocklin. En otros países, la plasticidad de la<br />
imagen también pretendía convertir lo fantasioso en realista, de hacer que las más<br />
oscuras de nuestras pesadillas tuvieran un lugar adecuado en el nuevo arte que a pasos<br />
agigantados estaba creciendo, como es el caso de Vampyr o de la aclamada Häxan.<br />
<br />
<a name='more'></a><br />
<br />
Pues bien, hoy por hoy, los films de autor parecen consagrarse cada vez más a esta<br />
propuesta. La película de la que hoy hablamos, La bruja, ha despertado toda una<br />
reacciones de seguidores en las redes sociales, pero también por parte de distintos<br />
estudiosos que han alabado la ópera prima de Robert Eggers, ascendido directamente<br />
al olimpo de los realizadores del cine de terror y considerado como uno de los autores<br />
más prometedores en un futuro no muy lejano (no en vano, Universal le ha dejado<br />
libertad para llevar a cabo el remake de Nosferatu). Pero sí hay algo en que todos se han<br />
puesto de acuerdo, en la incomodidad generada en el espectador por la belleza con la<br />
que se desarrolla la historia y el choque producido por el montaje horizontal, es decir,<br />
de “oído a ojo” que produce la relación casi dialéctica entre banda sonora de Mark<br />
Kroven y los maravillosos planos iluminado por la cámara de Jarin Blaschke (González<br />
Taboada la ha definido como “una mezcla no tan imposible entre El bosque y la Cinta<br />
blanca). <br />
<br />
En definitiva, estamos ante una película de terror, en el sentido más cinematográfico de<br />
la palabra. Nada de juegos de magia, de efectismos propios del Slahser… cine de terror<br />
con una firma autoral. Y esa firma autoral no es sino la búsqueda, de nuevo, de la pureza<br />
de la imagen. El cine de autor americano más contemporáneo parece haber echado la<br />
vista casi un siglo atrás, para aprender de cómo narrar historias únicamente con el poder<br />
de la imagen, y lo que es más importante, como conseguir expresar conceptos<br />
abstractos mediante un cine también abstracto. Hacía mucho tiempo que no veía en una<br />
sala de cine una película tan bella como es La bruja. Parece que ese relato folclórico al<br />
que hace referencia al inicio del film no solo se halla en su propia diégesis, sino que el<br />
propio director ha hecho un recorrido por el “folclore” de la historia del cine,<br />
descubriendo sus antepasados, sus ideas… y respondiendo ante ellas con un ejercicio<br />
que ha encontrado el equilibrio perfecto entre tradición y contemporaneidad, entre<br />
belleza y miedo, entre el realismo humiano y la trascendencia romántica, entre el<br />
montaje y la plasticidad de la imagen… Si tuviera que unirlo con algún periodo de la<br />
literatura, sería con la tradición del realismo mágico iberoamericano.<br />
<br />
En este sentido, el concepto de fotogenia al que nos hemos referido<br />
anteriormente cobra vida de nuevo en el cine sonoro, en especial en esta corriente del<br />
cine americano que hoy está encontrando una gran repercusión. Como suele pasar en<br />
estos casos, la tradición del cine europeo había rescatado del olvido todos estos<br />
elementos del periodo mudo, como es el de la fotogenia, reelaborando muchos<br />
ejercicios que ya habían tenido lugar antes: No en vano, tal sensación de desasosiego e<br />
intranquilidad ya lo practicaba Dreyer durante du etapa silente, lo recogió Haneke<br />
(dándole una bellísima a la vez que pérfida vuelta de tuerca) y ahora Eggers lo practica<br />
en La bruja de tal modo que la búsqueda por la narración (es decir, “¿De qué coño va?”)<br />
se torna inútil y banal, pues se trata de saber observar las imágenes para apreciar en<br />
ellas lo sobrenatural de lo natural.<br />
<br />
<u>No sólo la revelación de la temporada, sino que también puede ser un iniciación muy interesante para dar los primeros pasos en el campo de la estética del cine de la mano de un film que, sin esconder de donde viene (¿Alguien ha visto El resplandor o Häxan?) puede convertirse en un vehículo más que apropiado para estudiar la plasticidad de la imagen. </u>Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/09885309966538147479noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2350514633096813814.post-16306703433309090422016-04-26T01:46:00.001-07:002016-04-26T01:46:17.744-07:00Nº 37<div style="text-align: center;">
Abril de 2016</div>
<br />
<u>Nota editor.</u><br />
<br />
Estamos asistiendo a un mundo que fácilmente valdría para pasar la vida<br />
escribiéndolo, pensándolo, naciendo en él y naciendo en él un mundo de uno mismo.<br />
Pero, tras la continua derrota frente a la brevedad del tiempo de vida, humanamente finito,<br />
no es posible sino partir de la certeza de que cada actividad representa un coste, o un<br />
empleo –como prefieran-, de tiempo y que según la naturaleza de las cosas muchas de<br />
esas actividades son excluyentes, y, desde esa certeza, tragar de golpe el suspiro y elegir.<br />
Discernir cuáles ganan, cuales continúan la caída sólo única y unívoca en la acción, que<br />
no puede sino suceder en medio del caos y no puede permanecer sino en la memoria.<br />
<br />
Por ello, y desde este alto, no puedo sino volver a tratar de iluminar su mirada<br />
hacia nos y decir, sin temor, que estas rasgaduras de tinta en el papel fueron las mejores<br />
de las interminables luchas que suceden en las cabezas y corazones de mis carnales. Por<br />
mucho que alce la voz lo de afuera, uno no es sino altavoz de sí mismo y quizá nuestro<br />
canto represente hoy más al caballo que a su pasto, al jinete que a su sombra.<br />
<br />
Pero no teman, alejarse de la realidad no es sino un imposible, pues de qué más<br />
podría estar hecha una cabeza, un camino, un suspiro. Suelo soldado a cada paso, aliento<br />
y vaivén de costilla.<br />
<br />
Así gritan las rasgaduras de la vida de los ganadores del treintaysiete campeonato<br />
a destierro de nuestra muy fiel y muy querida revista.Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/09885309966538147479noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2350514633096813814.post-7297833200423973602016-04-26T01:45:00.001-07:002016-04-26T01:45:12.581-07:00Un poema<div style="text-align: right;">
<b>Carlos Esteban González</b></div>
<div style="text-align: center;">
<br /></div>
<div style="text-align: right;">
<span style="font-size: x-small;">A Vicente Huidobro</span></div>
<div style="text-align: right;">
<br /></div>
<div style="text-align: center;">
No hay más que vida</div>
<div style="text-align: center;">
¿y qué otra cosa puede haber?</div>
<div style="text-align: center;">
No son más que hombres</div>
<div style="text-align: center;">
¿y qué otra cosa pueden ser?</div>
<div style="text-align: center;">
<br /></div>
<div style="text-align: center;">
Lo son, lo son, lo son</div>
<div style="text-align: center;">
Lo sé, lo sé, lo sé</div>
<div style="text-align: center;">
….</div>
<div style="text-align: center;">
<br /></div>
<div style="text-align: center;">
<i>Poeta, he ahí tu paracaídas, maravilloso como el imán del abismo.</i></div>
<div style="text-align: center;">
<br /></div>
<div style="text-align: center;">
Un mar callado</div>
<div style="text-align: center;">
Una luz roja</div>
<div style="text-align: center;">
Un suspiro acabado</div>
<div style="text-align: center;">
Un acantilado azul</div>
<div style="text-align: center;">
Una nube violeta</div>
<div style="text-align: center;">
Una inhalación rota</div>
<div style="text-align: center;">
Un grano común</div>
<div style="text-align: center;">
Una roca individual</div>
<div style="text-align: center;">
Un corazón esperando</div>
<div style="text-align: center;">
Una escama coloreada</div>
<div style="text-align: center;">
Una estrella ardiendo</div>
<div style="text-align: center;">
Un globo ocular</div>
<div style="text-align: center;">
Un horizonte lejano</div>
<div style="text-align: center;">
Un suelo soportando</div>
<div style="text-align: center;">
Un hombre mirando</div>
<div style="text-align: center;">
<br /></div>
<div style="text-align: center;">
Lo son, lo son, lo son</div>
<div style="text-align: center;">
Lo sé, lo sé, lo sé</div>
<div style="text-align: center;">
…</div>
<div style="text-align: center;">
<br /></div>
<div style="text-align: center;">
La representación de un mundo en cada segundo en los que sucede la caída.</div>
<div style="text-align: center;">
El inagotable atraer que la ignorancia trae como libertad de una voluntad que</div>
<div style="text-align: center;">
olvida la necesidad del salto.</div>
