Nº34



DICIEMBRE DE 2015




Nota editor.

Un diciembre convulso y no llega el frío. Los gritos de las calles se traducen en las urnas,
ahora a ver que se traduce de estos votos. Cada traducción supone una traición al
original, ya sea en este caso en el que la ley d´hont demuestra la incomensurabilidad
entre la perspectiva que ofrece el pensar y sentir democrático del 73,03% de los
mayores de edad de nuestro país y los escaños ocupados, o ya sea por los diferentes
factores de presión que se le presentan a la formación de un nuevo gobierno.

Lo fácil normalmente comprende lo sencillo, pero nada hay más complejo que el asunto
que afecta al común de todas las subjetividades de un país, de una nación, de una
comunidad social y política. El devenir de estas fiestas no es vano, pero eso no ha de
restar valor al calor familiar y al sonreír de salón. Ustedes disfruten como siempre, que
ahora más por desgracia que por suerte ya deciden otros. Esperemos que miren a dentro
y reflejen lo reclamado, que este juego de ser español empezó antes de que naciéramos
casi todos y sólo podemos jugarlo, podemos ser esta nación y de ella encargarnos, pero
esto que llaman democracia nos tiene dentro guardados.

Otro año más que se va, nada más que una marca de un tiempo que pasa, de una vida
que no espera y menos para, sobre todo sometida a la velocidad de los hombres que
viven en masa. Que sus pasos les lleven donde prefieran estar y si este lugar lo
desconocen que se les descubra al caminar.

Treinta y cuatro ya, ¡que agobio de cardinales! Seguiremos así, a por los cien carnales.
Así gritan y viven, ya lo saben, aquellos que sangran tinta y visten colores de carnavales.


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