Miserere

Dios es un margen de error,
un tremendo y eterno otoño,
un intento fallido de explicación.

Dios es un margen de error,
tres días y tres noches lloviendo piedras,
la cruz de ceniza en mi frente,
siempre la misma borrachera,
un día tras otro, un día tras otro,
siempre la misma borrachera.

Dios es un margen de error,
el Pentateuco o la ruina del Estado,
la cascada que hoy es mi muerte;
temible amigo.

Dios es un margen de error.

En jauría ángeles muertos bailan
a mi alrededor.
Señor de la redención, baila para mi.
Señor de los dolores, baila para mi.
Señor de la espada, baila para mi.
Señor de los lamentos, baila para mi.
Señor de los idiotas, baila para mi.
Señor de muerte y asco, ¡baila para mi!



Desde ahora y para siempre,
baila para mi.
Desde ahora y para siempre
por los siglos de los siglos
baila para mi la triste danza del oso
que huye de ti
como quien huye de su destino,
atemorizado,
por el atroz rastro de la ceniza.

Desde ahora y para siempre
por los siglos de los siglos
condenado a este interminable
desfile de los dramas
en el que tú eres una reina,
el caballero de los desastres.

Desde ahora y para siempre
por los siglos de los siglos
sucio, roído por los piojos,
costras cubriendo tu piel,
en tu vientre musgo crece.

El peor de los caseros posibles,
último dodo al que dar caza,
primer paladín de la corte
de los miserables.

David fue traicionado:
nada decían tus feas palabras.

Vete, con lenta majestad,
por donde quiera que hayas venido:
ni Funes se acordará de ti.
Ni la tierra ni el hombre
hablan de ti o de tu sucia lengua bífida.

Confortable reposo
te den la madera y el fuego;
tu templo será profanado
y en el se alimentará a los marranos.

Mirad, pueblo elegido, mirad
la patética imagen de vuestro rey
alejándose cojeando y evitando
la terrible lluvia de piedras
que él ha creado,
con su grasiento bocio
y poderoso rabo con que espanta,
perezoso, a las moscas de la hez.

PADRE CELESTIAL, ya no te necesitamos.

PADRE CELESTIAL, ya no te adoramos.

PADRE CELESTIAL, ya no te creemos.

MISERABLE CELESTIAL, nunca te necesitamos.

MISERABLE CELESTIAL, nunca te adoramos.

MISERABLE CELESTIAL, nunca te creímos.

Eduardo Gutiérrez Gutiérrez

No hay comentarios:

Publicar un comentario