<div style="text-align: center;">
La simple calma que deja el conocimiento de que el único poder que queda es el</div>
<div style="text-align: center;">
confuso control de la velocidad y el insano tentar de la idea de cruzar el abismo.</div>
<div style="text-align: center;">
Juguetes de una psique que entretiene su tiempo en maravillarse por el mecanismo</div>
<div style="text-align: center;">
de varillas y tela de su paracaídas.</div>
<div style="text-align: center;">
Silencio del que cree sin sentido su viaje desde el vientre de la madre.</div>
<div style="text-align: center;">
Lo son, lo son, lo son lo sé, lo sé, lo sé</div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/09885309966538147479noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2350514633096813814.post-13315036477468480332016-04-26T01:43:00.002-07:002016-04-26T01:47:18.029-07:00El problema de la transparencia<div style="text-align: right;">
<b>Eduardo Gutiérrez Gutiérrez</b></div>
<br />
En un artículo publicado en el diario El Mundo (08/09/2015) el catedrático en Filosofía<br />
Política Daniel Innerarity introduce el concepto de beatería de la transparencia y... no<br />
sé, me dio que pensar: ¿hay algún peligro en el exceso de transparencia? Yo creo, y no<br />
hago con ello spoiler de las reflexiones aquí argumentadas, que sí. Como dice el propio<br />
Innerarity, es muy posible que un exceso de transparencia provoque "un empobrecimiento<br />
del espacio público". Veamos cómo.<br />
<br />
La idea que defiendo en este artículo es la siguiente: El exceso de transparencia en<br />
política es peligroso para la salud democrática en general, y para la salud de nuestro<br />
sistema de gobierno en particular. Los últimos tiempos de la política española vienen<br />
marcados por la exigencia de transparencia en la gestión de lo público; una exigencia que<br />
surge de la protesta popular ante los escándalos de corrupción que salpican por igual a<br />
todos los partidos políticos y que éstos han hecho suya -con ciertas excepciones y vacíos<br />
que no conviene desarrollar ahora-. Los partidos políticos incluyen en sus programas<br />
medidas de transparencia, acaparando este asunto los focos de muchos de los debates<br />
públicos que inundan los medios de comunicación en la actualidad. Pero esta exigencia<br />
de transparencia no debe ser, tal y como creo que está entendiendo la ciudadanía,<br />
absoluta; ni debe tampoco esperarse un informe conciso y detallado de todas y cada una<br />
de las acciones y decisiones que se toman en el gobierno: el Estado debe contar, para<br />
el recto desarrollo de sus asuntos, con una cuota equilibrada de secreto y<br />
transparencia.<br />
<br />
Un exceso de transparencia puede derivar, cuando esta idea se convierte en lugar común<br />
de la sociedad -como tantas, tantísimas otras-, en una exigencia ingenua de transparencia:<br />
en prensa rosa, en publicidad de datos innecesarios, superfluos y muchas veces<br />
manipulados que sólo sirven de espesas cortinas de humo con las que aplacar un enfado<br />
cada vez más generalizado y, por suerte para nosotros, organizado. Todo exceso de<br />
información se acaba convirtiendo en desinformación. Para la administración y<br />
gestión de la 'cosa pública' hay que encontrar un equilibrio entre la transparencia y el<br />
secreto; sobre todo cuando entramos en el ámbito de la negociación, donde el secreto se<br />
constituye como táctica. Lo que uno se guarda para sí durante el proceso de negociación<br />
como as en la manga es una forma más de ejercer presión sobre el otro y obtener así, en<br />
la decisión tomada en dicho proceso, una mayor cuota de satisfacción de la preferencia<br />
particular de la que se parte -porque en la negociación, muy al contrario que en la<br />
deliberación, las partes enfrentadas pretenden que su toma de postura, fundada sobre<br />
intereses particulares para el bien común o sobre lo que se considera más óptimo para<br />
éste en función de un enfoque particular, prevalezca sobre la del otro; aunque también sea<br />
posible ceder para formar una decisión 'pseudo-consensuada'. Y por mucho que a los<br />
idealistas modernos les pese la democracia actual tiene más de negociación y mercado<br />
que de deliberación y participación abierta-.<br />
<a name='more'></a><br />
<br />
En la introducción a la obra de Georg Simmel El secreto y las sociedades secretas Daniel<br />
Mundo sostiene la tesis de que: para toda relación es necesario un mínimo de<br />
secretismo. En la relación entre dos individuos se produce un intercambio camuflado de<br />
información acerca de la imagen que se tiene del otro, que nunca equivale a lo que el otro<br />
es, y que construimos en nuestra mente por medio de intuiciones, hipótesis y perjuicios;<br />
por medio de interpretaciones sobre lo que dice y lo que no dice, lo que hace y no hace,<br />
sobre cómo lo dice y cómo lo hace. Lo que se conoce y se ignora de una persona, incluso<br />
de uno mismo cuando se está con esa persona, estimula el mantenimiento del grado de<br />
intensidad de las relaciones sociales. En toda relación íntima o afectiva hay aspectos del<br />
otro y de uno mismo que se ocultan de manera consciente con el objetivo de no revelar<br />
toda la información disponible de una vez y para siempre, agotándose así la relación. Y<br />
la política, y el poder en líneas generales, se constituyen y se hace en la relación.<br />
Vamos a ver brevemente qué tiene Georg Simmel, ese gran y olvidado filósofo alemán<br />
a caballo entre los siglos XIX y XX, que decir acerca del secreto, fenómeno -o mejor<br />
hecho vital- íntimamente vinculado al de la transparencia. Para ello me sirvo de su artículo<br />
de 1903 El secreto y las sociedades secretas.<br />
<br />
En las sociedades primitivas, que podríamos representarnos como la infancia de la<br />
humanidad, la mentira tiene una finalidad positiva. La primera organización y<br />
clasificación jerárquica de un grupo se realiza y consolida con la sumisión de los más<br />
débiles frente a los más fuertes, ya sea física o intelectualmente. Entonces la mentira<br />
aparece como medio para situarse en la escala superior del grupo y dominar a los otros;<br />
como mentira impuesta y no descubierta por los otros, sino asumida. La mentira sirve,<br />
sobre todo en grupos reducidos, para el interés y el bien de los menos, mientras que<br />
la verdad sirve al bien y al interés de los muchos; y "de ahí que toda información<br />
tendente a eliminar los engaños de la vida social tenga un carácter marcadamente<br />
democrático". El engaño es mecanismo para la dominación y la obtención del poder por<br />
parte de unos pocos frente a los cuales los engañados forman numerosa mayoría. Las<br />
sociedades democráticas, aquellas que tienden al bien y al interés de la mayoría, son<br />
sociedades en las que el conocimiento obtenido por y para las relaciones sociales, toda la<br />
información que sea útil para el trato y la convivencia social óptima, apunta o aspira al<br />
grado de veracidad más alto -y con ello a la erradicación de la mentira y del engaño-.<br />
La estructura de las relaciones sociales se determina según Simmel a partir de<br />
ambivalencias, debido a la naturaleza dual del hombre, que es ser social pero también ser<br />
individual. Entonces hay fuerzas socializadoras como la concordia o la armonía que, para<br />
desplegar toda su esencia y toda su capacidad de socialización, requieren de distancia y<br />
alejamiento, de las fuerzas individualistas -no por ello no-sociológicas- de la distancia y<br />
la competencia. Al respecto de esto, habíamos visto antes que el conocimiento o la<br />
información que se tiene del otro o que se comparte con el otro acerca del mundo objetivo<br />
es un factor fundamental para las relaciones y para que éstas constituyan grupos humanos;<br />
el lenguaje, por ejemplo, da buena cuenta de este hecho. Aplicando la necesidad de<br />
ambivalencia a este elemento de socialización nos encontramos, siguiendo a Simmel, con<br />
que se precisa de un contenido espiritual y subjetivo compartido con el otro, pero también<br />
de un contenido, un conocimiento o una información no comunicada al otro que el<br />
otro desconoce. "El valor negativo que, en lo ético, tiene la mentira, no debe engañarnos<br />
sobre su positiva importancia psicológica". Es un medio para ocultarle información al<br />
otro y limitar su conocimiento que sigue las estrategias del secreto y la ocultación.<br />
Para hacer posible la actividad práctica entre sujetos sociales tienen estos que tener<br />
