JUNIO DE 2014
Nota del editor.
Dice Schumpeter, en un manual de historia de la economía, que el genio es muy caprichoso, que ya no los compromisos que se le exigen fuera de su propio deseo, sino la simple perspectiva de la existencia de estos, le bloquea, impidiendo que se desarrolle con libertad; la única manera que elige para realizarse. Supongo que razón no le falta, no sé a vosotros, pero a nosotros este mes nos han ahogado los compromisos, las obligaciones, para con nos, para con otros y para con los folios que juzgan nuestra cabeza.
Pero no creo que debamos guiarnos por esta opinión suicida de Schumpeter, sino que, una vez aceptado como hecho negativo tal condición de nuestro genio, debemos enfrentarlo como tal, sin osar subestimarla y reírnos de ella, tan fuerte como necesite nuestro genio para sobreponerse, comprender que el tiempo de los compromisos se los debe sólo cuando ocurren y que no hay razón para comportarse como si ocurrieran todo su mes anterior. El tiempo, aunque implacable es amplio. Puede ser que algunos de nos, incluyéndome, fuéramos más felices si no necesitáramos dormir y ese tiempo de cama fuera de nuestra conciencia también,
pero es lo que ahí, que dicen por la calle, así que será mejor ponerse la cota de malla, seguir en pie, reírse de lo que nos frena y chocar tan rápido contra ello como sea necesario; quizá, a veces más, para alcanzar aquellos lugares imprevistos y desconocidos que tanto colorean las vidas.
Dieciséis ya, y que más sean. Así Vivimos y Así Gritamos.
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