comienzo demasiado destructivo, pero esperen a que continúe el párrafo. Todo lo que creemos
haber determinado como cognoscible, quizá lo sea, pero solo para nosotros, los hombres. ¿Por
qué digo semejante barbaridad? Bueno, reflexionemos un momento. Todo conocimiento ha de ser
expresado a través del lenguaje, y éste está demasiado limitado por nuestras condiciones humanas
y finitas. ¿En qué momento la luna es "luna" y el sol es "sol"? ¿En qué ley natural se encuentran
impresos estos términos a través de los cuales fundamentamos toda teoría y argumento? Es cierto
que el lenguaje es uno de los mayores descubrimientos del hombre, pues dio pie a la
comunicación de la especie, pero ¿no creen que todo esto quizá sea el problema? No nos alejamos
tanto de los mitos griegos que, por desconocimiento y miedo, daban una explicación fantástica de
los fenómenos naturales. Al fin y al cabo, ¿por qué surgió el lenguaje? ¿Fue por la necesidad de
comunicación del ser humano, o más bien por miedo a lo desconocido, que carecía de explicación
y terminología? Actualmente la ciencia ha desentrañado muchos misterios que han aplacado
nuestro temor, pero realmente su tarea se ha reducido a eliminar cualquier fuente de miedo. Si, la
vida es más cómoda y segura, pero nuestros ojos ya no miran al mundo como es: Salvaje y
peligroso. La tierra ha perdido su atractivo primitivo. Se ha ocultado el atavismo bajo capas de
tecnología e ignorancia. Ya no hay armonía con el mundo, tan solo un apetito insaciable por seguir
encuadernando los sucesos y sus explicaciones en páginas y páginas que son archivadas y que
posteriormente se estudiarán y se aprenderán por medio del lenguaje. La teoría prevalece. El
lenguaje se ha superpuesto a los sentidos. No quiero decir que volvamos a ser una especie
incomunicada que se dedique al cultivo de la tierra y a subsistir como nuestros primitivos. No,
claro que no. Es imposible volver tan atrás. Quiero crear conciencia de que vivimos en un mundo
que para nada se define como dicta el diccionario. Éste es una forma de conocimiento teórico,
pero hemos de saber diferenciar entre la teoría y la práctica. En nuestra cabeza todo lo que vemos
pasa por un filtro, por el que solo entran conceptos, palabras que creemos que tienen algún
significado. Parece que esté intentando abolir años y años de estudio, pero no quiero destruir nada.
El mundo es mundo, con o sin nosotros. De eso hay que concienciarse. La tierra sigue su ciclo
con una especie más o menos. Y que al árbol lo llamemos árbol es la prueba de que tenemos
miedo a no conocer racionalmente esa forma grotesca y colorida que sale del suelo ramificándose
y extendiéndose a su antojo.
Muchos diréis qué intento explicar, cuando el vehículo que uso es el mismo que estoy criticando.
Pero bueno, es la única forma de comunicarnos entre nosotros, ¿no es cierto?
Por tanto, el lenguaje ha sido el detonante que necesitábamos para dejarnos de preocupar de
nuestro entorno. Construimos ciudades y nos acomodamos en ella, olvidándonos completamente
del paisaje. Somos cosmopolitas, sí. Pero tememos el campo abierto, los bosques y la montaña.
No sabríamos que hacer si nos encontrásemos solos en medio de la nada. Ahí no hay libros que
estudiar; entonces, ¿cómo responderíamos? ¿Nos encogeríamos, llorando y añorando a
nuestra madre, o eliminaríamos el sentimiento de frustración y empezaríamos a ver el mundo
como la mitad animal que somos?
El lenguaje no es dañino, pues hace callar la voz de la razón que continuamente busca respuestas.
Pero no es la única frontera que hemos de escudriñar. Cuando el mundo lo miramos como un
concepto pierde su esencia, pues nada, y repito, nada en la vida "ES su concepto". El concepto es
la explicación limitada y humana que damos a algo. Pero lo que realmente es se escapa a cualquier
capacidad de análisis, por muy minuciosa que sea.
