Poemas sueltos.



“Somos lo que hacemos repetidamente. La excelencia, entonces, no es un acto. Es un hábito.” Aristóteles

Voy a imaginarme

Voy a imaginarme mi triste corazón
en un bosque azulado
voy a imaginarme el dolor y la pasión
en un cuerpo humano,
voy a imaginarme toda sensación
en un solo paño,
voy a imaginarme en un rincón
soñando para mi sayo,
voy a imaginarme otra percepción
y a mi ser imaginado,
voy a imaginarme como se imagina el Sol:
frío y solitario,
voy a imaginarme la ingenua traición
de haberme traicionado,
voy a imaginarme lleno de amor
y de la Luna enamorado,
voy a imaginarme mi interior
inundado por el llanto,
y voy a imaginarme la imaginación
como el único espacio
donde todo vaya al son
de mi pensar desordenado.



Pensaba


Yo pensaba que las rosas eran rojas
pero las hay blancas y amarillas,
pensaba que las noches eran hermosas
pero la luna no siempre brilla,
pensaba que el viento movía las olas
pero es ella quien las domina,
pensaba que tú nunca estabas sola
pero lloras en la solitaria cima,
pensaba que caminabas sobre las horas
pero el reloj de arena te hizo de arcilla,
pensaba que nunca tendría una pistola
pero la muerte lejana se oía,
pensaba que los árboles tenían siempre hojas
pero en otoño de algunos se olvidan,
pensaba que la vida solo era una senda frondosa
pero hay claros entre las espinas,
pensaba que mi voz era tempestuosa
pero se hunde en arenas movedizas,
pensaba que libres eran las mariposas
pero dependen del valor de sus crías,
pensaba que las luces eran borrosas
pero mis ojos cerrados tenía,
pensaba que de entre todas las cosas
que en este mundo veía
la única que mi alma hacía grandiosa
era la dulce llama de la poesía
pero ignorante fui en su día
y ahora ya no tengo nada,
nada más siento en la vida
que haga crecer mis pobres alas
para volar como antes lo hacía.




Cayó sin motivos

Cayó
el golpe sonó
y quebró el sentido
Malherido
y ultrajado por un desconocido
en un cuenco el hombre se ahogó
Sordo
y ciego ante la idea de abarcar lo prohibido
se convirtió en el señor del extraño mecanismo
Locos
y a la vez llenos de cordura sus ojos
se perdían en las ramas del olvido
Fingido
su llanto hundido
el destino imploró
sin motivo.

Dónde

¿Dónde yacen tus suspiros?
¿Dónde tu ánimo decae
o dónde tu sonrisa se ensalza?

¿Dónde albergan tus sentidos?
¿Donde se derrite tu mirada
y dónde se endurece tu alma?

Dónde, ronco corazón distante,
dime a dónde,
¿a dónde van tus sueños?
¿a dónde vas sin nombre?

Dónde, dulce corazón solitario,
dime en dónde,
¿en dónde está el deseo
de vivir sin pensar en dónde?


...
... ...
... ... ...

¿Quién eres dulce creador
de lo increado? ¿Por qué
deshojas tu ser y lo esparces
como rumor entre el silencio?
¿Qué más quieres
que solo quieres volver
y resolver las horas
que se disipan en tu recuerdo?
¿Eres vació, soledad
o quizás eres amor,
ebriedad o quizás
solo un sueño?
¿Quién eres espléndido
y apaciguado sentimiento?
¿Dónde ocultas tu voz
que tan cerca escucho
y tan lejos siento?

Ernesto Rodríguez Vicente

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