Uno de cinco
Sólo algunas nubes saben lo que pesan.
Luz que un día nació libre
sale del rango solar
y ahora ya corre ilesa.
Primero ha de vencer el miedo,
el sin ser del pensarse siendo,
el tiempo.
Saltará sin prisa y
no escoltada.
Será presa de ya nada.
Vida
Sin ver, que nos mira
desde fuera. Sonreír,
ajeno, de luz casi hecho,
despidiendo la esquina
que gira, que dice ¡no!
y revuelve sus cenizas.
Del derecho y en tiras.
Del izquierdo vienen sonando
los vasos, llenando el suelo
de agua fría. Son ahora los bailes
escenario de alabanza, todos
allí solos salen y todo ser allí encaja.
De blanco se cubren mis huellas,
sal que cubre y revive mis rías,
piedra que soporta y empuja
mi camino, ya de tierra y vida.
De colores son las personas
que miran, que se sientan delante
y piensan, ¿cómo no verlo si está tan cerca?
Del color del yo el océano
que atrás los deja.
Son de tu sol tus pasos,
de las calles que reanimas,
son del aire tus dedos,
son del aire tus días.
Eres ya de la calle,
cuerpo de vida.
Poema de mentira
Pequeño poema sin esperanza, de los que vacían los días, llega con tu luz clara, inunda la
alegría. Salta de tu tú y desgrana el mío, que me aburre el frío, que me aburre el alba. Días de
luz dorada que corren más que mis rías. Colmillos de brillo efímero, regenerados a cada espera,
inercia de ser del todo y olvidar la primavera. Corre, que yo te pierda, que yo me pierda; la vida
entera.
Viajando
No sé dónde estoy
pero sé cómo volver,
sé cómo seguir
y hace mucho que no me pregunto
hacía dónde,
porque no sé dónde estoy
pero sé cómo volver,
sé cómo seguir
y hace mucho que no me pregunto
hacia dónde.
Un yo que se muere
Canto tan alto como soporta el suelo,
canto, corro, me derramo
y ya de vivir cayendo
no caigo.
No sé de las alas
pero solo retomé el vuelo,
sin cordura, sin freno,
sin destino, sin veneno.
El camino brilla igual
o más que siempre, soy
yo el que desafina,
el que se desanima,
el que sonríe, se despierta,
mira alrededor, coge aire
y muere.
Con espray de color borrará
de la tierra sus marcas.
Con manchas de color recuerda,
el camino al que volver no espera.
Loco gritando solo
Iguales en qué, ¿hay una vida preferible por todo ser humano, que algunos viven y de la que
otros están más alejados? ¿Es igualdad de posibilidades, igualdad de libertad, ante la ley?
Somos todos tontos. Es necesario algo de valentía para el inicio del cambio, esa valentía que nos
empuja cuando en el inicio del ejercicio de nuestra libertad y de nuestra autonomía dudamos y
pensamos en considerarlo con otro para, al actuar juntos, evitar el miedo a la libertad de uno
solo.
Carlos Esteban González
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