Tren de Sombras

IRRATIONAL MAN: SOBRE KIERKEGAARD Y DEMÁS

GÉNERO: Comedia, Drama
DIRECTOR: Woody Allen
REPARTO: Emma Stone, Joaquin Phoenix, Meredith Hagner, Parker Posey, etc.
GUIÓN: Woody Allen
PAIS: Estados Unidos
DURACIÓN: 96
DISTRIBUIDORA: Eone
ESTRENO: 25 de Septiembre de 2015

El existencialismo, la corriente que se convirtió en el sustento estético de toda una generación de cineastas, ha encontrado en Woody Allen un mal sueño. El director americano ha convertido su obra en una constante búsqueda del sentido de la vida. Tengámoslo claro queridos viajeros: Las pelis de Allen no van de follar, sino de que follar valga para algo. Algo parecido tenemos en Irrational Man. Joaquin Phoenix, en pleno estado de gracia, interpreta a un profesor de filosofía con una crisis existencial que encuentra el sentido de la vida al planear un asesinato.

No podemos dejar de pensar en Match Point –en mi opinión, la gran obra de Allen junto a Manhattan- y en la condición que el crimen otorga en ella. Debido a esta perspectiva, el papel de la moral adquiere aquí una condición tremendamente ambigua; posmoderna, si queremos. En ningún film de Allen encontraremos valores absolutos –si quieres ver al Capitán América, tienes El Francotirador de Eastwood-, pero esa compleja mezcla entre el deseo, la ambición y la búsqueda constante posee en la película que ahora tratamos un matiz mucho más “simple”; entendiendo esta palabra dentro del complicado mundo del neoyorquino. A través de esta historia de crimen y castigo –nunca mejor dicho-, Allen ha creado un universo que resulta propio de su estilo; su propia manera de filmar se adapta a una historia que aúna humor negro, triángulos amorosos y pedantería a partes iguales.

Lograr captar la atención del público nunca ha sido un problema para Woody Allen, a pesar de las referencias culturales que sus películas incluyen. Le interesa el problema individual, personal, y es eso precisamente Irrational Man. ¿Cómo hallar el sentido de la vida? Además desde un filósofo, que también ha sido un vividor, y que podría encontrar en todas sus experiencias y conocimientos la razón del ser, el “para qué” que hemos dicho antes. El cinéfilo encontrará muchas conexiones con aquellas películas donde el existencialismo había servido de base estética para la creación de la obra cinematográfica: Fellini y sus amplios mares, la “pequeña burguesía” intelectual de la Nouvelle Vague…

Si conocemos la filmografía de Allen, veremos relaciones con sus propios trabajos, algo que no debería sorprendernos teniendo en cuenta que el autor trabaja determinados temas, aunque desde distintas perspectivas. Y a pesar de las comparaciones que hemos hechos a lo largo del artículo, Irrational Man se postula como una descafeinada obra que nos recuerda a las que hemos visto anteriormente.

¿Por qué? Un tipo busca sentido de la vida y lo encuentra a través de acciones injustificables para la sociedad en la que el desenvuelve, es decir, la clase alta americana, culta, etc., pero también deseosa de encontrar un sentido a la vida: una estudiante de matrícula, que encuentra el amor en su profesor de filosofía, que a su vez mantiene un tórrido romance con otra profesora de dicha universidad, a la que solo puede complacer una vez que éste llega al “estado estético” de su vida, en el que encuentra el sentido de la vida cometiendo un crimen, considerándolo como un deber…

La historia de un hombre que si bien se postula como irracional, se convierte en un frío y calculador asesino, con lo que la hipocresía de este micromundo fílmico queda retratada, profundizando precisamente en este aspecto: la hipocresía y sus protagonistas que se convierten en el tema central del film.

Esta es la historia a la que Woody Allen nos tiene acostumbrados, y es quizá eso lo que al espectador eche atrás desde el primer momento. Puede que ya hayamos visto este film, este humor tan negro, estos personajes perdidos, este tipo tan irracional que trata de encontrarse a pesar de los demás, fuera de toda actitud moral… tanto, que tengamos la sensación de que el neoyorquino nos lo ha contado ya. Precisamente, por esa condición amoral del protagonista, los personajes parecen más planos de lo que en verdad pueden ser.


Dado que podemos encontrarnos en esta obra una particular historia de hipocresía, Allen vuelve a manejar –en mi opinión, lo más acertado del film- una red de hilos, quizá de manera menos compleja que en Match Point o Balas sobre Broadway, pero realmente efectiva, con lo que toda la carga dramática recae sobre las brillantes interpretaciones, que dotan de tremenda humanidad a todo el conjunto filosófico que propone la cinta. Quedan para el recuerdo también grandes composiciones en pantalla, planos mágicos que incluso en los menores trabajos de este director aparecen para determinar su estilo tan particular, que si bien ha variado a lo largo de los años, extrae de cada secuencia una belleza realmente conmovedora.



No es un trabajo menor… es otro trabajo de la propia desesperación. Un film quizá prescindible en su filmografía, pero seguro que entretendrá tanto a fans acérrimos como espectadores ocasionales.  

R. Roig Herrero

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