confianza en el otro, en el trabajo futuro del otro y en que este trabajo se realizará de la<br />
mejor forma para satisfacer los fines comunes que se han fijado. Y para que crezca esta<br />
confianza en el otro ha tenido éste que ofrecer una cantidad de información acerca de sí<br />
mismo a medio camino entre el saber y el no-saber -la información necesaria para el<br />
desenvolvimiento de la actividad, ni más ni menos-, dependiendo como dice Simmel del<br />
contexto histórico, de los intereses que unan a los individuos y de sus características y<br />
ocupaciones.<br />
<br />
En la modernidad la consolidación objetiva y autónoma que han alcanzado las<br />
instituciones y tradiciones, incluida la opinión pública -aumentando su fiabilidad y<br />
firmeza-, hace que ya no sea necesario conocer aspectos personales del otro para depositar<br />
confianza en su hacer: lo que se pide del otro es un trabajo mecánico y estandarizado, y<br />
como del otro se sabe que cumple una función y que la tiene que cumplir, solamente se<br />
espera que sea capaz de realizarla en el menor tiempo posible con la mayor efectividad.<br />
Las relaciones personales y sociales se han objetivado, despersonalizado, y han adquirido<br />
una racionalidad instrumental, convirtiéndose en relaciones calculables y calculadas,<br />
previstas y automáticas. Los individuos se relacionan en calidad de funciones o, incluso,<br />
de mercancías, pero no de individuos con personalidad.<br />
<br />
Cuando el secreto aparece en el seno de un colectivo humano, junto al mundo de lo visible<br />
o de las representaciones compartidas por todos, surge un mundo de lo oculto, de lo que<br />
se mantiene en secreto, que estimula no sólo el crecimiento y desenvolvimiento individual<br />
e interno de los miembros del grupo, sino también la propia vida y la propia actividad<br />
social, constituida por las relaciones entre los individuos -que el secreto, la información<br />
ocultada a los otros, transforma-. El secreto, desde el punto de vista estrictamente<br />
sociológico, tiene neutralidad moral, incluso podría decirse que es positivo, porque<br />
fomenta el desarrollo individual y social de los individuos. No es que el secreto esté<br />
estrechamente vinculado al mal, explica Simmel, sino que el mal está estrechamente<br />
vinculado al secreto; lo que se pretende ocultar suele ser inmoral, perverso y malvado, y<br />
por eso que reciba el rechazo social. Con todo, el secreto -que no la mentira, no deben<br />
confundirse- tiene una utilidad social positiva.<br />
<br />
La evolución de las sociedades humanas en su relación con el secreto esconde una idea<br />
paradójica, indica Simmel, según la cual "lo que era público, se torna secreto, y lo que<br />
era secreto, se deja ver". Llega así a la conclusión de que toda relación o toda sociedad,<br />
antigua o moderna, ha requerido de un cierto grado de secreto; lo que ha<br />
evolucionado no es la necesidad de secreto o su intensidad, sino más bien su contenido.<br />
En las sociedades primitivas lo que se guardaba en secreto no era tanto la vida íntima y<br />
privada de los individuos, que apenas gozaban de intimidad, sino el ámbito de lo público<br />
o de lo político, cuya actividad, apelando a una autoridad espiritual, se mantenía oculta.<br />
En las sociedades modernas sucede lo contrario: las actividades y decisiones de los<br />
gobiernos, a fin de evitar abusos de poder, se hacen públicas y son transparentes, mientras<br />
que los individuos han ganado en privacidad y clandestinidad para con el desarrollo de su<br />
vida. La idea sociológica o la esencia sociológica -de interés sociológico- que subyace a<br />
esta evolución es la siguiente:<br />
<br />
<span style="font-size: x-small;">lo que por su esencia es público y por su contenido interesa a todos, acaba haciéndose cada</span><br />
<span style="font-size: x-small;">vez más público externamente, en su forma sociológica, y lo que se refiere sólo al yo, a los</span><br />
<span style="font-size: x-small;">asuntos centrípetos del individuo, adquiere una forma sociológica cada vez más privada, cada</span><br />
<span style="font-size: x-small;">vez más apta para permanecer secreto.</span><br />
<br />
Si entendemos que la democracia no sirve tanto para transmitir las preferencias de los<br />
votantes, y menos aún como autogobierno del pueblo -habría que preguntarse, de aceptar<br />
esta idea, qué significa eso de pueblo y si en sociedades tan complejas y extensas como<br />
las modernas cabe imaginarse un pueblo capaz de gobernarse a sí mismo reunido en<br />
conjunto en la asamblea-, sino para elegir a los representantes que sean más afines a<br />
nosotros y tengan más posibilidades de ganar de entre un abanico de élites que compiten<br />
por obtener el poder, podemos deducir lo siguiente: la democracia así considerada tiene<br />
que ver más con la negociación que con la deliberación en asamblea. Y las partes que<br />
participan en la negociación tratan de encontrar un equilibrio entre sus respectivas<br />
posiciones -que, al contrario que en la deliberación, no tienen por qué ser justificadas-;<br />
cada una presenta su oferta y entre todas se busca un acuerdo, un equilibrio. Este acuerdo<br />
está condicionado por la presión que cada parte ejerce sobre las otras para hacer primar<br />
su interés y por la información, la táctica y las destrezas de las que cada 'contendiente' es<br />
valedor para imponer su voluntad. Estos recursos de los que cada una de las partes puede<br />
servirse para salir ganador no siempre se ponen sobre la mesa en el momento de iniciar<br />
la negociación, sino que se irán desplegando en su desarrollo, es decir: no tienen por qué<br />
hacerse transparentes.<br />
<br />
Hemos descubierto de la mano del genial Georg Simmel la relevancia que el secreto tiene<br />
para la democracia tal y como la entendemos hoy día. Si a eso le sumamos el siempre<br />
necesario secretismo para todo debate y negociación, resulta que la exigencia popular y<br />
también institucional de transparencia no deber ser tomada al pie de la letra. Necesitamos<br />
del secreto y de lo no-revelado, que no de la mentira, para construir realidad social<br />
y para hacer de ésta una realidad lo más cercana posible al horizonte democrático<br />
ideal que nos hayamos marcado, como sociedad, alcanzar.<br />
<div>
<br /></div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/09885309966538147479noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2350514633096813814.post-28037199567308800662016-04-26T01:41:00.001-07:002016-04-26T01:41:19.962-07:00LA BANCA PIERDE <div style="text-align: right;">
<b>Ollie de Ninfo</b></div>
<u><br /></u>
<u>La banca pierde (rap).</u><br />
<br />
Previene<br />
Deviene<br />
Desvío cognitivo<br />
Subvierte<br />
Y advierte<br />
Un corriente defensivo (dentro)<br />
Combate<br />
Abate<br />
Acorralado furtivo (dentro)<br />
Divierte<br />
Perderte<br />
Con paso firme y ardiente<br />
Tentando<br />
Marcando<br />
Nueva frontera de vida y muerte<br />
Amaga<br />
Deniega<br />
Apuesta ya dispara (fuera)<br />
Expresa<br />
Sopesa<br />
Momento presente (fuera)<br />
<br />
Reposa<br />
Mariposa<br />
Pierde la banca, afloja<br />
(SWIM)<br />
Vida llueve<br />
El dorado de repente<br />
Champagne y ostras<br />
Amamante que no apueste<br />
Rumores de otras costas<br />
Una hucha llena de pestes<br />
El pueblo quiere pesetas<br />
Y no vender su tiempo<br />
(ho)<br />
Caja fuerte<br />
Abrirla y ver serpiente<br />
Confetis y mofas<br />
Con un trueque se presiente<br />
(ha)<br />
El delirio de las cuentas<br />
El final de esa pendiente<br />
La inversión de las cuestas<br />
Y no cargo Yo el muerto<br />
<br />
(Kiu)-(ho)<br />
Baja esa pendiente<br />
Del fuerte terrateniente<br />
Del corral de la farruca<br />
Del color de los tacones<br />
De la peineta y de la rueca<br />
<br />
(ha)*Demilesdemillonesquedanvueltasinparar<br />
*Demilesdemanosatrapadasentrelosradios<br />
*Deobsesionesdementirasdesclavismoinnecesario<br />
<span style="font-size: x-small;">Delmomentodeactuar</span> antesqueacabelciclo<br />
<br />
<br />
<div style="text-align: center;">
Que llegÓ habitando Era verdadera</div>
<div style="text-align: center;">
En bestialidad y humana fuerza compañera (perro)</div>
<div style="text-align: center;">
Con verdad</div>
<div style="text-align: center;">
Entregar la voz</div>
<div style="text-align: center;">
A las fronteras</div>
<div style="text-align: center;">
