Hablando de esto y de lo otro.

Y así comenzó el diálogo en, por ejemplo, un bar cualquiera en un día cualquiera:

- ¡Viva España y nuestro nuevo rey!, y quien no esté conforme con ello que abandone el país como buen traidor y chaquetero pues aquí no queremos gente de ese tipo. -

Pronto alguien oyó tal barbaridad y se acercó respondiendo:

- Ya puestos, ¡Viva la ignorancia y la crisis también! Un español no es el que, con el pecho lleno de orgullo, presume de ser en realidad un falso patriota que se cree amante de su país y su cultura cuando lo único que hace es basar sus opiniones bajo ningún criterio, el cual, vacío y sin autocrítica, puede llegar a ser hasta peligroso. Y sí, caballero, esto último es así ya que, para desgracia de la mayoría de mis paisanos, estos “patriotas” votan a veces incluso en contra de sus propios intereses y de los del conjunto de la sociedad; son los mismos que de manera voluntaria (o no) apoyan la corrupción, los desahucios, la corrupción de los políticos.
Ese tipo de españoles, señor, son los que todavía creen que la patria no es más que su bandera y su himno nacional; bien son a quienes no les vendría mal salir una temporada fuera de sus limes para conocer bien lo que en realidad es un país. Pero claro, tanta televisión basura, redes sociales, y tanto tiempo libre parado, los vuelve planos. -

- Amigo, creo que ya te he calado. Ya el dicho cuenta que, cuando el barco se hunde, las ratas son las primeras en abandonarlo. Claro, es muy fácil criticar ahora cuando todo va mal, cuando más falta hace que todos y cada uno rememos juntos hacia una misma dirección; en estos momentos es cuando se ve qué españoles merecen la pena. Cuando todo iba bien nadie protestaba, pues normal es, todos teníais los bolsillos con billetes y la barriga llena. En cambio, ahora que es cuando toca hacer unión, sois los primeros en marchar y además, criticar a todos aquellos que nos quedamos a levantar el país. Menos mal que la mayoría de la que tú hablas equivocadamente no somos así como tú dices, pues no somos ninguno tan cobardes -.


- No sé si habrá entendido, amigo mío, lo que le he dicho antes. O bien ignoras mis argumentos, o por el contrario no eres capaz de entenderlos, ya que a ninguno de ellos has prestado especial atención.

Tengo la sensación de que hablas de remar hacia una salvación, como si el problema de que hayamos naufragado se tratara de algo imprevisto y ocurrido al azar. Pues no señor, esta crisis en la que nos hallamos ha sido notable tanto para las altas élites como para las personas de a pie. En el primer caso, los también conocidos como personas sin ningún tipo de escrúpulo y humanidad, aquella gente sin moral alguna, esta situación ha contribuido a un aumento de sus riquezas y poderes mientras que para los otros, sólo ha quedado un simple mensaje: La política está en mano de los mercados y el poder financiero, las leyes parecen dictaminarlas las multinacionales.

Lo que esto ha provocado, ha sido que cada persona reme sí, pero cada uno en su propio barco, haciendo de manera precaria grandes esfuerzos por salir adelante, pagar facturas, dar de comer a los suyos… todo ello en muchos casos aferrados a un trabajo con unas condiciones cada vez más inestables. Otros, como todos sabemos, ni siquiera tienen tanta fortuna y siguen adornando cada día la enorme lista y cada vez más desesperanzadora de personas paradas que existen en nuestro país.

A nosotros nos llamas cobardes, pero nosotros opinamos que cuando es tal el regocijo vuestro que no se es capaz de analizar las cosas con claridad, en lugar de asumir quiénes son los verdaderos causantes de este desastre se acaba por colgar el muerto a otras víctimas sin saber ni conocer. Fíjese qué casualidad que algunos de esos causantes sean los mismos que manejan los medios de comunicación. Irónico, ¿verdad? Pues mientras tus dirigentes se encargan de recortar servicios y ayudas para beneficio de todos, se suben los sueldos y comodidades para beneficio propio de ellos mismos ¿son ellos también unos cobardes y unos traidores?

Acabándose paulatinamente mi paciencia, imagino que cuando hablas de “cuando el país iba bien”, te refieres a cuando gobernaba Aznar a.k.a constructor de más viviendas que pelos tiene en su bigote; a.k.a aliado de Bush y de los EE.UU cuya consecuencia nos trajo el horrible capítulo de Atocha.
La gente sí protestaba entonces sí, pero las protestas iban dirigidas hacia otros temas y en otro contexto muy diferente al actual, pero hoy en día, y observado en perspectiva, ya hemos conocido el resultado de aquellos “años de bonanza”. Es lo que pasa cuando, en lugar de haber invertido en otros sectores y seguir evolucionando hacia un mercado español más rico y heterogéneo, se tomó la decisión de apoyar todo el peso de nuestra economía sobre el pilar de la construcción. Así, en cuanto nuestro único sector se vio afectado por la mala gestión de aquellos cegados únicamente por la ambición de sí mismos, en cuanto esto sucedió, España se quedó en paro.

Por último, si traidor es ser aquel español que no piensa como vosotros y a los cuales invitas amablemente a abandonar España… todavía es que no te has hecho una idea de la cantidad de hermanos que han tenido que marcharse en pos de mejorar su situación actual y que, si aún estuvieran aquí, seguirían muchos de ellos aumentando las cifras actuales de parados. Con todo ello, lo más irracional es la posición de querer echar a aquellos que no estén conformes con un rey o un gobierno determinado… ¿se planteó usted abandonar el país cuando la ideología contraria a la tuya gobernó el país? ¿Alguien le echó entonces a usted? Más criterio y menos vehemencia, por favor.

Unai Rojo Fernández

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