¿Por tanto, qué es el mundo? Un complejo de vida enorme que se encuentra en un universo mucho
más inmenso. ¿Y ya está? ¿Es eso todo lo que puedo decir del mundo? Pues por este medio, podría
parafrasear a físicos, astrónomos, biólogos y citar sus definiciones de "mundo". Pero, ¿no creo
que sirviera de mucho verdad? Tan solo que la tierra -si es que puedo dignarme a llamarla así- es nuestro hábitat, puesto que somos una especie, como otra más. Y nuestra vida aquí debería ser
acorde a la de las demás especies. Convivir con nuestro entorno, respetándolo. Amando tanto a la
vida como a la muerte, pues es parte del ciclo. Claro que podemos seguir con el estudio de nuestro
mundo, pero recordando que ese estudio es algo nuestro y para nosotros. Que lo diga el hombre
no cambia nada, pues seguiremos muriendo y el planeta no se inmutará. Por eso he dado este
comienzo. Tenía que recordar al hombre que nuestra razón ha creado un mundo aparte del que en
realidad vivimos. Un mundo teórico que dificulta nuestra desenvoltura como ESPECIE. Tanto
escrutinio racional individualiza al hombre. Crea la competitividad, el odio, la discriminación, el
fascismo. Pero díganme, ¿cuantos animales del mundo se encuentran en tan grave tensión con los
de su propia especie? Vale que solo nosotros tengamos razón, pero ¿no sería más fácil entonces
comprender que todos provenimos del mismo sitio, que somos iguales por mucho que nos
obliguemos a creer lo contrario? No, preferimos la podredumbre del pensamiento a la
comprensión humanitaria. Es mejor matarnos entre nosotros que convivir. Es mucho más sencillo;
el mal que el bien. ¡Pero eso no son más que conceptos que nosotros hemos creado! No hay mal
y bien en el mundo, no hay luz ni oscuridad. Todo eso son nuestros conceptos que nos han hecho
creer más en ellos que en nuestros propios sentidos. Todo está explicado, y todos sabemos lo que
es el Sol. Pero al conocerlo teóricamente, muchas veces se nos olvida que el Sol sigue ahí, tiñendo
de amarillo el cielo, calentando el mundo en el que vivimos. Se nos olvida que es fuente de vida,
pues con recordar su concepto y su explicación nos es suficiente.
Hemos de usar el concepto para recordar que, NO ES aquello a lo que se refiere. Tan solo es eso
que nuestros sentidos perciben, y que nuestra razón delimita en términos, letras y palabras para
poder vivir tranquilos en el mundo. Despojémonos del miedo que el lenguaje ha creado. Miremos
al mundo y a su forma abstracta y única. Salgamos de nuestro mundo teórico para observar y
recordar como es el mundo de verdad. Algo primitivo que perdura por millones de años; un
suelo por el que pisaron nuestros antepasados, por el que pisaron millones de especies sin nunca
preguntarse qué es todo esto. Saquemos el atavismo de nuestra alma y volvamos a ver la tierra
como nuestra vieja compañera, y no como la perfecta y delimitada tierra que la ciencia ha hecho
de ella. Y si algún día se dan todas las respuestas, ¿qué va a ser de nosotros? ¿Qué va a haber de
misterioso en la vida? Cuando todo este explicado matemáticamente y hayamos logrado la
comprensión teórica de la complejidad del mundo y el universo -si es que es posible lograr esta
tarea suicida-, ¿seguiremos queriendo vivir en un mundo en el que no existan más preguntas? No,
no creo que nadie se divierta entonces. No creo que la vida sea la misma. Entonces será cuando
nuestra parte animal morirá, y tan solo seremos razón; una razón podrida y alimentada a base de
palabras sin sentido que nos envuelven en un mundo creado para evadir el hermoso mundo que
nos rodea.
Especie humana, despierta del sueño lingüístico. Nada es lenguaje más que el lenguaje. Nada es
el mundo más que el mundo. Nada es ser humano salvo el ser humano. Todo es único y propio,
por eso las palabras no pueden comprimir el mundo en sus términos. El mundo y el universo
abarcan mucho más que nuestra ínfima existencia. Por eso, como especie, volvamos a mirar con
los ojos y a sentir con el corazón. Dejemos a la cabeza pensar, pero dejemos a nuestros
sentidos sentir; pues no tenemos que mezclar las cosas, porque como el agua y el aceite, que nunca
se unen, el amor y el lenguaje nunca van de la mano.
Pablo Vázquez Lobato
No hay comentarios:
Publicar un comentario