Trigésimo primer número.

SEPTIEMBRE DE 2015





Nota del Editor.

¡Vaya un mes septiembre! Nada que aportar a aquellos que no distinguen los días, pero
golpe de realidad para otros pocos. Uno que de derramarse ya se sabe arena que
rodando copa las grietas que el suelo le deja siente su fragmentado ser sacudirse y
elevarse, abandonando los huecos que tal cobijo y descanso indolentemente le
otorgaban.

Y vuelve a empezar todo, ¡pobres inocentes aquellos que pensaron que todo se paró!
Ahora sólo es tiempo de mostrar y embocar intenciones, de sonreír y comprobar la talla
de los colmillos del adversario, colmillos que tanto ha medido y reformado éste en el
periodo de descanso. Pues las cosas no paran, sólo se alejan.

Nosotros venimos del norte, del sur, del este y el oeste. Algunos se fueron con maletas
tan grandes que aún no les llegaron, que aún buscan en el fondo de la vuelta. Quién
sabrá lo que estas aguardan. Cuando uno es pequeño no puede cargar con maletas tan
grandes, no se cree capaz. Pero seguro que ya se han sorprendido de lo que puede cargar
uno de grande.

Soltar es sólo un verbo que realizar de forma consciente y conforme, sino se transforma
en perder. Sólo ustedes tienen tal poder de alquimia emocional, no seré yo quien les
diga nada.

Treintaiuno, sea esto palabra o no lo sea. Nada más que hombres pequeños arrastrando
inmensas maletas, si quieren ver su contenido les invitamos a seguir contemplando,
quizá estén atentos cuando alguno abra la suya.

Así vivimos y así gritamos:

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