NACER</div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/09885309966538147479noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2350514633096813814.post-76848606709170871582016-04-26T01:39:00.000-07:002016-04-26T01:47:29.918-07:00ROBER BOLAÑO O 2666 <div style="text-align: right;">
<b>David Álvarez García</b></div>
<div style="text-align: right;">
<span style="font-size: x-small;"><br /></span></div>
<div style="text-align: right;">
<span style="font-size: x-small;">-La impaciencia nos va a matar a todos, pensé. – “Monsieur Pain”, Roberto Bolaño</span></div>
<br />
Hay quien dice que la literatura es el arte dónde se perfecciona la mentira, claro que<br />
también hay quien dice lo contrario. Me parecen, no sé, las típicas frases que diría algún<br />
escritor –seguramente un buen escritor- en una entrevista cuando está deseando que lo<br />
dejen en paz. Las típicas frases, reduccionistas e intuitivas, carentes de sentimiento, a no<br />
ser el deseo, más o menos oculto, según quien, de ganarle una prorroga al tiempo. Hacer<br />
historia, fama y riqueza, bellezas sin límites, plantar un rarísimo y gigantesco árbol en el<br />
inmenso bosque de la literatura (¿universal?). Yo por mi parte no soy muy dado a las<br />
separaciones motivadas por la utilidad, es decir, no soy nada práctico. Quiero decir que,<br />
para mí, en la literatura, tan necesario es ser honesto y sincero, buscar la verdad por<br />
encima de todo, como saber ocultar, mistificar e ironizar sobre cada aspecto de la vida y<br />
de la realidad. Y por suerte, he leído a Roberto Bolaño.<br />
<br />
La idea que tengo desde hace unos días es la de hacer un comentario crítico sobre la obra<br />
del escritor R. Bolaño. Sin embargo, tras varios intentos he llegado a la conclusión de que<br />
semejante trabajo requeriría por mi parte un enorme esfuerzo en ser objetivo, además de<br />
un alarde de vanidad del que ahora no me veo demasiado capaz. Así pues, más que un<br />
comentario crítico, en sentido estricto, analítico y mordaz, he oscilado hacia una idea que<br />
me resulta menos pretenciosa: decir algunas cosas que se me han ocurrido leyéndole, con<br />
conciencia de su futilidad y su subjetividad. Primero haré una breve historia de mi<br />
relación con el escritor.<br />
<br />
Lo leí por primera vez hace sólo cinco años: mi tío me regaló Los detectives salvajes.<br />
Sería un tanto abusivo hablar sobre mis sensaciones e impresiones tras aquella primera<br />
lectura, así que simplemente diré que me gustó, que me gustó mucho. Recuerdo que quedé<br />
doblemente atrapado: en su ingeniosa estructura literaria y en los callejones de cada<br />
historia, de cada personaje. Y eso es todo lo que recuerdo con claridad, ya apenas me<br />
acuerdo de Belano y Lima, ni del muchacho Madero. Pero bueno, el caso es que tras leerlo<br />
busqué información del autor y me enganché sin demasiada dificultad al mito de Bolaño.<br />
Un escritor puro, un poeta maldito, muerto en la más alta cumbre de su producción<br />
literaria, terrible fumador con grandes gafas que aumentan su mirada de loco, su expresión<br />
de profundo dolor, de hombre solitario, pero familiar y cariñoso. En fin, murió cuando yo<br />
tenía doce años, y aun no sabía nada sobre la maldición que caería sobre mí unos cuantos<br />
años después. Yo, por entonces solo me preocupaba por jugar al tenis y al baloncesto, a<br />
la GameBoy, y por tener a mis padres contentos con mis notas en el colegio. Bueno seguro<br />
que había algo más –mucho más- pero tristemente, no recuerdo nada salvo lo que ya he<br />
dicho. Y mientras yo estaba en esa tesitura inofensiva e inocente Bolaño moría en<br />
Barcelona dejando tras de sí algunos movimientos inteligentes para, como decía arriba,<br />
ganarle una prorroga al tiempo. Están sus hijos que lo recordarán con un profundo amor,<br />
y no es para menos, pues según dicen las leyendas (¿una leyenda en tan solo 14 años?<br />
¿por qué no?) era un gran hombre, un padre atento y cariñoso. Y luego está su obra, su<br />
inmensa obra que abarca tanto novela y cuento, como poesía y ensayo. Sin embargo, no<br />
es un escritor póstumo, ya en vida alcanzó cierto éxito, y pudo vivir bien de la literatura.<br />
Lo suyo le costó, pero leyendo sus novelas, es comprensible que alcanzase el éxito aun<br />
en vida, con esa técnica suya de dar al lector un hilo del que tirar, fácilmente como un<br />
juego infantil, y al mismo tiempo tejiendo con ese mismo hilo un juego, infantil también,<br />
pero no en el sentido de simple o educativo (¿moralizante?), sino profundamente vital,<br />
serio como solo puede serlo un niño que juega (¿dónde demonios he leído esa metáfora?<br />
¿Nietzsche, Cortázar, el propio Bolaño? No recuerdo). Puede ser leído por cualquiera que<br />
disfrute mínimamente de una buena lectura, incluso por algún imbécil, quizá, aunque éste<br />
corre el riesgo de verse sumido en ataques de pánico repentinos e inexplicables. Bueno,<br />
lo cierto es que todo lector de Bolaño aceptaría de buena gana ese riesgo, pues el miedo<br />
que puede acosarle a uno en medio de la lectura es poco menos que un miedo metafísico,<br />
un miedo estrictamente literario. El imbécil sin embargo puede confundir ese miedo con<br />
alguna consideración sobre lo triste y patética que resulta su vida. Pero es momento de<br />
dejar esto de lado.<br />
<br />
Yo no he leído todas las obras de Bolaño, aún estoy en ello, y aún me llevará un buen<br />
tiempo (contando, claro, con la relectura), por desgracia tengo que cumplir con otras<br />
obligaciones. Cito por placer, los títulos de las que he leído hasta ahora, en el orden en<br />
que las he leído: Los detectives salvajes, Consejos de un discípulo de Morrison a un<br />
fanático de Joyce, Los perros románticos, 2666, Estrella distante, Los sinsabores del<br />
verdadero policía, El policía de las ratas, 2666 (otra vez) y Monsieur Pain. Sin duda me<br />
quedo con 2666 aunque debería volver a leer Los Detectives Salvajes.<br />
<a name='more'></a><br />
<br />
La primera vez que leí 2666 lo hice en orden, de la parte 1 a la 5; la segunda vez lo leí a<br />
mi antojo: 1-5-2-4-3. En teoría podrían ser novelas independientes y además quería leerlo<br />
así, por lo que no necesito más explicaciones. La primera vez puedo decir que fue una<br />
lectura sufrida, casi obligada, tarde mucho tiempo y no pude disfrutarlo en condiciones.<br />
Pero la segunda vez me quedaba durante horas y horas atrapado entre las páginas, en esa<br />
prosa que reúne en perfecta armonía ideales y formas poéticas con una narrativa<br />
apasionante y hermosa. Su manera de configurar sin dificultad reflexiones de naturaleza<br />
filosófica, al tiempo que describe situaciones absurdas o verosímiles, pero en cualquier<br />
caso perfectamente naturales, y siempre bellas, en serio, me ha conseguido emocionar<br />
durante horas. Incluso al dejar de leer me veía invadido por fuertes sensaciones que<br />
recorrían el espectro desde el pánico hasta la temeridad, pasando claro, por el amor y la<br />
experiencia estética más sublime. Estas impresiones me acompañaban durante mis días a<br />
la espera de conseguir algo de tiempo libre de mis obligaciones y mis vicios, para poder<br />
seguir leyendo, recorriendo la Europa regada con sangre y ríos salvajes de Reiter, el<br />
gigante en todos los sentidos posibles, y también esa otra Europa más abstracta, la de los<br />
críticos, profesores de universidad, y ver como todo ese devenir de destinos, liberados o<br />
anhelados, conducen a las calles de México, el D.F. y Santa Teresa y la casucha de<br />
Amalfitano, a los asesinatos de mujeres en los cuales “se esconde el secreto del mundo”.<br />
¿Qué secreto es ese? Y ante todo ¿quién es el agente de ese secreto? ¿Quién esconde qué?<br />
¿de qué? Estas relaciones son, como poco, espejos del absurdo, reflejos de dualidades<br />
indisociables, pero disociadas, por el arte tal vez, o por su posibilidad, o por su ansiedad<br />
necesaria, o puede que sea solo, la muerte, como el ente lascivo original, pícaro y hábil<br />
en pericias, en leyendas de dioses dionisíacos, como un Pan todopoderoso sin enemigos<br />
que le puedan hacer frente, verdaderamente.<br />
<br />
Puede que “el secreto del mundo”, escondido, se nos aparezca escondido en un<br />
razonamiento del tipo: “soy un animal racional, es decir, comprendo que soy un animal<br />
con la disposición natural a la racionalidad y la inteligencia, que no es sino una<br />
herramienta producto del proceso natural conocido como la evolución de las especies;<br />
