Primer Número

Primer Número

MARZO DE 2013



Nota del editor.

La portada trata de expresar lo que ocurre en los grandes movimientos homogeneizadores que “protagonizan” los teatros más alejados de la revolución real e interior. La gran boca está poblada de individuos que tienen voces diferentes entre sí, pero aún así están juntos. En cambio lo que la gran boca resuelve es un monigote que no representa nada real y que manifiesta con presencia y grandeza un mensaje contrario al de todos y en nombre de todos.

“Música” representa nuestra unión profundísima con este arte y en este apartado tratamos de comunicar nuestras elecciones para que puedas acercarte a ellas de la manera que deseas y completar así la comprensión de nuestro mensaje.

Gracias.



Manifiesto.

Cuando hacemos algo quizá pensemos que eso es inútil, que carece de sentido, pero… Realmente ¿para qué? ¿para quién? En el momento en el que hacemos algo eso se convierte en algo real, en algo que es de todos. Cuando hacemos algo, esa intención, ese sentimiento o idea que lo provocó pasa por fin a ser algo de todos y para todos.

Estamos en el mundo, estamos relacionados con nuestro entorno porque somos parte de ese entorno, somos ese entorno. Por ello, creemos necesario ser nuestras acciones, conseguir actuar siendo nuestro o nuestros actos de una forma completa, como cuando actúas en un juego o con alguien a quien no alejas de ti y actúas sintiendo, siendo tus actos, sin apresarnos en el ruido que protagoniza nuestra cabeza.

Partiendo de esto, lo que ahora buscamos es la destrucción. De todo. Pero no pretenderemos cometer el error de comenzar por lo físico. Nuestro comienzo es tratar de darse cuenta de lo que realmente es, no de lo que debe ser. Sociedad, conceptos, ideales, moral, son sólo palabras, son nuestras creaciones. Nosotros como humanos, somos los que las crean, las mantienen y las hacen ser. Ellas son nuestros medios. Sociedad, así como la palabra para definir o delimitar esta idea y esta realidad como la misma idea o la realidad que ahora representa, son nuestras creaciones: son nuestras hijas. Ellas, las palabras, son nuestro medio de comunicación, de lo que somos, de lo que sentimos, de lo que queremos hacer. Ellas no son nada sin nosotros, por ello no tienen ningún poder sobre nosotros; todo lo que hay en ellas lo ponemos nosotros. El hombre no puede ser esclavo de sus creaciones si no se esclaviza él mismo primero de ellas.

Nos abanderamos con el necesario cambio del medio actual de control, de cambio, de desvirtualización de lo que realmente es, de lo que somos. Somos y vivimos en el mundo. Un mundo que es y que queremos, desde nuestra posición, abrazar y sangrar con el tal y como es, tal y como somos. Por ello es necesario liberar y destruir todo para poder enfrentarnos a ello tal y como es, sin tratar de subordinarlo a nosotros; sin miedos que nos hagan sentir pequeños ante el todo, sin mentiras perfectas que lo cubran. Comencemos por liberar, con las palabras a las palabras, por destruir sus sentido, todo lo que creemos suyo y es nuestro: destruirlas para poder enfrentarnos a ellas tal y como las hemos creado.

Esto que ahora lees y el resto de sus páginas van a ser un medio en el que expresar nuestra voz, un medio en el que todos tengan la oportunidad de expresar su voz de forma pura, sin censura, sin homogeneizaciones, sin una voz que trate de alzarse sobre todos y diga lo que queremos decir (lo que tenemos que querer decir), no lo que de verdad decimos, queremos y sentimos. Separándonos de movimientos y teatros ahora públicos que no son útiles para ningún tipo de cambio, sólo útiles para hacer de teatro en el que relajar y acallar nuestra voz intensa de revolución contra el orden actual, tras actuar en él.

Ilusionadamente presentamos nuestra búsqueda de lo que realmente es y como es y no de lo que debe ser. De la destrucción y al barrido, para ser correspondientes con ellos y continuar creando desde los reales y las bases concordantes; desde el sólo suelo liso.

Bienvenidos a nuestro mundo de locura, así vivimos y así gritamos:

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