LA HIJA DE LA TARDE

 Ollie de Ninfo

Embarazada quedó la tarde.
Sola vio encendérsele la vida en su regazo descolorido.
Como la piedra
Si sol escondido, gris espera
Llanto contenido,
Llanto.

Una sensación de peligro.
Llaman a sus pies las hojas sueltas
A la vieja que cruza la acequia
Y sonríe como una niña
Cantándole al cántaro para la partera.
Mientras, Ésta, a la puerta de la ca, espera,
Recordándole al viento el trato:
Que si ella trae la vida
A su paso a de dejarla intacta.

Solamente sola, la atardecida queda,
Va preñadísima de agua,
Y sus vástagos ya crecidos
Están escuchando la atmosfera, palpable y aromática,
Que se dilata toda para la tormenta.
Y el pálido se torna trueno,
Y el fuego interno
Deja resonar el alma del cuerno, claro,
Y la apariencia es aniquilamiento.

Suma el padre su sueño, y clama a la lluvia
(Que es en el cielo naciendo su hija)
La milenaria llamada del tempo al caer:
Tic,tic,tic,tictictictic….
Millones de trocitos, de ella.

Do en la rama el caracol
Conoce la sonata, y la entona con su concha en fa de plata,
Menor, la sorpresa mientras crece y crece el clamor.
¡Crece, y crece su voz, y el coro de gotas!
Llora
¡Llora! La vida.
La brisa suspira.

Llora, abundante, la recogida del alma,
En tres, si el uno a la otra, y la otra a la una se calman,
Ya sola no queda la Tarde, si no acompañada
De la vieja, la partera, el padre y la niña, Noche
Que sabe cantarle a la última primavera.
Y al caracol, le toco ser,
El padrino.

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