esta herramienta me sitúa en una situación obtusa, en un caso de dudosa ventaja evolutiva,<br />
en un compromiso ineludible, teórico y práctico, cuya mejor postulación, quizás, la<br />
encuentro en Kant: La razón humana tiene el destino singular, en uno de sus campos de<br />
conocimiento, de hallarse acosada por cuestiones que no puede rechazar por ser<br />
planteadas por la misma naturaleza de la razón, pero a las que tampoco puede responder<br />
por sobrepasar todas sus facultades. [Crítica de la razón pura]. Luego, tengo en mi cabeza<br />
la necesidad insoslayable de ciertas preguntas que no puedo responder, y también la<br />
igualmente insoslayable necesidad, de responder dichas preguntas, aún a sabiendas de la<br />
futilidad de mi tarea. Por ejemplos las preguntas por el sentido de la vida, de mi vida, o<br />
nuestras vidas, conscientes y emocionales; o las preguntas sobre la divinidad, el ser, lo<br />
universal, lo uno, la esencia, etc… Tengo, al menos, una suerte de imaginación que acude<br />
en mi auxilio para tratar de responder tan magnas cuestiones; un profundo sentido<br />
histórico a modo de soporte hermenéutico. También un “aparato” de percepción estética,<br />
un algo que me permite luchar por conquistar un pedazo de sentido en estos océanos de<br />
terror, indiferencia e inmensidad. Pero la razón concluye con una poderosa autoridad, con<br />
justificación moral que respalda la verdad que postula: la razón humana, con su<br />
conciencia, es un absurdo, en el mejor de los casos, una vanidad de la naturaleza. Y<br />
mientras dice esto piensa: ¡vaya, ya he respondido! ¡me veo obligada una vez más a volver<br />
sobre la pregunta!”. – Más bien no, el secreto del mundo, sea lo que fuere, si de algo se<br />
oculta, es de semejantes discursos y formas de pensamiento. Los contenidos quizás<br />
puedan llegar a coincidir, o no, pero, casualidad o destino, poco nos importa; estamos<br />
jodidos, vivos y bien jodidos, culpables y asesinos en potencia, padres patológicos, horror<br />
vacui, hasta en las afueras del arte.<br />
<br />
Por suerte no encontramos nada tan sucio y explícito en Roberto Bolaño. Encontramos<br />
otras cosas, en mi opinión, mucho mejores. Para empezar la estructura de su obra:<br />
múltiple, metáfora cuántica quizá, repleta de abismos y plenitudes, de compartimentos<br />
secretos, de conexiones que, pese a su ocultismo, desprenden una evidencia asesina.<br />
Crónicas policiales, cargadas de confesiones de los culpables, de interrogatorios y<br />
entrevistas a testigos –quizás culpables y testigos lo tengan todo en común-, de<br />
autocríticas, comparaciones subjetivas, susceptibles de objetivarse en la idea de conjunto<br />
que se persigue en su obra como al más tremendo de los asesinos, en la guerra y en la paz.<br />
Tenemos también un contenido, o más de uno, en cualquier caso, de naturaleza<br />
subversiva, trágica por su apertura definitiva, pero conciliadora por la idea de una<br />
esperanza a veces negada y a veces realizada, la mayor parte de las veces, enloquecida, o<br />
lo que es lo mismo, una vez más, oculta. Redirección de cada planteamiento a otro lugar<br />
existente en su obra, quizá a Los detectives salvajes, y de ahí al poema insuperable de<br />
Lupe, o La francesa, y de ahí, tal vez a Monsieur Pain, que de nuevo nos lleva a 2666, y<br />
este a su vez a Los sinsabores del verdadero policía. Y así, infinito, eterno, hasta el culo<br />
de sentido enviciado y misterio. Cómo un desierto enamorado, cómo cualquier paisaje<br />
cómico, plañendo de incomprensible dolor, o comprensible, pero en cualquier caso ajeno,<br />
no-humano, y aun así profundamente divertido. La hermosura inigualable de la<br />
conversación abocada a una separación jodidamente triste e inevitable, aunque la lógica<br />
de nuestra pasión concluya en que no es posible, en qué no debe ser posible; los viajes<br />
fabulosos que diríase pertenecen a este mundo, más no es así, aunque nuestro corazón<br />
haga las paces con nuestra inteligencia para reunir cada anhelo en una sola voluntad, al<br />
estilo de Schopenhauer, lo que sea con tal de que nuestro cuerpo se mueva en la dirección<br />
que marca el rastro de nuestra percepción estética y romántica.<br />
<br />
Los libros de Bolaño, al menos los libros que yo he leído de Bolaño, son como un amor;<br />
libre para ser interpretado pero con rasgos evidentes y necesarios: placer y medias<br />
sonrisas, lágrimas y un nítido dolor, terrible deseo de locura, locura en sí misma, secretos<br />
y mentiras, redención irracional, flirteos y guiños, carcajadas, auténticas carcajadas de<br />
esas que te desencajan la cara mientras piensas “oh por dios esto es terrible”, aunque en<br />
verdad no piensas nada, un pensamiento subconsciente, o práctico en el sentido de<br />
inmediato, en el sentido de que se agota en su expresión, sin dejar huella, salvo, con el<br />
tiempo, arrugas de tanta risa y tana ironía, de tantísimo amor y tantísima enfermedad,<br />
reguerillo de felicidad con el inconfundible olor de una fuerte pasión relajada, muerta de<br />
tan viva, a pocos centímetros de la piel, de uno del otro, de las caricias primerizas torpes<br />
pero inmortales, o las viejas costumbres mecánicas, susceptibles de enajenación siempre<br />
que se entienda como necesaria, como una parte del camino, tal vez eterno, o tal vez no,<br />
pero una parte de ese camino que seguro nos conduce a un retorno, a cada uno el suyo<br />
propio, reencuentro en Núremberg, en Isla o en Gambia, pero reencuentro, solo eso,<br />
escaso milagro, ansiado milagro de dos ateos por convicción, pero están enamorados, al<br />
menos uno está enamorado, piensa el otro que al menos uno está enamorado, y el otro no<br />
piensa, lee en los vientos que mueven las nubes las líneas de un destino que desprecia,<br />
pero que recuerda dolorosamente presente en aquel tejadillo soleado de aquel pueblecito<br />
de aquella poco encantadora región, llena por una cierta plenitud que se desprende de sus<br />
miradas y de sus palabras, de los cómicos y entrañables esfuerzos por comprenderse y<br />
traducirse, por fundir sus mentes, sus conceptos, sus lenguajes que se quieren privados,<br />
en un solo pensamiento en un solo instante de un solo tiempo, mientras juegan, por inercia<br />
juegan, arriesgan su dignidad y su destreza en un absurdo juego junto a edificios<br />
decadentes y en peligro de derrumbamiento, pero no´mporta quien, las declamaciones<br />
son apenas cuatro o cinco silencios, que cobran la apariencia de cuatro o cinco gestos,<br />
repetidos eso sí, hasta la saciedad y el aburrimiento, pero en silencio claro, porque ante<br />
todo se trata de esconder y ocultar, para expandir la posibilidad de la comprensión y el<br />
descubrimiento.<br />
<br />
Exacto, sí, como un jodido desierto enamorado hasta el corazón de Roberto Bolaño, o del<br />
escritor desaparecido, desde su mismo nacimiento, así, exactamente así, como un enorme<br />
y brutal desierto enamorado.Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/09885309966538147479noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2350514633096813814.post-55962917995505446012016-04-26T01:36:00.003-07:002016-04-26T01:47:42.098-07:00Al viento del deseo<div style="text-align: right;">
<b>Ernesto Rodríguez Vicente</b></div>
<div style="text-align: right;">
<i><span style="font-size: x-small;"><br /></span></i></div>
<div style="text-align: right;">
<i><span style="font-size: x-small;">Aquí no hay</span></i></div>
<div style="text-align: right;">
<i><span style="font-size: x-small;">sino ver y desear;</span></i></div>
<div style="text-align: right;">
<i><span style="font-size: x-small;">aquí no veo</span></i></div>
<div style="text-align: right;">
<i><span style="font-size: x-small;">sino morir con deseo.</span></i></div>
<div style="text-align: right;">
<i><span style="font-size: x-small;"><br /></span></i></div>
<div style="text-align: right;">
<b><span style="font-size: x-small;">Cristóbal de Castillejo</span></b></div>
<br />
I<br />
<br />
<i>El corazón de la paloma</i><br />
<i>está dentro de la caja de dulces.</i><br />
<br />
Somos los juguetes rotos<br />
olvidados en el colegio abandonado,<br />
los fantasmas de los niños<br />
que jugaron con nosotros<br />
conducen hoy sus frías sonrisas<br />
por la autopista del dolor.<br />
<br />
Somos los últimos dulces<br />
que quedaron en la caja<br />
cuando la paloma murió<br />
y fuimos aplastados<br />
por su hermoso corazón,<br />
porque nos juzgamos<br />
demasiado dulces<br />
