POR QUÉ NOS DUELE PARIS

De una colección de aforismos: ¿Por qué nos duele Paris?

Como Zenit, tengo tantas cosas que decir que no sé cómo empezar. Son tantos los
sentimientos que desbordan mi espíritu, tan insoportable la intensidad de sus contenidos
que creo que el aforismo es la forma que mejor dará cabida al torrente vital que atraviesa
cada uno de los estratos de mi ser en este momento. Me incardino así en la tendencia
moderna de la vida vivida a cachos, de la fugacidad de las pasiones y de la efímera
búsqueda de razones que, una vez han sido alcanzadas, pierden toda su fuerza. No
tenemos tiempo, tenemos tan poco tiempo...

¿Por qué nos duele tanto París?

Bagdad, nueve muertos. Bamako, veintisiete muertos. Debajo de las multiplicaciones hay
una gota de sangre de pato; Beirut, cuarenta y cuatro muertos. Ankara, noventa y cinco
muertos. París, ciento treinta muertos. Debajo de las divisiones hay una gota de sangre
de marinero; Irak, seis mil quinientos veinte muertos. Siria, doscientos cincuenta mil
muertos. Debajo de las sumas, un río de sangre tierna. ¿Por qué nos duele tanto París?
Todos los días se matan en New York cuatro millones de patos, cinco millones de cerdos,
dos mil palomas para el gusto de los agonizantes, un millón de vacas, un millón de
corderos y dos millones de gallos,
que dejan los cielos hechos añicos.

Qué hipócritas somos, nosotros, los occidentales.


El infierno son los otros.

El terror ya está aquí; el otro, entre nosotros. ¡Pero si nunca se fue! El terror ya anidaba
en nuestros ojos; el otro, ya estaba entre nosotros. El miedo no se crea ni se destruye, sólo
cambia de dueño. Empoderamiento de las clases oprimidas; teodicea del resentimiento.


Cuestión de fundamentalismos.

El horror no son las banderas. El horror no son los explosivos. El horror no son las
religiones. El horror son los fundamentalismos. Temer al creyente es temer la creencia.
Teme al que usa la religión como legitimación de la violencia, y no la religiosidad. Islam
es igual a Paz, es igual a Amor, es igual a Tolerancia. Los hay, todos les hemos visto, por
las calles europeas y por las africanas y también por Asia, los hay, que usan el ser religioso
con su absoluto mandato y su legitimidad universal como pretexto para la consecución de
unos intereses políticos y estratégicos. El peligro es el fundamentalismo que usa la
religión como arma legitimadora.




Lo que queremos.

Queremos vivir libres y aun así seguros, tremenda paradoja. Queremos un futuro pacífico.
Queremos un futuro. Queremos unidad multicultural y queremos reconocernos en el
diferente. Queremos diferencia. Queremos la caída de las civilizaciones y el triunfo de las
personas. Queremos democracia. Y si queremos democracia no queremos dogmatismos;
el dogmatismo es la negación de la democracia. Queremos pluralismo. Queremos no
desear nunca no querer el miedo. Queremos no pensar en el horror.


Lo que necesitamos.

Necesitamos políticas de diálogo y no de imposición. Necesitamos simetría en la
comunicación. Necesitamos reconocimiento de libertades. Y necesitamos también
obligaciones. Necesitamos que se rechace la acción violenta. Necesitamos defensa civil
y resistencia. Necesitamos voluntad popular. Necesitamos no necesitar jamás de
fronteras. Necesitamos de la subversión del pensamiento. Necesitamos poder compartido.
No necesitamos poder impuesto. Necesitamos no necesitar defendernos del enemigo.
Necesitamos justicia social. Necesitamos la verdad. Necesitamos ser bien informados.
Necesitamos reflexión crítica y autocrítica.
Y si ustedes no son capaces de lograrlo, será que ya no nos sirven.


Conversaciones de ascensor.

Mariano Rajoy: Es una guerra entre la civilización y la barbarie.
Eduardo Gutiérrez: ¡No!, ¡no!, ¡no! Es una guerra de individuos por la paz contra
individuos por la guerra.


El no-lugar.

¿Cómo atacar a un Estado que no es Estado? ¿Dónde invadir, cuando la amenaza es
ideológica? La guerra no es terrestre; es espiritual. Y por tanto la acción tiene que consistir
en una inversión de las estructuras de pensamiento. El otro está en nuestra cabeza.
Los malos. Estrategias para el ataque complejo.
Sigo queriendo ser un héroe, ¿Quiénes son amigos? pero por favor que alguien me diga,
antes de que sea demasiado tarde, ¿Quiénes son enemigos? dónde están, quiénes son, y
si es que existen de verdad los buenos.

El gran plan.

En la problemática que existe entre la realidad compleja y el método empleado para su
comprensión y conocimiento es el método -el sujeto, la idea- el que ha de ajustarse a la
complejidad de la realidad y no al revés; por eso resulta necesario sustituir los programas
cerrados y descontextualizados por estrategias abiertas al contexto y a la dinámica y
complejidad de las circunstancias. La confrontación entre el programa y la estrategia es
la confrontación entre el fanático que trata de adaptar la realidad a su idea, como hemos
visto arriba, y el hombre prudente e inteligente que piensa y actúa en constante
comunicación con la realidad. Adapta su pensamiento en función de los cambios que se
producen en el contexto y de las circunstancias y emergencias que se van apareciendo en
el desarrollo de las relaciones. Los programas sólo son válidos para ambientes estáticos
y permanentes de los que se tiene una seguridad absoluta de que no van a cambiar; pero
ya hemos visto que en la realidad no se dan tales escenarios. La norma y el programa
abstraen la realidad de su contexto y de las variaciones y modificaciones que en él se
producen y que presenta. Por eso son útiles las estrategias como instrumentos para
adaptarse a un ambiente dinámico, variable e incierto que puede cambiar en cualquier
momento. Una estrategia requiere de un conocimiento y comprensión del contexto sobre
el que se actúa atendiendo a sus movimientos y transformaciones, para ser capaces de
adaptar las ideas que se tienen acerca de éste a los cambios se produzcan. Se trata al fin y
al cabo de establecer programas a corto plazo y dotarlos de capacidad para improvisación,
no dando ninguna conclusión por sentado y no tomando ninguna idea como
absolutamente verdadera y objetivamente válida. En resumen: el programa consiste en
trabajar sobre el contexto a pesar del contexto, y la estrategia en trabajar sobre el contexto
con el contexto.

Estrategia multidimensional, plan complejo de choque: cortar líneas de abastecimiento y
financiación, boicot económico, desmantelación cibernética. Ante todo, evitar la pérdida
de más civiles.

La lucha justa.

Cuando la lucha contra el terror y contra los terroristas está fundada sobre intereses
económicos se convierte en lucha ingenua. La lucha ingenua no persigue fines, sino que
se contenta con alcanzar los medios. Tan compleja es la red de medios que el combatiente
establece entre sí y el enemigo que acaba perdiéndose en ellos, confundiéndolos con el
verdadero fin. Es que yo creí que... Es que yo esperé a que fulano hiciese... Es que yo
pensé... La lucha contra el terror y contra el terrorismo está fundada sobre el deseo de paz
y libertad. Entonces se convierte en lucha justa, entonces se determinan claramente los
fines y las estrategias para su realización, entonces se articula un ataque desde varios
niveles, entonces se coordinan los esfuerzos, entonces el diálogo, entonces la reflexión,
entonces la cautela y el no a las prisas; entonces la victoria está más cerca.


Eduardo Gutiérrez Gutiérrez

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