Febrero de 2014
Nota del editor.
Por cosas del espacio tiempo hemos cumplido doce números antes de cumplir un año, pero
esto no parece ser más que otra graciosa coincidencia en el cajón de las cosas que pueden
pasar sin que tiemble casi nada el suelo. Antes del año me gustaría repetir alguna cosa, como
veis este mes estrenamos otra sección nueva, la de colaboradores. En un inicio brillante el
mundo nos ha demostrado que hay más gente que gusta de gritar en público y en un inicio
brillante nos gustaría mostrar a esa demás gente que gusta de gritar pero por alguna razón
duda de hacerlo en público que se ponga en contacto con nosotros cuanto antes, no vaya a ser
que no lo haga; tenéis el correo en la contra portada. Por si alguien nos encuentra por la calle,
a ese mismo correo puedes hablarnos y solicitar que te lleguemos por correo, todos los meses,
según salimos y, si no, puedes leernos también on-line en la página web que se indica,
también, en la contra portada.
El ritmo de vida parece ahora algo evidente, pero creo más bien que es algo que está
determinado por la cosas que tienes que hacer para otros, siempre que las cosas que tengas
que hacer para ti no conlleven la misma carga emocional que las de para otros. Por ello no es
el mismo ritmo el de la vida de un bebe, un niño, un adolescente, un adulto, uno con trabajo y
familia o un abuelo, en esta lista de ritmos de vida podemos comprobar como las
responsabilidades -que llamaran cuando seas inmaduro- es decir, las cosas que tienes que
hacer para otros comienzan desaparecidas, luego aparecen pocas, van creciendo y al final
decaen a lo bruto hasta que uno decide, si tiene suerte, que se aburre de vivir y deja que su
cuerpo se muera hasta que muere con él. ¿Qué queda detrás de las cosas que tenemos que
hacer para otros? nosotros. Es lo que dijo Brad Pitt en El club de la lucha, o lo que insinuó John
Lennon con su Imagine, por suerte para nosotros no somos las cosas que hacemos para otros,
nuestro trabajo, nuestros estudios, nuestro lo que sea que hago con un horario y porque hay
que hacerlo así. Somos lo que hace posible que nuestro ritmo de vida sea algo horrible, somos
los que somos, hacemos y vivimos, así que creo que podemos sentarnos al margen de nuestra
vida, reconocerla como tal ya que la hacemos y comprender, actuando en consecuencia, que
todo esto que me pasa depende tanto de mi como dependía cuando era bebe o cuando vaya a
morir.
Un mes y mira, seguimos haciendo vida entre papel. Así Vivimos y Así Gritamos.
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