para quedarnos en la caja.<br />
<br />
Y el corazón de la paloma<br />
está dentro de la caja de dulces,<br />
y no puedo esperar<br />
que nadie quiera abrirla<br />
porque es una caja de dulces<br />
y todos esperan que los haya,<br />
pero ha decir verdad<br />
ya no sé si es un corazón<br />
lo que hay dentro<br />
o si al abrirla<br />
habrá más dulces<br />
dispuestos a ser devorados<br />
por el corazón de la paloma.<br />
<a name='more'></a><br />
<br />
<div style="text-align: center;">
II</div>
<div style="text-align: center;">
<br /></div>
<div style="text-align: center;">
Murió el rey de las sombras</div>
<div style="text-align: center;">
y su tenebrosa figura</div>
<div style="text-align: center;">
se perdió bajo la luz,</div>
<div style="text-align: center;">
la desoladora luz que asola</div>
<div style="text-align: center;">
nuestras pálidas mentes,</div>
<div style="text-align: center;">
despiertas en la insomne ilusión</div>
<div style="text-align: center;">
que aromoniza nuestro silencio.</div>
<div style="text-align: center;">
<br /></div>
<div style="text-align: center;">
Y de esta ceguera al fin resuelta</div>
<div style="text-align: center;">
quedará expuesto el agrio desencanto,</div>
<div style="text-align: center;">
desprendiendo con su insulsa sinrazón</div>
<div style="text-align: center;">
la razón de la emoción que palidece.</div>
<div style="text-align: center;">
<br /></div>
<div style="text-align: center;">
Mas advierto que este descontento</div>
<div style="text-align: center;">
no será la cruz que arrastre a la muerte</div>
<div style="text-align: center;">
porque el rey de las sombras</div>
<div style="text-align: center;">
resurgirá de su oscuro letargo,</div>
<div style="text-align: center;">
devolviendo con su brillante figura</div>
<div style="text-align: center;">
el encanto oculto en la noche.</div>
<div style="text-align: center;">
<br /></div>
<div style="text-align: center;">
<br /></div>
<div style="text-align: center;">
III</div>
<div style="text-align: center;">
<br /></div>
<div style="text-align: center;">
Qué importa que te escriba</div>
<div style="text-align: center;">
los versos más dulces esta noche,</div>
<div style="text-align: center;">
si los versos no sirven más</div>
<div style="text-align: center;">
que para aligerar el paso</div>
<div style="text-align: center;">
y la inmensidad de los sentimientos...</div>
<div style="text-align: center;">
<br /></div>
<div style="text-align: center;">
Qué importa que sea yo poeta o artista,</div>
<div style="text-align: center;">
si con ello no puedo ni siquiera alcanzar</div>
<div style="text-align: center;">
ese jardín florido que es tu corazón...</div>
<div style="text-align: center;">
<br /></div>
<div style="text-align: center;">
Qué importa, maldito sea el valor de las cosas,</div>
<div style="text-align: center;">
si un verso es solo un recuerdo infinito</div>
<div style="text-align: center;">
que engaña al artista en el presente.</div>
<div style="text-align: center;">
<br /></div>
<div style="text-align: center;">
Desdeño esta luz, este llanto</div>
<div style="text-align: center;">
asido a mi pecho eternamente;</div>
<div style="text-align: center;">
siento pasar, dulce, la tinta</div>
<div style="text-align: center;">
por mi corazón herido y anhelante,</div>
<div style="text-align: center;">
pero qué importa que te escriba</div>
<div style="text-align: center;">
los versos más dulces esta noche</div>
<div style="text-align: center;">
si nunca podré en ellos encontrarte.</div>
<div style="text-align: center;">
<br /></div>
<div style="text-align: center;">
<br /></div>
<div style="text-align: center;">
IV</div>
<div style="text-align: center;">
<br /></div>
<div style="text-align: center;">
Deja pasar el polvo de los años</div>
<div style="text-align: center;">
Por tus húmedas pupilas,</div>
<div style="text-align: center;">
La aspereza en la vista</div>
<div style="text-align: center;">
Es el síntoma del insomnio</div>
<div style="text-align: center;">
Y, aunque el insomnio es frío,</div>
<div style="text-align: center;">
Su luz puede ser el más grato infierno.</div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/09885309966538147479noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2350514633096813814.post-90563522996341720702016-04-26T01:33:00.000-07:002016-04-26T01:33:10.562-07:00Una última vez<div style="text-align: right;">
<b> U. Rojo (Canto) </b></div>
<br />
Una última vez más<br />
Los ojos<br />
De orgullo perdido<br />
Llenen el cielo<br />
De un mundo sin historia.<br />
<br />
Una última vez<br />
Tengas ojos de opaca profundidad,<br />
Ausentes para guardar silencio,<br />
Y se oiga apenas el saludo del amor<br />
Y la llama del hombre.<br />
<br />
Una última vez<br />
Se oiga el dolor milenario<br />
En el torbellino de los muertos que en sueños escondes<br />
Cual Gestos de ausencia en las mejores maniobras,<br />
Todo ello Amalgama de infinitos sitios de infinito.<br />
<br />
Una última vez<br />
Más allá, la zona amarga y de la evidencia,<br />
Estropeadas en tu vida,<br />
Angustiándose en dos orillas tras la postrera medianoche,<br />
Cocinen sin probar ni agua los labios de Cancerbero.<br />
<br />
Una última vez<br />
Vuelva a llegar la frontera inmortal como presentimiento,<br />
Pues ardua la vida me acaba de decir<br />
Que no se atreve a cerrar la puerta<br />
Una Última vez másAnonymoushttp://www.blogger.com/profile/09885309966538147479noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2350514633096813814.post-13416715553352591052016-04-26T01:32:00.001-07:002016-04-26T01:47:57.231-07:00Tren de Sombras.<div style="text-align: right;">
BATMAN VS SUPERMAN: O LA IMPOSIBILIDAD DE LA FICCIÓN</div>
<div style="text-align: right;">
TRADICIONAL EN EL HOLLYWOOD ACTUA</div>
<br />
Dirección: Zack Snyder<br />
Reparto: Ben Affleck, Henry Cavill<br />
Guion: David S. Goyer, Chris Terrio<br />
País: EEUU<br />
Distribuidora: Warner Bros<br />
Fecha de estreno: 23 de marzo, 2016.<br />
<div style="text-align: right;">
<b>R. Roig Herrero</b></div>
<br />
Lo primero de todo, pedir perdón a los lectores que al ver el título hayan decidido abandonar la<br />
suscripción a la revista. No se trata de hacer una crítica a la película que, al parecer, ha batido<br />
todo tipo de récord económico, sino de ver qué factores han llevado a que se haga un film como<br />
Batman vs Superman: el amanecer de la justicia. La segunda cuestión es por qué que cientos de<br />
miles de personas –que, por lo que se ve, nos gusta tirar el dinero- “disfrutemos” de ella sin<br />
pensárnoslo dos veces. Y, la última cuestión, si existe algún tipo de relación entre este fenómeno<br />
y algo que tenga que ver con la estética del cine.<br />
<br />
Echemos un poco la vista atrás y recordemos algunos títulos que nos lleven a pensar qué ha<br />
ocurrido en el mundo de la industria cultural cinematográfica, que no en el Cine con mayúsculas,<br />
que nos lleva a afirmar que Hollywood no es exactamente igual a hace unos pocos años. Por<br />
supuesto, el triunfo del bando norteamericano en la guerra fría conllevó a crear una industria muy<br />
eficiente, con la que mi generación se ha criado. Pensemos en esas maravillosas obras de Robin<br />
Williams, llenas de dulzura, de emoción; realmente caían lágrimas de nuestros ojos al verlas.<br />
Pero, por suerte o por desgracia, el mundo cambió mucho desde los últimos 90 hasta ahora: el<br />
11-S, una de las mayores crisis conocidas por el capitalismo occidental, terrorismo a escala<br />
global… Desde luego, no es el mundo que auguraban las películas de ficción de Steven Spielberg.<br />
El cine siempre había contribuido a crear grandes mitos. Qué coño, ¡El cine como industria<br />
cultural, casi había sustituido a Homero, creando nuevos mitos que funcionaban como luces en la<br />
noche de toda una sociedad, americana primero, y, prácticamente mundial después! Una de las<br />
críticas más “platónicas” al cine había sido que estas proyecciones funcionaban como<br />
distracciones, evasiones de una vida diaria. Pero quizá no fuera «evasión» la palabra que mejor<br />
definiera la actitud de los espectadores ante las pantallas. Al fin y al cabo, había una identificación<br />
tremenda con lo que era mostrado y los espectadores, no un distanciamiento evasivo, ni siquiera<br />
en las comedias.<br />
<br />
No, no era evasión. Quizá la palabra más adecuada para la relación entre películas-espectadores<br />
era esperanza. Viéndonos en esos personajes, podíamos creer que lograríamos ser mejores<br />
