HABITO DONDE EL DOLOR PERSISTE.

La vida me ha dado tantos palos que ahora soy hoguera,
tantos que ni un gol pudo marcarme;
usó la yesca de mis ramas huesos secas,
pero, más que quemarme,
prendió la llama de mi arte.

Con el aura al cuello por bandera,
marcando el límite que parte
con soga vida y nada-queda,
vengo a demostrar que vine para ahogarme
en mis palabras y no pude.
Dicen que soy frágil como el diamante,
pero, antes, soy duro como alas de mariposa.
Digamos que las rosas me clavan sus espinas
y las tormentas de verano se me tornan tormentosas.
Métanme en una caja pintada con copa rota
pues ni aguanto el fracaso ni soporto la victoria.

Lorenzo Ko

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