El alma de un sol apagado.


Esto es un escrito, como otro cualquiera. Las palabras, que se ordenan, tratando de 
expresar un sentimiento, una pasión, una sensación. Pero no es tan fácil como muchos 
dicen. El lenguaje da asco. Mero instrumento de manipulación, control, y demás 
demagogias. Por desgracia, la única forma de dirigirme a vosotros, hermanos, es 
mediante esto. Vivimos atados a la expresión lingüística; nuestra bastarda compañera. 
Seguramente no te conozca, y espero que, aunque sea difícil, logres interiorizar mis 
pequeñeces.

Cosas tan minuciosas, como un abrazo, o simplemente un cruce de miradas, pasan 
inadvertidas. Hemos perdido muchas cosas por el camino, y entre ellas, para mí, la más 
importante: el amor.

¿Parece simple, verdad? Una sola palabra, que todos creemos conocer, expresar y sentir. 
Amor no es, únicamente, querer a una persona, un hecho, una elección. El amor es un 
vínculo con la vida. Vida, refiriéndome a todo lo que engloba nuestro ámbito de seres 
vivos: Naturaleza, relaciones sociales, sufrimiento, deseos, impulsos, muerte... En todo 
se inmiscuye el amor. ¿El problema? nuestros prejuicios. Nos movemos en el mundo de 
los opuestos; un bien y un mal.

¡Maldita sea!

Palabras y más palabras. ¿Qué es tu bien: qué es mí mal? Qué es amor y qué es todo lo 
que escribo. Nada; todo está vacío, mientras hablo y te digo, que lo que estoy haciendo 
ni sirve ni puede ser concebido.

Con esto, no trato de hacerte despertar, ni darte una guía para vivir correctamente. Tan 
solo, que puedas llegar a plantearte preguntas distintas. Que seas tú mismo, el que 
arranque sus entrañas y las organice como bien desee.

Que nadie se acopie de tus deseos, de tu voluntad y tus pasiones. Que seas libre; 
encuentres tu principio, tu lugar actual, y puedas andar por un futuro, con miles de 
caminos distintos a tu elección. Que la cadena de hechos, venga dada por lo que elijas, y 
no por lo que te den a elegir.

Hermano mío, hermano de tantos. Toma conciencia de tu propia existencia.
De nuestro vínculo, de nuestro parecido, de nuestras diferencias.
Sal de tu conciencia; tira a la basura la ética y la moral, y pregúntate si realmente eres 
quien quieres ser.

Amor, es una palabra; pero la sensación y ese vínculo que encarcelamos en el concepto, 
es un pilar de nuestra existencia. Pero, no pienses con palabras. Puede parecerte 
complicado; pero no concibas pensar como un hecho epistemológico. Piensa, o mejor 
dicho, siente tu propio yo. La conexión de tu raciocinio con tu cuerpo, que ahora 
llamamos pensamiento. 

Pero piensa, hermano, que el lenguaje, tan solo aclara lo que concebimos. Es un 
instrumento para sosegar el miedo. Pero, sin lenguaje, llegamos a algo más puro y bello. 
A una verdad interior, propia de cada ser humano.

Y esa verdad, cambiará tu ser por completo. Todo será distinto. Y por fin, serás libre.
Vive y disfruta sin medida; pero para disfrutar, antes, debes conocerte; volver a nacer. 
Acabar un camino y emprender otro.

Por algo se empieza, hermano.

Que la Naturaleza, en todo su esplendor, nos dotó de lo más maravilloso que podemos 
conocer: La Vida.

Todo lo que nos rodea; árboles, bosques, animales, el Sol y la luna; todo es vida, e 
inútilmente nos alejamos de lo que tendríamos que interiorizar. De todo aquello que 
hace sonar su llamada, su reclamo. Aquello que nos llama. El atavismo primitivo de la 
vida. La vuelta a la Naturaleza. La vuelta al amor por la vida misma.

Hermano mío, todo esto, son palabras vacías; pero no lo es la sensación que me mueve 
a intentar plasmarlo. La sensación que recorre mi cuerpo e impulsa mis deseos. 
Nosotros, hombres inocentes, tratamos de encontrar belleza en ámbitos demasiados 
complicados, cuando en realidad, la belleza más pura se encuentra en la Naturaleza.
Hermano mío, hermano de tantos. Este es el pilar de mi existencia: El amor por la 
naturaleza; el amor por la vida misma.

Deja que el Sol ilumine tu espíritu. Deja florecer la Naturaleza en tu interior. No ignores 
la llamada. Todos somos hijos de la tierra, y en el camino se encuentra nuestra casa.

Hermano y amigo,

tan parecido, tan diferente.

No trates de ignorar tu existencia, tu primitivismo.

no quieras ni vuelvas a rechazarlo.

Y si de algo te sirve esto,

espero que puedas aprovecharlo.

Pablo Supertramp

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