personas. No era un simple consuelo propio de una prostitución de los sentimientos, de las lloreras<br />
de una ética convertida mediante triquiñuelas simpáticas en estética, sino de transformar todo un<br />
código de conducta. En definitiva, citando a Benjamin, se hizo una estatización de la política, con<br />
todas las consecuencias que esto implica. Esto fue mucho más allá de la mera reproducción de<br />
patrones previos en la literatura u otras artes, sino que se trataba de llevar a cabo, mediante la supremacía del discurso de la imagen, toda una retahíla de dioses y hombres que, asentados en el<br />
olimpo de las sagradas colinas de Los Ángeles -Olimpo que ha sido testigo de historias trágicas<br />
que, en muchas ocasiones, lo han convertido en Infierno-, insuflaban en nuestras conciencias<br />
halos de verdad y esperanza que parecían no tener parangón en ningún otro momento de la historia<br />
del arte.<br />
<br />
<a name='more'></a><br /><br />
Pues bien, en mi opinión, han sido dos las grandes crisis que han asaltado esta confección<br />
retroalimentada. La primera comenzó a fraguarse tras finalizar la segunda guerra mundial, en los<br />
años 50. El cine dorado de Hollywood empezaba a perder fuelle frente a revisiones de géneros<br />
que habían nacido veinte años antes. Ejemplo de los clásicos de estas revisiones puede ser Sólo<br />
ante el peligro, en el caso del Western. Por supuesto todo ello en plena caza de brujas mientras<br />
cualquier elemento que se alejaba de las divinas palabras del Olimpo era desatendido. Finalmente,<br />
Espartaco, en 1960, significó una especie de reivindicación de la libertad cinematográfica frente<br />
a una industria, que finalmente acabó por considerarla como propia, y aceptarla como suya.<br />
El tiempo pasó, y aunque se dieron numerosos outsiders, como el cine independiente<br />
americano, el cine social, etc. Estos eran tragados por Hollywood como una vertiente<br />
distinta de sus propias condiciones éticas, es decir, vendidas como categorías estéticas,<br />
superponiendo de esta manera un discurso sobre otro. Buen ejemplo de esto serían films<br />
como Wall Street, con un trabajo impecable de Michael Douglas, haciendo precisamente lo<br />
contrario de aquello para lo que Oliver Stone había rodado la película; era imposible no<br />
identificarse con el yupi de Gordon Gekko y querer amasar fortunas, coches, etc. No existe una<br />
adecuación formal que defina el sentido estético de la película. Para mí, ese es el gran triunfo de<br />
la ficción americana nacida dentro de la industria cultural: la capacidad que ha tenido de<br />
reconstruir verdades mediante paradigmas estéticos, como hizo la poesía anteriormente. No estoy<br />
hablando aquí de que el cine legitime conductas éticamente reprobables, sino de que el discurso<br />
estético siempre es más comprensible, y degustable que el ético.<br />
<br />
Con esto, llegamos al segundo momento de crisis de la industria cinematográfica: el actual.<br />
Comenzábamos diciendo que el mundo había cambiado mucho desde los 90 hasta ahora, y quizá<br />
también muy deprisa. La ficción de Hollywood ha estallado en mil pedazos, eso es un hecho.<br />
Posiblemente sea la época con más remakes, secuelas de series y películas que por un motivo o<br />
por otro triunfaron en los 80, en los 90… junto al espectacular triunfo de la televisión. Se ha<br />
hablado mucho de crisis de originalidad, pero no estoy totalmente de acuerdo con esta afirmación.<br />
Se trata más bien de haber negado posibilidad estética al comentario ético, porque esos nuevos<br />
cánones estéticos no son vigentes hoy en día. Bueno, miento: son vigentes, pero necesitan de<br />
traducirse de otra manera, como se puede ver en la televisión. Al fin y al cabo, Breaking Bad es<br />
una serie que no trata otra cosa que caer en la tentación, y redención final, pero el discurso estético<br />
vuelve a suponer un discurso ético, es decir, ejemplificación a través de las características de los<br />
personajes con los que nos identificamos, admiramos u odiamos; aún recuerdo la cantidad de<br />
amenazas que recibió la pobre Anna Gun, quien hacía de Skyler White en esta misma serie.<br />
Por ello, la gran pantalla parece haberse quedado sin fuelle no solo para crear e incluso mantener<br />
los mitos que han nacido de ella, porque es lo malo de estas cosas: para que un mito tenga un<br />
efecto global y de fuerza, la gente tiene que creer en él. De esa manera, todo ha perdido cierto<br />
sentido. No en vano, existen muchos remakes de cuentos infantiles llevados a cabo con una<br />
estética que parece sacada de un cuento de ETA Hoffman. Por otro lado, hay un recalco del basado<br />
en una historia real, que neutraliza precisamente el hecho de crear mitos a través de la ficción.<br />
<br />
El cine de Hollywood ya no ofrece relatos, al menos no como estamos nosotros acostumbrados a<br />
verlo. Porque a nadie le interesa ver este tipo de construcciones. Se ha perdido una gran parte de<br />
ese valor ético añadido que cada espectador le daba el film, cosa que sí se ha mantenido en las<br />
nuevas series de televisión, y de ahí su tremendo éxito, en mi opinión. La identificación de los<br />
personajes con los espectadores parece cosa del pasado, y con ella la ficción tradicional.<br />
Si el relato tradicional no es operativo en esta etapa de la historia ¿qué nos encontramos en el<br />
relato actual? Frente a la opción del metacine –término que nunca me gustó demasiado- prefiero<br />
recuperar la famosa “muerte del cine”, entendida como lo hicieron Godard o Sontag, es decir, a<br />
la manera hegeliana. Se trata de un nuevo horizonte en el que el cine necesita imágenes<br />
autorreferenciales para volver a nacer con nueva fuerza, aunque esta llama quizá no brille nunca<br />
como lo hizo. No vale de nada acudir a la estrategia de los años 60, que nunca acabó de triunfar<br />
realmente: espectáculos masivos, con una carga ideológica muy alejada del pensamiento<br />
republicano-cristiano americano –pensemos en Ben-Hur o Los diez Mandamientos- y situándose<br />
dentro de la fragmentariedad más posmoderna.<br />
<br />
Y este es el motivo por el que hablamos de Batman Vs Superman… es bien sabido que el cine de<br />
superhéroes copa el mercado cinematográfico y se ha postulado como sustento absoluto de la<br />
industria cultural cinematográfica desde que Marvel produce sus propias películas. La precisión<br />
quirúrgica con este tipo films se ha convertido en el día a día en las salas de cine se debe no a la<br />
gran calidad de sus películas (aunque mucha gente considera a Joss Whedon una especie de<br />
semidiós), sino de sustituir la ficción cinematográfica por ficción publicitaria. El gran trabajo<br />
detrás de estos productos es precisamente trabajar fuera de cualquier ámbito cinematográfico. Las<br />
propias historias sacadas de Homero o de Shakespeare se redistribuyen con nuevas fachadas,<br />
alabando citas narrativas tomadas de la ficción tradicional, y revirtiendo su condición de ficción<br />
en algo masivamente publicitario.<br />
<br />
Esta estética alejada de la ética se nos hace realmente extraña en el nuevo cine de la industria<br />
cultural, porque eso nos lleva a la abstracción, como bien entendió Iñárritu en El renacido. Por<br />
otro lado, están estas pelis de superhéroes, donde el espectáculo vuelve a verse como única<br />
salvación de una industria en decadencia, y una vuelta a la estética clásica… pero en los 2000, no<br />
en los años 40 –de tremenda belleza-, donde tal estética no tiene ya valor. Esto es lo que diferencia<br />
el espectáculo multimillonario de décadas anteriores: el discurso estético, que, aun funcionando,<br />
ha dejado de calar. Es así de sencillo: Pretender transformar la filosofía de los maestros de la<br />
sospecha en Batman Vs Superman es como vender arena en un desierto, precisamente porque<br />
convertir en filosofía la industria cultural es una paradoja absurda, pero que tratada con la<br />
inteligencia propia de personas sin corazón, se convierten en spots. Convertir actitudes, modos de<br />
obrar… es cosa, quizá, de la publicidad, por muy vomitivo que nos resulte admitirlo. No estamos<br />
ante películas, sino ante grandísimos y muy largos anuncios, y, mirando la recaudación de<br />
semejante birria, están teniendo efecto.<br />
<br />
<i>La reflexión viene implícita ante tanta gilipollez. La publicidad ha sustituido a la filosofía, y ahora</i><br />
<i>también al cine. Parece demostrarse, cada vez más, que llevar a cabo una película tras el 11-S es</i><br />
<i>un acto de barbarie.</i>Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/09885309966538147479noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2350514633096813814.post-41764909141955411302016-02-24T09:43:00.003-08:002016-02-27T07:30:52.313-08:00Nº 35<div style="text-align: center;">
FEBRERO DE 2016</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhARhve0ZWiTAkt0evh2dYcgIpstYLfqxPh3VFOizMZ9UxOCc2fjsvLuRmxNW7MxLPe55FBBIUEJ9zUwip2O84v7tPNZl_M26dmTci8Sxib3ArE006ygaf7XfbpVQGBg-PiD4OXSnoYs_IE/s1600/IMG_1127.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhARhve0ZWiTAkt0evh2dYcgIpstYLfqxPh3VFOizMZ9UxOCc2fjsvLuRmxNW7MxLPe55FBBIUEJ9zUwip2O84v7tPNZl_M26dmTci8Sxib3ArE006ygaf7XfbpVQGBg-PiD4OXSnoYs_IE/s400/IMG_1127.JPG" width="266" /></a></div>
<div style="text-align: center;">
<br /></div>
<br />
<u>Nota editor.</u><br />
<br />
Vibra el aire allá afuera el canto interrumpido de la llegada del cambio. Un cambio<br />
que llega, mas yo creo que nada más puede llegar que el cambio, así que si este les asusta,<br />
habrá de ser uno grande.<br />
<br />
Sin embargo este país, como decían del ave de Minerva, siempre llega tarde. Las<br />
cosas aquí llegan, frenarlas fuera de las manos de las fronteras queda, pero aun cuando ya<br />
invaden nuestra casa y ocupan cómodamente el sofá más precioso de nuestra sala,<br />
negamos que hayan llegado, negamos que ya formen parte de nuestra vida y la determinen<br />
de algún modo, sino que asumimos, como quien percibe una sombra, que van a llegar,<br />
cuando no le tratamos de descubrir al mundo que no podemos usar ese sillón porque ni<br />
siquiera existe.<br />
<br />
Un asumir que no lucha contra la ignorancia, pues nuestro aire de vibrar no cesa,<br />
sino contra un negar la realidad cuando ésta escapa a nuestra representación de ella. En<br />
fin, una enfermedad política que no nos permite actuar, sino tan solo representar.<br />
Treintaycinco ya, sin parar de pensar en el vivir y de gritar el pensar para incitar.Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/09885309966538147479noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2350514633096813814.post-45298484030343568412016-02-24T09:42:00.000-08:002016-02-24T09:42:19.604-08:00HABITO DONDE EL DOLOR PERSISTE.<div>
<div>
La vida me ha dado tantos palos que ahora soy hoguera,</div>
<div>
tantos que ni un gol pudo marcarme;</div>
<div>
usó la yesca de mis ramas huesos secas,</div>
<div>
pero, más que quemarme,</div>
<div>
prendió la llama de mi arte.</div>
<div>
<br /></div>
<div>
Con el aura al cuello por bandera,</div>
<div>
marcando el límite que parte</div>
<div>
con soga vida y nada-queda,</div>
<div>
vengo a demostrar que vine para ahogarme</div>
<div>
en mis palabras y no pude.</div>
<div style="text-align: right;">
Dicen que soy frágil como el diamante,</div>
<div style="text-align: right;">
pero, antes, soy duro como alas de mariposa.</div>
<div style="text-align: right;">
Digamos que las rosas me clavan sus espinas</div>
<div style="text-align: right;">
y las tormentas de verano se me tornan tormentosas.</div>
<div style="text-align: right;">
Métanme en una caja pintada con copa rota</div>
<div style="text-align: right;">
pues ni aguanto el fracaso ni soporto la victoria.</div>
</div>
<div style="text-align: right;">
<br /></div>
<div style="text-align: right;">
<b>Lorenzo Ko</b></div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/09885309966538147479noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2350514633096813814.post-11011713809462500522016-02-24T09:39:00.001-08:002016-02-24T09:39:26.727-08:00Ajeno y presente.<div style="text-align: right;">
<span style="font-size: x-small;">Faltan palabras a la lengua para los sentimientos del alma.</span></div>
<div style="text-align: right;">
<b>F.Luis de León</b></div>
<div style="text-align: center;">
<br /></div>
<div style="text-align: center;">
Oda I</div>
<div style="text-align: center;">
<i>Lamento de un ángel</i></div>
<div style="text-align: center;">
<br /></div>
<div style="text-align: center;">
Muy muy lejos de aquí,</div>
<div style="text-align: center;">
en un lugar perdido en el olvido,</div>
<div style="text-align: center;">
te vi una vez sonreír;</div>
<div style="text-align: center;">
¡ah, quisiera estar vivo</div>
<div style="text-align: center;">
para el mar poder cruzar contigo!</div>
<div style="text-align: center;">
<br /></div>
<div style="text-align: center;">
Ya no tengo esas manos,</div>
<div style="text-align: center;">
vago sueño es ahora mi recuerdo</div>
<div style="text-align: center;">
y mis viejos hermanos</div>
<div style="text-align: center;">
han servido al infierno,</div>
<div style="text-align: center;">
donde quise estar, ya hace largo tiempo.</div>
<div style="text-align: center;">
<br /></div>
<div style="text-align: center;">
¿Pero qué fue la vida</div>
<div style="text-align: center;">
para mí, más que un trago de agua turbia,</div>
<div style="text-align: center;">
una triste partida</div>
<div style="text-align: center;">
bajo el Sol y la lluvia,</div>
<div style="text-align: center;">
una llama enterrada entre penurias?</div>
<div style="text-align: center;">
<br /></div>
<div style="text-align: center;">
¡Ay, si yo al fin pudiera</div>
<div style="text-align: center;">
despojar de mi ser todos los restos</div>
<div style="text-align: center;">
de aquella sensible era</div>
<div style="text-align: center;">
y hacer del mal supuesto,</div>
<div style="text-align: center;">
del estigma que se hunde en mi reflejo:</div>
<div style="text-align: center;">
<br /></div>
<div style="text-align: center;">
una nueva esperanza</div>
<div style="text-align: center;">
de sentir en otro cuerpo inocente</div>
<div style="text-align: center;">
la azul y gran bonanza</div>
<div style="text-align: center;">
de la luz, vil presente</div>
<div style="text-align: center;">
de los dioses que ya no me comprenden!</div>
<div style="text-align: center;">
<br /></div>
<div style="text-align: center;">
No sería esta herida,</div>
<div style="text-align: center;">
ni este interrogante mi llanto eterno,</div>
<div style="text-align: center;">
ni al temor temería,</div>
<div style="text-align: center;">
ni siquiera en silencio</div>
<div style="text-align: center;">
osaría habitar este desierto.</div>
<div style="text-align: center;">
<br /></div>
<div style="text-align: center;">
Dichoso paraíso,</div>
<div style="text-align: center;">
acechante claridad inservible,</div>
<div style="text-align: center;">
bello lamento extinto</div>
<div style="text-align: center;">
de mi esencia invisible,</div>
<div style="text-align: center;">
¡vacío anhelo del fuego terrible</div>
<div style="text-align: center;">
</div>
<a name='more'></a><br /><br />
<div style="text-align: center;">
<br /></div>
<div style="text-align: center;">
Oda II</div>
<div style="text-align: center;">
<br /></div>
<div style="text-align: center;">
Es todo tan sencillo:</div>
<div style="text-align: center;">
las personas, las palabras,</div>
<div style="text-align: center;">
las sombras entre calles</div>
<div style="text-align: center;">
abarrotadas de ambición,</div>
<div style="text-align: center;">
los pájaros de espuma</div>
<div style="text-align: center;">
bajo la luz matinal,</div>
<div style="text-align: center;">
los gatos de inquietos ojos</div>
<div style="text-align: center;">
hacinados en la vieja mansión,</div>
<div style="text-align: center;">
las moscas, desnudas,</div>
<div style="text-align: center;">
revoloteando en el establo</div>
<div style="text-align: center;">
sobre los harapos y vestidos</div>
<div style="text-align: center;">
de los perros putrefactos</div>
<div style="text-align: center;">
que yacen olvidados,</div>
<div style="text-align: center;">
mientras los brillantes peces</div>
<div style="text-align: center;">
llenan sus bocas</div>
<div style="text-align: center;">
de una espesa niebla</div>
<div style="text-align: center;">
que inunda sus cabezas</div>
<div style="text-align: center;">
de un blanco casi gris,</div>
<div style="text-align: center;">
lentamente vertido</div>
<div style="text-align: center;">
en sus tiernos corazones.</div>
<div style="text-align: center;">
<br /></div>
<div style="text-align: center;">
Y es que es todo tan sencillo</div>
<div style="text-align: center;">
que hasta la misma niebla</div>
<div style="text-align: center;">
se estremece.</div>
<div style="text-align: center;">
<br /></div>
<div style="text-align: right;">
<b>E. Rodríguez Vicente</b></div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/09885309966538147479noreply@blogger.com0